“El hambre sí tiene cura”, han sido las palabras del padre Daniel Saldarriaga Molina, fundador del Banco de Alimentos de Bogotá en 2001 que de la mano de monseñor Pedro Rubiano, entonces arzobispo de la capital colombiana, tenía un objetivo: buscar el antídoto al hambre. Así informó el 31 de diciembre de 2021 una nota de ADN CELAM, sistema informativo del Consejo Episcopal Latinoamericano.
20 años después, en una Navidad con una pandemia a cuestas y un proceso de vacunación en ciernes, la obra puesta en marcha por el presbítero ha rendido frutos, van más de 24 bancos de alimentos, y un alcance de 228 millones de kilos de alimentos entregados.
Navidad, una campaña y tradición
Saldarriaga ha contado a Misión CELAM que este tiempo de Navidad “lo hemos vivido con especial intensidad a partir de la Jornada Mundial de los Pobres, en la que con el señor arzobispo, Luis José Rueda, llegamos a sectores muy vulnerables de la ciudad y activamos la campaña Navidar con la que pretendemos llegar a 50.000 familias que son adicional al ritmo del trabajo de cada mes”.
Con esta campaña buscan paliar los efectos que ha dejado el el COVID-19, porque “estamos combatiendo la pandemia del hambre. Se calcula que el 30 por ciento de los colombianos puede acceder a solo dos comidas al día”. Una cifra preocupante, para la cual tienen 936 organizaciones adscritas a los bancos para “calmar el hambre de los más pobres en el país”.
Asimismo, el sacerdote ha indicado que en los corridos de 2021 “hemos llegado a 120.000 familias y en esta fecha queremos alcanzar a 50.000. Esto se logra gracias a la generosidad de la gente”; por tanto “somos los encargados de velar por aquellos que nadie ve y a los que muchos quisieran socorrer, porque nosotros en el Banco de Alimentos de Bogotá trabajamos para que la alimentación sea un derecho y no un privilegio”.