Con motivo de la presentación del libro “Francisco, pastor y teólogo”, el miércoles 22 de septiembre por la noche, el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, España, se detuvo a responder algunas preguntas de un pequeño grupo de periodistas. En una de las respuestas aseguró que «el barco de la Iglesia llegará a puerto».
Empezando por la cuestión de su encuentro con el Papa Francisco por la mañana al final de la Audiencia general: ¿Qué le dijo el Papa? Él respondió lo siguiente: “Es tan humano que cuando me vio lo primero que dijo fue ‘saluda a tu madre’. Lo que siempre es algo emocional. Mi madre tiene 96 años y el Papa tuvo la delicadeza el día de su cumpleaños de sorprenderla llamándola por la mañana para desearle un feliz cumpleaños, ¡se puede entender lo emocionada que estaba! Y entonces le dimos el libro y nada más, porque había otros obispos y mucha gente detrás. Lo único que nos dijimos fue que nos veríamos en unos días. No diré más, no porque sea un secreto papal, sino porque no podríamos decir más”.
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Exaudi: El Santo Padre ha vuelto a hablar de la presencia “diluida” de Dios en Europa, un tema que también tocó durante su reciente viaje a Eslovaquia. El Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas está en marcha. ¿Cómo se aborda esta cuestión?
Cardenal Omella: El Papa insistió mucho en las raíces que tenemos como sociedad de las que surge la savia que da fruto al árbol. Si un árbol no tiene raíces fuertes, no produce ningún fruto. Y la segunda cosa que recogí en su mensaje, que me pareció muy hermosa, después de la experiencia de Budapest y Eslovaquia, fue la esperanza.
Creo que vivimos en una Europa algo, digamos, cansada. Una sociedad muy vieja, donde no hay juventud, donde no hay nacimientos, donde casi no hay niños, y que está perdiendo un poco la esperanza. ¿Qué será de todos nosotros? La pandemia, la falta de trabajo, el problema de la inmigración: Nos hacemos muchas preguntas y hemos perdido un poco la esperanza.
El Papa habló mucho de la esperanza porque el Señor camina con nosotros. En estos días, repito a menudo que la Iglesia, lo tomo de Benedicto XVI cuando renunció, está sacudida, son tiempos turbulentos, pero esta barca llegará a puerto, nos lo ha prometido. Y añado, un poco en broma, al estilo del Papa Francisco, que llegaremos con un poco de mareo.
Exaudi: ¿Un mar agitado dentro o fuera de la Iglesia?
Omella: Tanto porque las alegrías y los sufrimientos del mundo son también nuestros, somos parte del mundo y de la sociedad. Nos duele todo: Nos duele la muerte de los enfermos de coronavirus, nos duele la gente sin trabajo, nos duele ahora la situación de La Palma (España) por la erupción del volcán, nos duelen los inmigrantes muertos en el Mediterráneo, nos duelen los refugiados políticos y los de Afganistán. Y lo que ocurre en la Iglesia nos duele.
Una persona sencilla me dijo: “Mira, esto parece el fin del mundo”. No, no es así, el mundo está empezando. Dios no creó el mundo para cuatro días, lo creó para mucho tiempo. Pero debemos construir un mundo de libertad, de fraternidad, con esa cultura del encuentro de la que tanto habla el Papa. Tenemos un reto por delante y debemos afrontarlo con esperanza, porque el Señor camina con nosotros. Estaré contigo todos los días, en todas las dificultades, hasta el fin del mundo. Creo que esto es la esperanza y el Papa nos lo ha recordado.
Exaudi: Sobre el tema del sufrimiento en la Iglesia, ¿cómo es la situación del obispo Novell?
Omella: He dicho y repito que debemos aprender a ser respetuosos con las personas. Siempre nos gusta ponernos en la vida de los demás en estas circunstancias. Dejamos que la gente siga su propio camino. Cuando los padres tienen un hijo con dificultades, por ejemplo sin trabajo, o con problemas de drogas, otro tema que causa tanto sufrimiento, lo mejor es escuchar, acompañar, callar y ayudar. Y en su lugar, inmediatamente empezamos a hacernos preguntas: Qué va a pasar, qué ha hecho alguien, y a hacer novelas….
Creo que hay que saber esperar, porque el dolor de una Iglesia, de una familia, de unos padres, de una misma persona que está pasando por una situación de búsqueda y reubicación, exige un gran respeto y nos exige como cristianos rezar, rezar mucho: Por esta Iglesia, por la Iglesia en España, por este obispo, por todos los obispos, por los sacerdotes, por todo el pueblo. Creo que este es nuestro papel. Para no seguir con este cotilleo morboso que a veces nos domina.
Exaudi: ¿Hablará con el Papa al respecto?
Omella: No lo sé, dependerá de lo que quiera hablar el Papa. Hablaré como un hermano a otro hermano, de corazón a corazón.
Exaudi: ¿Y el silencio del obispo depende del Vaticano o no?
Omella: No lo sé, no le he preguntado. Dijo que no hablaría, es una decisión personal. ¿Quieres saberlo sólo para cotillear? No, realmente no lo sé.
Exaudi: ¿Hablará con el Papa sobre el diálogo entre el presidente catalán Aragonès y el del gobierno español, Sánchez?
Omella: Le diré lo que llevo en mi corazón como preocupación y lo que preocupa a la Iglesia en España, y lo que vivimos cada día saldrá a la luz. También saldrán otras cosas, como el tema de la pobreza. Creo que saldrá, dependerá mucho del tiempo que tenga el Papa.
Exaudi: Se habla mucho del posible viaje del Papa a Santiago.
Omella: Se lo preguntaré, porque ya se lo he dicho al Papa muchas veces. Siempre sonríe y responde: “Sabes que España me encanta, que la conozco bien, que me gustaría ir allí”. ¿Lo hará? No lo sé.
Exaudi: ¿Y Manresa?
Omella: Le digo: Si va a Santiago, cuánto me gustaría que fuera a Manresa, ya que es el Año Ignaciano. Pero también me asusta un poco insistir tanto en algo que también querrían otros lugares, como Granada, Madrid, Ávila… Es una decisión del Papa, no mía. Si fuera mío, lo tendría muy claro.