La Universidad Católica de Valencia (UCV) ha presentado con una mesa redonda el libro El pontificado de Benedicto XVI a través del relato periodístico (Tirant lo Blanch, 2024), obra de la periodista Carola Minguet, directora de Comunicación de la propia UCV. La monografía, un análisis del tratamiento informativo dispensado por el diario El País al papado de Joseph Ratzinger, tiene su “interés” no sólo en examinar la imagen que “sobre su persona y misión” proyectó dicha cabecera, sino que quiere ayudar al lector “a comprender cómo la prensa configura la realidad a través del mensaje periodístico”.
La mirada de El País fue “particularmente oscurantista”
Uno de los rasgos principales del enfoque noticioso de El País con respecto a Benedicto XVI es, en opinión de Minguet, el “conflicto”, en una “narración” que ha traslucido “una mirada particularmente oscurantista de este pontificado”. Dicho enfoque queda establecido en el rotativo madrileño “desde el nombramiento de Ratzinger” y ha prevalecido “en la mayoría de los temas, de modo que se confirma que, en el tratamiento informativo de la Iglesia católica, la polémica no sólo prima en la elección de contenidos, sino también en el relato de los mismos”.
“El tratamiento de la Iglesia en la prensa generalista nacional es habitualmente simplista, con lo que se acaba construyendo una imagen incompleta de ella. Esta afirmación no nace, además, de una opinión personal o de un juicio particular, sino de estudios que constatan ciertas deficiencias en los medios cuando se aborda el hecho religioso”, asevera la autora.
Minguet expone en su obra tres factores que contribuyen a la equivocada representación de lo católico no sólo en El País sino en otras cabeceras españolas: “El sometimiento de la realidad religiosa a los formatos y rutinas de la prensa no confesional; las relaciones entre Iglesia y medios, envueltas en un especial clima de sospecha; así como la anecdótica inclusión de la información religiosa entre las aìreas de especializacioìn periodísticas. Si se exigen redactores de alta formación en otros ámbitos, no debería ser menos en esta área, cuyo protagonismo es evidente en los medios; la Iglesia es noticia a diario”.
En el caso concreto del periódico analizado en su investigación, la autora afirma que ha existido “falta de precisión en los eventos noticiosos analizados”, carencia que no ha partido sólo “de ciertas rutinas profesionales”, sino del modo particular como El País enfocó este pontificado. “En periodismo, como en fotografía, el enfoque determina la claridad del retrato: si se quiere una imagen nítida hay que guardar una distancia; de lo contrario, la cámara no podrá enfocar y la imagen saldrá distorsionada”.
Cuando la autora habla de distorsionar no se refiere a “inventar”, sino “a torcer la disposición de las figuras”. Y la de Benedicto XVI ha quedado “borrosa, apelando a viejos clichés”. Si bien “resulta común que las acciones o las palabras de un representante público sean incomprendidas por los medios en algún momento”, el papa alemán fue blanco “de relatos sinuosos que eclipsaron una personalidad fuerte y al mismo tiempo delicada, serena. Ratzinger ha sido un cooperador de la verdad, consciente y convencido de que sólo se puede cooperar con la verdad desde la humildad. Ha sido un papa de la palabra, la razón y el corazón. Una palabra, una razón y un corazón luminosos”, relata.
“La palabra construye, pero también destruye”
Minguet puntualiza que “no he pretendido enjuiciar a un grupo de comunicación, sino poner sobre la mesa la necesidad de un tratamiento de la información religiosa susceptible del mismo rigor que otras áreas temáticas. El lector tiene derecho a una información rigurosa sobre todas las realidades humanas y sociales. Sin embargo, hay teóricos que llevan años advirtiendo de que en España esa función periodística se relaja cuando el objeto informativo es la Iglesia”, aduce.
Según la periodista, “el tratamiento de la información relacionada con la institución eclesial presenta disfunciones que no sólo se repiten según pasa el tiempo, sino que se agravan. Se contempla a la Iglesia como una organización política, lo que no responde ni a su naturaleza ni a su misión”.
Por otro lado, en su opinión, “la calidad informativa va más allá del cumplimiento de unas normas extrínsecas, de comprobar los datos o de contrastar las fuentes. Pide también una mirada limpia que renuncie a las lentes de la ideología y un lenguaje justo; es decir, ajustado a la realidad. Y es que la palabra no es neutra, accesoria, accidental… en ningún modo. Los adjetivos, los sustantivos, los verbos… pueden revelar y ocultar, insinuar y negar, ilustrar y confundir. La palabra construye, pero también destruye. Por eso al escribir uno hace, o no, un acto de justicia”, afirma.
En el acto de presentación de El pontificado de Benedicto XVI a través del relato periodístico participaron el profesor de la Universidad de Navarra Pablo Blanco, especializado en Teología Dogmática y Ecumenismo, y miembro de la comisión editora de las obras completas de Joseph Ratzinger en lengua castellana, además de autor de Benedicto XVI: El Papa alemán; y los periodistas María José Pou, experta en periodismo social y religioso, profesora en la Universidad CEU Cardenal Herrera y columnista en el diario Las Provincias; y José Francisco Serrano, catedrático de la Universidad CEU San Pablo y miembro de la Junta Directiva de la Asociación de la Prensa de Madrid.