Colombia: Obispo de Quibdó confirma presión del Ejército

Contra los integrantes de las misiones humanitarias en Chocó y Antioquía

Monseñor Juan Carlos Barreto, obispo de Quibdó © Conferencia Episcopal de Colombia

Monseñor Juan Carlos Barreto, obispo de Quibdó, y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social en Colombia, confirma la presión de algunos miembros del ejército contra los integrantes de las misiones humanitarias desarrolladas en los departamentos de Chocó y Antioquia.

Se trata de una situación que se presentó tras las denuncias sobre las relaciones entre el denominado Clan del Golfo y la fuerza pública con jurisdicción en esta zona del país. Así lo ratificó el obispo en declaraciones al blog “Hacia el umbral”  del periodista Miguel Estupiñán y difundidas por ADN CELAM, sistema informativo del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).

Paramilitares libres

El prelado explicó que el 25 de noviembre de 2021, el comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta TITAN, el brigadier General Oscar Murillo interpuso una solicitud de aclaración o rectificación a los integrantes de las misiones porque considera que su testimonio atenta contra el buen nombre del ejército, al asegurar que existen relaciones entre los miembros de la fuerza pública y grupos paramilitares.

Como portavoz de las comunidades, Mons. Barreto indicó que la relación entre la fuerza pública y los grupos al margen de la ley se percibe en algunos lugares en donde existe una libre circulación por parte de los paramilitares sin un control efectivo del ejército, aún contando con las facilidades para hacerlo, lo que permite concluir que ambos han avanzado en el intento de controlar la zona, mientras que las comunidades no han sido consultadas en todo el proceso de ocupación y vigilancia de sus territorios.

Hallazgos de una misión

El 10 de diciembre de 2021 la representación de la ONU en Colombia habló de la situación de los líderes sociales y eclesiales de la zona a los que están exigiendo que se retracten de sus denuncias en lugar de mirar quienes son los verdaderos responsables de la grave situación del territorio.

Dando continuidad a la situación el pasado 21 de enero, el obispo de Quibdó se unió a otros líderes sociales y religiosos para dirigir una carta al presidente Iván Duque. En ella solicitan una reunión que permita aclarar posiciones, ratificar denuncias y escuchar las respuestas por parte del ejecutivo respecto a la crisis humanitaria que se vive en los departamentos de Chocó y Antioquia.

Además, el objetivo de la comunicación es recoger la posición de las organizaciones sociales y eclesiales sobre los hallazgos hechos en las misiones humanitarias que hasta el momento el gobierno desconoce y minimiza, enfocándose en una férrea defensa de su gestión y asegurando que la fuerza pública mantiene el control del territorio.

Firmes en la actividad pastoral

Al ser cuestionado sobre las presiones del ejército el purpurado indicó que se han recibido cartas en las que se solicita ampliar información pidiendo detalles sobre los modos, lugares y personas específicas. Sin embargo, el prelado como parte de la Iglesia no puede entregar estos datos por cuanto se pondría en peligro el bienestar de las personas y además por tratarse de una tarea que corresponde a otros organismos.


Como una de las medidas para contrarrestar el impacto de las amenazas, el prelado asegura que la prioridad es continuar con el trabajo encaminado a proteger colectivamente los territorios donde las comunidades y sus lideres han sido amenazados.

En ese caso se trata de impulsar una acción colectiva por el derecho a la paz y la seguridad en los territorios, porque de acuerdo con información proporcionada por la Defensoría del Pueblo el 67% de la población está en riesgo. Esto resulta preocupante porque, como afirma el consagrado, no existe ni un mínimo de empatía social por parte del gobierno ante los dolores de los habitantes del pacífico colombiano.

Iglesia atenta al clamor de la gente

Esta situación ya fue informada al nuncio apostólico de Su Santidad en Colombia, así como el conjunto de las acciones emprendidas por la Iglesia y se espera que estos diálogos se amplíen como parte de la Asamblea plenaria del episcopado pensando en el bienestar de la población civil.

A pesar de las amenazas y dificultades, monseñor Barreto confirmó que los obispos del pacifico colombiano seguirán haciendo visitas pastorales a los territorios y a las comunidades porque esta es la forma más adecuada para conocer la realidad de la gente, actividades que ya se están organizando y sitúan a Bahía Solano como el próximo destino.

Frente a esta acción de carácter pastoral, el prelado insistió en la necesidad de resaltar que estas acciones hacen parte de la misión de la Iglesia en el pacífico colombiano y no se tratan de una actividad aislada liderada por un obispo, en realidad son todos los obispos del pacífico los que se encuentran en total disponibilidad de escuchar el clamor de los habitantes de esta región de Colombia.