Cardenal Bo llama a semana de oración por China

Del 23 al 30 de mayo

Cardenal Bo oración China
El Papa con obispos de China © Vatican Media

El cardenal Charles Maung Bo, presidente de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia (FABC), hizo el pasado 14 de marzo de 2021, cuarto domingo de Cuaresma, una declaración escrita en la que llamaba a los fieles a participar en una semana de oración por la Iglesia y el pueblo de China, del 23 al 30 de mayo de 2021.

A continuación, sigue el texto íntegro del discurso del cardenal Bo:

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Hace catorce años, en 2007, el Papa Benedicto XVI publicó su carta a la Iglesia en la República Popular China, y designó el 24 de mayo, fiesta de Nuestra Señora Auxilio de los Cristianos, como Jornada Mundial de Oración anual por la Iglesia en China.

En nombre de la Iglesia de toda Asia, como presidente de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia, quisiera hacer un llamamiento a los fieles para que lo amplíen a una Semana de Oración por la Iglesia en China y los pueblos de China, desde el domingo 23 de mayo hasta el domingo 30 de mayo.


Desde el comienzo de la pandemia de la COVID-19, los pueblos de China se enfrentan a retos cada vez mayores, que nos afectan a todos. Es justo que recemos no sólo por la Iglesia, sino por todas las personas de la República Popular China. Debemos pedir a la Virgen de Sheshan que proteja a toda la humanidad y, por tanto, la dignidad de todas y cada una de las personas en China, en palabras de la oración del Papa Benedicto XVI, “creer, esperar, amar”. De hecho, se nos recuerda que “toda la doctrina social de la Iglesia, de hecho, se desarrolla a partir del principio que afirma la dignidad inviolable de la persona humana”.

Muchas partes del mundo se encuentran actualmente en dificultades, incluido mi propio país, Myanmar, en este momento, pero en un espíritu de solidaridad es correcto centrarse no sólo en nuestros propios desafíos, sino rezar también por los demás, con la clara conciencia de que su bienestar está estrechamente vinculado al nuestro.

Al proponer esta Semana de Oración, expreso mi amor por los pueblos de China, mi respeto por su antigua civilización y su extraordinario crecimiento económico, y mis esperanzas de que, a medida que siga ascendiendo como potencia mundial, pueda convertirse en una fuerza del bien y en un protector de los derechos de los más vulnerables y marginados del mundo. El Papa Francisco nos recuerda, con razón, que “hay también un hambre más profunda, el hambre de una felicidad que sólo Dios puede satisfacer, el hambre de dignidad”. Hago un llamamiento a la oración por cada persona en China para que pueda buscar y realizar la medida completa de la felicidad que nuestro Creador le ha dado.

Así que exhorto a los fieles, en todo el mundo, a unirse a mí en la oración por la Iglesia y los pueblos de China, del 23 al 30 de mayo, y especialmente a unirse al Papa Francisco, al papa emérito Benedicto XVI y a toda la Iglesia para pedir, en palabras de Benedicto XVI, a la “Madre de China y de toda Asia” que apoye a los fieles, que “nunca tengan miedo de hablar de Jesús al mundo, y del mundo a Jesús”, y “sean siempre testigos creíbles de este amor, siempre aferrados a la roca de Pedro”.