¿Cómo debe ser la novia o novio que debo encontrar?

Un camino hacia el amor verdadero

Cuando pensamos en la persona con la que compartir el resto de nuestra vida, es natural tener ciertas expectativas. La sociedad nos da una idea de lo que debemos buscar: una persona perfecta, con el físico ideal, el trabajo de nuestros sueños, y un sinfín de cualidades. Sin embargo, ¿es esto realmente lo más importante? Desde una perspectiva cristiana, el amor verdadero va más allá de lo superficial. En la búsqueda del novio o novia adecuado, debemos mirar más allá de lo que los ojos pueden ver y dirigir nuestra mirada hacia el corazón.

1. Debe ser alguien que ame a Dios profundamente

Lo primero y más importante es que esa persona debe compartir nuestra fe. En el matrimonio, el amor hacia Dios debe ser la base sobre la cual se construye la relación. San Juan Pablo II decía que “El matrimonio cristiano es un sacramento que configura la vida de la pareja con el amor de Cristo”. Y es que, si ambos están firmemente anclados en la fe, no solo se apoyarán en las alegrías y dificultades de la vida, sino que también crecerán juntos en su camino espiritual.

2. Un corazón generoso y dispuesto a dar

La generosidad es una de las virtudes que más debe destacar en una pareja. El amor cristiano no se trata de recibir, sino de dar. Recuerdo una vez que una amiga me contó cómo su novio le preparó un picnic sorpresa para celebrar su aniversario, a pesar de que ambos tenían un día agotador. No era un regalo caro ni lujoso, pero estaba lleno de detalles que reflejaban el amor y la dedicación de él. No se trata de gestos grandiosos, sino de pequeñas acciones diarias que demuestran el interés genuino por el bienestar del otro.

3. Humildad y capacidad para crecer juntos

El novio o novia ideal no es alguien perfecto (nadie lo es). En su lugar, busca a alguien que sea humilde, capaz de reconocer sus errores y aprender de ellos. Como nos enseña el Papa Francisco, «El verdadero amor implica crecimiento personal». Los dos deben ser capaces de afrontar los desafíos de la vida y crecer juntos, superando obstáculos con paciencia y amor. Como dice un dicho popular, “quien no se arriesga a crecer, no crece en el amor”.

4. Sentido del humor y alegría en la vida diaria

El buen humor y la capacidad para disfrutar de las pequeñas cosas son esenciales en cualquier relación. Tener un compañero de vida con quien reírse, compartir anécdotas graciosas, y no tomarse todo tan en serio, hace la vida más liviana y alegre. Un amigo mío cuenta cómo, durante una cita, su ahora esposa empezó a contarle anécdotas de su niñez con tal entusiasmo que terminó por hacerle reír hasta las lágrimas. Esa habilidad de ver lo positivo en las situaciones difíciles, de reír juntos, es vital para el matrimonio.

5. Un corazón que te respete y te valore como eres

El respeto mutuo es esencial para una relación sana. Buscar a alguien que te valore por lo que eres, con tus virtudes y defectos, y que te impulse a ser mejor persona, es el tipo de pareja que todos deberíamos desear. En una relación cristiana, el respeto se basa en el amor incondicional y el deseo de que el otro crezca y se realice en todos los aspectos de su vida. «El amor no es egoísta», nos recuerda San Pablo en su primera carta a los Corintios, “no busca lo suyo”.


6. Un compañero de vida que entienda el verdadero compromiso

El noviazgo es una etapa para conocerse profundamente y evaluar si se está dispuesto a vivir un compromiso para toda la vida. Un amor que no sea solo una pasión pasajera, sino que esté dispuesto a caminar juntos, lado a lado, incluso en los momentos difíciles. San José, el esposo de María, es un gran modelo de compromiso. Aunque su vida no fue fácil, su amor y dedicación hacia María y Jesús nos muestran el verdadero significado del compromiso.

7. Alguien con quien compartir los sueños y proyectos

Es importante encontrar a alguien con quien puedas soñar y compartir tus proyectos. En el noviazgo, uno debe poder imaginar el futuro junto a esa persona, saber que sus metas y deseos pueden ser compatibles. Como me dijo una vez un sacerdote, “el matrimonio es un proyecto a dos”. Ese proyecto no solo debe centrarse en lo material, sino también en la construcción de un hogar basado en valores cristianos, donde el amor, la oración y el respeto mutuo guíen cada paso.

8. La paciencia y la confianza como pilares

Por último, pero no menos importante, es fundamental que la relación se construya sobre la confianza y la paciencia. En los momentos de incertidumbre, uno debe poder confiar plenamente en el otro. No se trata de una relación sin dificultades, pero sí de una relación que, a través de la paciencia, se construya cada día más fuerte.

En conclusión, el novio o novia ideal no es alguien perfecto, sino alguien que ame a Dios, sea generoso, humilde, respetuoso, y que te haga reír. Lo más importante es que busques a una persona con la que puedas crecer, aprender, y construir un amor sólido sobre la base de valores cristianos. Como dice San Juan Pablo II: «El amor no es una emoción, es una decisión». Así que, decide amar, decide buscar a esa persona que te haga ser mejor, y juntos, que podáis caminar hacia el amor verdadero.

Que tu búsqueda del amor sea inspiradora, llena de fe y alegría, siempre confiando en que Dios tiene un plan perfecto para tu vida.