El cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo de los Obispos sobre Sinodalidad, indicó que la Iglesia es misionera si es sinodal, y sinodal si es misionera. El maltés, se hizo presente en la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, siendo esta una excelente ocasión para potenciar el interés de ambas partes, dado que el tema central del encuentro que tiene lugar en la ciudad de México es la sinodalidad.
Reconociendo el valor histórico de América Latina en el camino sinodal, el cardenal Grech expresó sentirse “verdaderamente honrado” de poder dirigirse al auditorio, “teniendo en cuenta la historia de esta Asamblea: Medellín, Puebla, Santo Domingo, Aparecida son las etapas de un camino post-conciliar, en el que las Iglesias de América Latina y el Caribe han vivido una extraordinaria experiencia de comunión eclesial, que podría ser un ejemplo para muchas Conferencias Episcopales”.
Ubicando este encuentro en su realidad contextual, Grech expresó que “de manera más directa e inmediata, esta Asamblea Eclesial está vinculada a la Conferencia del CELAM de Aparecida, que es también uno de los fundamentos del enfoque de conversión pastoral promovido por la Evangelii Gaudium. Este evento representa una expresión de la visión pastoral del Papa Francisco. Esta Asamblea representa también un puente entre el Sínodo de la Amazonia – Querida Amazonia como una experiencia verdaderamente transformadora para su región y el Sínodo sobre la Sinodalidad. Están explícitamente conectados a través del enfoque periferia-centro y de la Eclesiología del Pueblo de Dios. Esta doble referencia me permite explicitar la estrecha relación entre sinodalidad y misión”.
Haciendo una conexión entre el Documento Final de Aparecida y la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, Grech reflexionó: “Si tuviera que utilizar una fórmula eclesiológica para describir adecuadamente el contenido de la exhortación apostólica, diría con el Concilio Vaticano II que ‘La Iglesia peregrinante es misionera por su naturaleza,’ (AG 2)”. Y expresó su relación con la sinodalidad, diciendo que “La conversión pastoral que propone la Evangelii Gaudium tiene una dimensión misionera. Pero los principios que plantea para poner en práctica la Iglesia en salida pueden inflexionarse en un sentido sinodal. Intentemos inflexionar en clave sinodal el EG 24: ‘La Iglesia en salida es la comunidad de discípulos misioneros que primerean, que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan’. El sujeto de los cinco verbos es la «comunidad evangelizadora». Podemos aplicarlo a una «comunidad sinodal».
Marcando la importancia central de la sinodalidad en una Iglesia misionera, el cardenal manifestó que “la Iglesia crece en sinodalidad, asume una forma cada vez más sinodal cuanto más vive y practica un estilo sinodal. Es tan fácil entender la Evangelii Guadium a la luz de la sinodalidad, que podemos argumentar que no solo la Iglesia es sinodal y misionera al mismo tiempo, sino que sólo es misionera si es sinodal, y sinodal si es misionera”.
América Latina: aporte a la Iglesia universal
Grech expresó que estas dos dimensiones que vive la Iglesia en América Latina pueden ser un aporte para la Iglesia universal, y que “Otro aporte que puede provenir de las Iglesias de América Latina y el Caribe se refiere a la forma en que se realizan los pasos de las primeras fases del proceso sinodal. La fase inicial de consulta amplia en las Iglesias particulares es una novedad para todos; luego también las conferencias episcopales nacionales están llamadas a adoptar un enfoque diferente haciendo un discernimiento eclesial a partir de la escucha del pueblo de Dios. Luego seguirá un nivel continental de escucha y discernimiento. Dado que ustedes ya han adquirido una experiencia considerable a través de sus conferencias generales, pueden ser de ayuda para las demás conferencias episcopales continentales. Ya de esta Asamblea General es legítimo esperar una contribución que abra perspectivas sobre el modo de hacer operativas las instancias intermedias de la sinodalidad.
América Latina vive su fe como Pueblo de Dios
Sobre la vivencia de la Iglesia como Pueblo de Dios, mencionó Grech que “En la lógica de la catolicidad como intercambio de dones entre las Iglesias, indicada por el Concilio Vaticano II (cf. LG 13), la Iglesia de este continente tiene también otro don que ofrecer a toda la Iglesia, un don que han atesorado mejor que las otras Iglesias: el de entender la Iglesia como Pueblo de Dios. No es casualidad que esta perspectiva, entregada a la Iglesia por el Concilio Vaticano II en el capítulo II de la Lumen Gentium, haya resurgido con fuerza con la elección del Papa Francisco”.
Llamado a la unidad en medio de dificultades
Al respecto de marcadas diferencias de perspectiva, afirmó el cardenal que “otro aspecto ha caracterizado la vida eclesial de este continente, desde hace al menos treinta años: el contraste radical entre dos visiones de la Iglesia, que ha dado lugar a una profunda división del cuerpo eclesial. Un famoso libro sobre la Iglesia en América Latina habla de una ‘túnica desgarrada. El Sínodo nos pide caminar juntos. No será posible una conversión misionera si no se lleva a cabo una conversión sinodal, que implica una escucha humilde y respetuosa del otro y de sus razones; que tenga la valentía de pedir y dar el perdón; que quiera la unidad no al precio de la verdad, sino que nunca identifique la verdad con ‘mi’ verdad. Tal vez este sea el mayor esfuerzo, pero también constituirá el testimonio más fuerte, que dará contenido al don de la experiencia sinodal que pueden ofrecer a toda la Iglesia”.