Los obispos del pacífico y suroccidente de Colombia, tras una reunión de urgencia para analizar la grave situación de estas regiones del país azotadas por la violencia, expresaron su respaldo y cercanía al obispo de Buenaventura, monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya, y a los miembros de esta comunidad, el pasado 4 de marzo de 2020.
Los prelados de las jurisdicciones eclesiásticas de Apartadó, Quibdó, Itsmina – Tadó, Buenaventura, Tumaco, Guapi, Popayán, Tierradentro, Pasto, Ipiales, Cartago, Buga, Palmira y Cali, señalaron que se trató de una reunión donde se hizo una lectura a las diferentes problemáticas que se vienen presentando con mayor celeridad en estas regiones de Colombia y que siguen causando tanto dolor en la población.
Solidaridad y cercanía
“Venimos a expresar la solidaridad, cercanía, afecto y apoyo a nuestro hermano obispo de esta diócesis, monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya, por las amenazas que desde hace un tiempo ha venido recibiendo contra su integridad y vida, él y otros servidores de la comunidad. Es la solidaridad que extendemos a las diferentes comunidades del territorio que acompaña con dolor”, expresaron en la nota.
“Tuvimos la oportunidad de hacer una aproximación a las realidades de incertidumbre, pobreza, dolor, muerte y desesperanza, generadas por la confluencia de situaciones de distinto orden que, lastimosamente, percibimos y denunciamos como cada vez más crecientes, tales como el narcotráfico, el incremento de grupos armados, la corrupción, la extorsión, la pérdida de fe y valores, la ineficiencia de amplios sectores públicos y privados y el maltrato a la casa común”, añadieron.
Búsqueda de soluciones integrales
Ante esta difícil realidad, los pastores colombianos afirman que no se resignan a aceptar estas situaciones y reafirmaron su compromiso como pastores para seguir acompañando a estos pueblos que durante años vienen sufriendo el flagelo de la violencia. Del mismo modo, exhortan a los gobernantes y a las comunidades a que se unan a trabajar en la búsqueda de “soluciones integrales a corto y mediano plazo que hagan posible la transformación real de esta triste y angustiante realidad”.
Asimismo, remitieron a las palabras del Papa Francisco: “No hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo” y agregaron a este llamado del Pontífice: “Hoy nosotros pedimos: ¡abramos los oídos y los corazones, pues el grito del hermano que sufre sube al cielo!”.
Por último, pidieron la intercesión de san José, para que se muestre misericordioso con quienes habitan estas tierras del pacífico y suroccidente colombiano: “concédenos gracia, misericordia y valentía, y defiéndenos de todo mal”.
Nota del episcopado
Ese mismo día, por su parte, los obispos de la Conferencia Episcopal de Colombia publicaron otro comunicado en el que expresaron que las poblaciones de la región Pacífico “están viviendo una crisis humanitaria profunda por las amenazas, desplazamiento forzado, confinamiento, asesinatos y todo tipo de atrocidades”, e invitando a toda la sociedad colombiana “a expresar el rechazo total a esta escalada de abusos contra la vida y los derechos de los pobladores”.
“Los alarmantes niveles de pobreza extrema de la región Pacífico, la falta de alternativas para vivir con dignidad, la inequidad, la ausencia en muchas partes de este territorio de servicios del Estado claman por soluciones duraderas”, se lee en el texto.