En Centroamérica los Obispos celebran su Asamblea general con la mirada puesta en la sinodalidad. Los obispos del Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC) han celebrado este encuentro de manera virtual del pasado 30 de noviembre al 3 de diciembre de 2021. El episcopado ha dedicado un mensaje en el que se han comprometido “a vivir la renovación de una Iglesia sinodal”, así ha informado ADN CELAM, órgano informativo del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).
En este encuentro, han incluido en seis grandes bloques las principales preocupaciones y desafíos de la Iglesia en esta región, especialmente para poner la mirada en la sinodalidad a partir de la rica experiencia de la Asamblea Eclesial en América Latina y el Caribe.
“Al mismo tiempo reiteramos nuestro compromiso de escuchar, acompañar, orientar y defender a nuestros pueblos en sus luchas, aspiraciones y esperanzas”, especialmente en estos momentos en que la pandemia del Covid-19 ha profundizado “las brechas entre los pocos que tienen mucho y una gran mayoría que casi no tiene nada”, han señalado.
Principales desafíos
Los prelados han señalado que “entre esos desafíos, hemos de asumir de manera prioritaria los siguientes: reconocer y promover el protagonismo laical, especialmente de la juventud y la mujer”. Asimismo, se han propuesto “ser solidarios con las víctimas de la injusticia social y eclesial; asumir la defensa de la dignidad de la vida y de la persona humana; erradicar el clericalismo”.
Además, a ello han resaltado, “escuchar el clamor de los pobres, excluidos y descartados, así como de los pueblos originarios y afrodescendientes, promover la inculturación e interculturalidad y el pensamiento social de la Iglesia”.
En el comunicado de la Asamblea Anual del Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC) resaltaron además que entre esos desafíos,“hemos de asumir de manera prioritaria los siguientes: Hemos de reconocer y promover el protagonismo laical, especialmente de la juventud y la mujer; ser solidarios con las víctimas de la injusticia social y eclesial; asumir la defensa de la dignidad de la vida y de la persona humana; erradicar el clericalismo; escuchar el clamor de los pobres, excluidos y descartados, así como de los pueblos originarios y afrodescendientes, promover la inculturación e interculturalidad y el pensamiento social de la Iglesia; entre otros”.