El Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) ha expresado su solidaridad con las víctimas y los damnificados de Petrópolis, en el Estado brasileño de Río de Janeiro, afectados por las fuertes lluvias e inundaciones de la noche del martes 15 de febrero.
El mensaje del CELAM, firmado por su presidente, monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, y su secretario general, Mons. Jorge Eduardo Lozano, se extiende también a la diócesis de Petrópolis y al Episcopado brasileño, con la promesa de su oración por el eterno descanso de los fallecidos y por las familias impactadas por la tragedia.
Actitud de caridad y solidaridad
“En este momento de grave dificultad, junto con la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil y la Iglesia local, invitamos a los fieles católicos a asumir una actitud de solidaridad y de caridad con quienes han perdido lo poco que tenían, especialmente con las familias que se encuentran de luto por la muerte de sus seres queridos”, se lee en el comunicado del CELAM.
El Episcopado latinoamericano y caribeño remite a las enseñanzas del Papa Francisco en la carta encíclica Laudato si’ “merecen una gratitud especial quienes luchan con vigor para resolver las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental en las vidas de los más pobres del mundo” (LS 13), remarcando que “esas palabras del Santo Padre incentivan nuestro compromiso con el cuidado de la ‘casa común’ y de los más pobres”.
El mensaje del CELAM concluye evocando a Nuestra Señora de Aparecida, patrona de Brasil, para que “consuele a quienes sufren las graves consecuencias de este desastre natural, y nos motive a estar siempre atentos al sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas que viven momentos de dolor”.
La tragedia ya deja al menos 140 fallecidos, 191 desaparecidos y centenares de personas que lo han perdido todo.
Pésame del Papa
El Papa Francisco envió un telegrama de pésame en el que expresa su cercanía y reza por los afectados por las fuertes lluvias en Petrópolis, Brasil.
“Pidiendo a Dios, Padre de la Misericordia, el descanso eterno para los fallecidos, el alivio para los siniestrados, a las que desea una pronta recuperación, y la serenidad y el consuelo de la esperanza cristiana para todos los afligidos por esta dolorosa prueba”, Francisco “envía a cuantos están sufrimiento y a los que tratan de aliviar sus sufrimientos una bendición apostólica”.