Camino Sinodal en la Iglesia Católica

Preguntas y respuestas

Camino Sinodal Iglesia
Inicio del camino sinodal en la diócesis de Jaén, España © Diócesis de Jaén

El padre Jairo Yate, sacerdote y juez instructor en la diócesis de Ibagué, Colombia, responde a preguntas frecuentes sobre el camino sinodal en la Iglesia Católica. El camino sinodal del Sínodo sobre Sinodalidad fue inaugurado por Su Santidad en el Vaticano el 9 y 10 de octubre de 2021, y en las iglesias particulares de todo el mundo arrancó la fase diocesana el 17 de octubre.

Se trata de un itinerario sinodal de tres años, que empezará desde de los fieles de todas las partes del mundo y culminará en 2023 con la gran asamblea de los obispos en el Vaticano. Este nuevo itinerario deseado por el Santo Padre presenta 3 fases: diocesana, continental y universal.

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¿De qué se trata?

Esto se concretiza en la escucha atenta de todos los bautizados, sobre todos los asuntos que tienen que ver con la evangelización. En un camino que se recorre en comunión y participación para la misión que todos cumplimos en la Iglesia. “La sinodalidad es dimensión constitutiva de la Iglesia” (Papa Francisco).

¿Quién lo propone?

El Papa Francisco nos está marcando el sendero de una iglesia sinodal, que en primer lugar es una Iglesia de escucha; donde todos, pastores y fieles, podemos escucharnos y aprender unos de otros y hacer discernimiento para ir juntos a la misión con los mismos sentimientos de Cristo, iluminados por el Espíritu Santo, a comunicar la Buena Nueva de la salvación.

Así lo expresa el Papa en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, el anuncio del Evangelio en el mundo actual. El santo Padre afirma: “necesitamos ejercitarnos en el arte de escuchar, que es más que oír. La escucha nos ayuda a encontrar el gesto y la palabra oportuna

El Papa Francisco advierte que: “En todos los bautizados, desde el primero hasta el último, actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar. El Pueblo de Dios es santo por esta unción que lo hace infalible in credendo. Esto significa que cuando cree no se equivoca, aunque no encuentre palabras para explicar su fe. (Evangelii Gaudium, 119).


¿Cuál es el camino de la sinodalidad?

Es el camino que Dios espera de la iglesia del tercer milenio. Este itinerario, que se sitúa en la línea del “aggiornamento” (actualización) de la Iglesia propuesto por el Concilio Vaticano II, es un don y una tarea: caminando juntos, y juntos reflexionando sobre el camino recorrido, la Iglesia podrá aprender, a partir de lo que irá experimentando, cuáles son los procesos que pueden ayudarla a vivir la comunión, a realizar la participación y a abrirse a la misión

¿Cuál es la finalidad del sínodo?

No es producir documentos, sino “hacer que germinen sueños, suscitar profecías y visiones, hacer florecer esperanzas, estimular la confianza, vendar heridas, entretejer relaciones, resucitar una aurora de esperanza, aprender unos de otros.

¿Es cierto que la sinodalidad aparece en la escritura, en la vida y en la misión de la iglesia?

Sinodalidad como “dimensión constitutiva de la Iglesia” se fundamenta en la Palabra de Dios. “Caminar juntos”, porque la referencia al camino alude a la idea de un proceso hacia una meta. Indica que son dos o más personas que se han propuesto un mismo fin y van dando los pasos necesarios para llegar a él.

La idea de “caminar juntos con un mismo fin” está presente de muchas formas tanto en los libros del Antiguo como del Nuevo Testamento.  La Sagrada Escritura testifica desde las primeras páginas que los seres humanos no recorren pasivamente este itinerario que ha sido llamado “historia de la salvación”, sino que en él todos son corresponsables, y esta corresponsabilidad resplandece mucho más en la etapa inaugurada por la redención realizada por Jesucristo.

El Documento de la Comisión Teológica Internacional, resumiendo la enseñanza del Antiguo Testamento, afirma que “Dios creó al ser humano, varón y mujer, a su imagen y semejanza como un ser social llamado a colaborar con Él caminando en el signo de la comunión, custodiando el universo y orientándolo hacia su meta (Génesis 1, 26-28).