Con motivo del Día de la Amazonía, que Brasil celebró el domingo 5 de septiembre de 2021, el cardenal Cláudio Hummes, presidente de la Comisión Episcopal Especial para la Amazonía de la Conferencia Nacional de Obispos Brasileña (CNBB), escribió un texto afirmando sobre dicha región que “el desastre medioambiental que ha alcanzado dimensiones absurdas no puede interpretarse en este momento más que como muerte, como pasión”.
Hummes añade en su escrito, apunta el CELAM en una nota, que “sólo cuando se afrontan los problemas de forma objetiva es posible curarlos o afrontarlos de mejor manera”. Así, cita a Elie Wiesel, judío superviviente de los campos de concentración nazis y Premio Nobel de la Paz en 1986, para decir que “la indiferencia es la raíz de todos los males. Según él, es la indiferencia, y no el odio, lo que se opone al amor. Es la indiferencia, y no la muerte, lo que se opone a la vida. Es la indiferencia, y no la herejía, lo que se opone a la fe”.
Y por ello concluye que “hay que celebrar el Día de la Amazonía, aunque esté, quizá más que nunca, en su hora de cruz”, insistiendo en que “no ser indiferente requiere de cada persona un cierto compromiso”.
Más incendios y menos vigilancia
El presidente de la Comisión Episcopal denuncia que “la Amazonía arde en llamas debido a los incendios, muchos de ellos provocados intencionadamente, y a la falta de políticas públicas para combatir, controlar y mitigar los incendios”. Cita datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), que muestran que “sólo en el mes de agosto se registraron 2.228 incendios. Más del doble que en 2020”.
Según el presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), “la Amazonía se está derrumbando ante el avance del agronegocio, la minería, legal e ilegal, y está disminuyendo rápidamente en hectáreas de bosque en pie”. Denuncia el avance de los proyectos denominados “de desarrollo”, “especialmente con el debilitamiento de la vigilancia que se ha producido en los últimos años y el desmantelamiento de los órganos y políticas de salvaguarda socioambiental”.
Cataclismo anunciado
El artículo del CELAM ilustra cómo el cardenal predice un cataclismo anunciado, basándose en el reciente informe que prevé un aumento de la temperatura global. También denuncia el agronegocio, que ha lucrado con el cultivo de alimentos, envenenando “la comida y por tanto la tierra, las aguas y el aire”, un modo de producción que “además de no respetar la naturaleza, acaba produciendo hambre y miseria”, denunciando el avance del monocultivo en Brasil, en vista de la exportación, a costa de “nuestra agua, nuestros bosques y toda la biodiversidad que muere con la llegada del agronegocio”.
“La crucifixión de la Amazonía desata el sufrimiento de muchos hijos e hijas de Dios“, enfatiza el cardenal. E insiste en que “los pueblos indígenas corren el riesgo de perder el derecho de posesión de sus territorios, ya tan invadidos. Los ribereños se quedan con los ríos secos y las aguas contaminadas por pesticidas y residuos mineros”. Una realidad señalada por el Papa Francisco en Laudato Si’: “El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos”.
Llamada a la esperanza
En el Día de la Amazonía, el presidente de la Comisión para la Amazonía pide que seamos realistas y tengamos esperanza. Esto se ve apoyado por el hecho de que “en medio de la noche más oscura se impuso la luz de la resurrección”, y que “fue atravesando el desierto que nuestros padres, con fe, llegaron a la tierra prometida”. Por ello, afirma que “debemos tener esperanza, y también debemos comprometernos en la construcción de modelos de producción, consumo y economía sostenibles”.
El purpurado brasileño invitó a celebrar el Día de la Amazonía “atentos a la destrucción actual”, insistiendo en que “esta mirada objetiva debe comprometernos en la lucha por la preservación y el cuidado de la Amazonía y de nuestra Casa Común”. También hace un llamamiento a realizar “pequeños gestos simbólicos, como plantar un árbol, revitalizar el huerto en casa o buscar información sobre cómo y dónde se producen los alimentos que compartimos en las mesas de nuestros hogares”. Señales que nos llevan a “afirmar con certeza que la querida Amazonía, viviendo ahora la pasión, verá pronto esta muerte transformada en resurrección”.
Honoris Causa al cardenal
Tal y como relató el CELAM el 17 de junio, la Universidad Nacional de Rosario, Argentina, concedió el Doctorado Honoris Causa al cardenal brasileño. El motivo de tal distinción está en sus “aportes de mérito a la sociedad y a la defensa de los derechos humanos”, según Darío Maiorana, padrino del doctorando.
En sus palabras, el ex rector de la universidad, destacó algunos elementos presentes en la vida del purpurado, como es la defensa de la casa común, “una consigna para todos los hombres y mujeres de buena voluntad”. Junto a esto, reconoció su destacado papel en la defensa de los obreros en la dictadura brasileña. Así como su implicación en las cuestiones climáticas, lo que le ha convertido en uno de los grandes defensores de la Amazonía y de sus pueblos.
Cláudio Hummes
El Vaticano explica que el cardenal Hummes, prefecto emérito de la Congregación para el Clero y arzobispo emérito de São Paulo, Brasil, nació el 8 de agosto de 1934 en Montenegro, Brasil. Se ordenó en los franciscanos el 3 de agosto de 1958 y es doctor en filosofía por el Antonianum de Roma. Tiene una especialización en Ecumenismo por el Instituto Ecuménico de Bossey, en Ginebra, Suiza.
Enseñó filosofía en el seminario franciscano de Garibaldi, en el seminario mayor de Viamão y en la Pontificia Universidad Católica de Porto Alegre. Fue asesor para asuntos ecuménicos de la Conferencia Episcopal Nacional de Brasil, provincial de Rio Grande do Sul (1972-1975) y presidente de la Unión de Conferencias Latinoamericanas de Franciscanos.