En Colombia, la Iglesia de Arauca ha lamentado la crisis humanitaria consecuencia de las confrontaciones armadas que se están viviendo en esta zona del este del país. Así ha informado en un comunicado el sistema informativo de la Conferencia Episcopal de Colombia.
De acuerdo a la misma fuente, monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal, lamentó que a tan solo unos días de haber iniciado el 2022, “los grupos armados ilegales sigan atentando contra la vida de las personas”. El prelado expresó su voz de “cercanía con la Iglesia y los habitantes de esta región del país. Así también, extendió su oración por las víctimas que dejan los enfrentamientos y pidió por la paz en estos territorios”.
En el comunicado los obispos expresan con profunda preocupación las “confrontaciones armadas entre los grupos insurgentes en la región, repitiendo de cierta manera la historia ya vivida entre los años 2004 a 2011 en Arauca y, que lastimosamente, dejó un gran número de víctimas, sobre todo de la población civil, profundizando la grave crisis humanitaria y social que ha padecido por décadas la región”.
El episcopado además recuerda en estos momentos las palabras del papa san Juan Pablo II: “Es una ilusión creer que la guerra y la violencia lleven a soluciones verdaderas: por el contrario, siembran nuevos odios y mayor desconfianza. Sólo la moderación y la sabiduría abren camino a las negociaciones” (Ángelus, 13 de junio de 1982).
De este modo, la nota expresa “nuestra cercanía y solidaridad con la población más afectada por los acontecimientos” como Iglesia y hace un llamamiento urgente a “serenar los espíritus, pensar con la ‘cabeza fría’, mirar el bien común y no dejarse llevar por el torbellino de violencia que nunca se sabe qué más consecuencias puede generar. Nunca olvidando que el diálogo es el mejor camino para superar las diferencias de cualquier índole, poniendo como base fundamental la verdad y claridad de los hechos”, subrayan.
Asimismo, también urgen a que “se tenga siempre como bien sagrado la vida de todos y la dignidad de toda persona”y exigen “respetuosamente, pero con toda firmeza, que se deje a la población civil por fuera de las confrontaciones y hostilidades, aplicándose en todo el Drecho Internacional Humanitario”. De la misma manera, piden “que se preste la debida asistencia a los heridos, que se respete la vida e integridad de los retenidos y se de trato digno a los cuerpos de los fallecidos”.
Por último, solicitan a las autoridades civiles, “que verifiquen los hechos y se empeñen por proteger la vida e integridad de la población civil de los lugares en donde se estarían presentando las confrontaciones; así, como también establecer planes de contingencia y ayuda humanitaria, en caso de que sean necesarios”, concluye el comunicado.
Contexto de la noticia
El episcopado colombiano informa del “Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) siguen disputándose el territorio fronterizo con Venezuela, a pesar de la presencia de la población civil en Tame, Fortul y Saravena. De acuerdo con Etelivar Torres, alcalde de Arauquita, la información que se maneja en el departamento es de alrededor de 17 muertos. Igualmente, según informó el personero de Tame, Juan Carlos Villate, se requiere con urgencia la creación de corredores humanitarios seguros para que la población civil salga de los territorios. Se necesita, además, albergue para más de 2.000 personas que buscan escapar de los enfrentamientos”.