¡Benditas Vacaciones!

Cuando el descanso es también acción social empresarial

Pexels

“El descanso abre al hombre, sujeto a la necesidad del trabajo, la perspectiva de una libertad más plena, la del Sábado eterno (cf. Hb 4,9-10). El descanso permite a los hombres recordar y revivir las obras de Dios, desde la Creación hasta la Redención, reconocerse a sí mismos como obra suya (cf. Ef 2,10), y dar gracias por su vida y su subsistencia a Él, que de ellas es el Autor” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 258).

El descanso vacacional es una invitación a descubrir que el trabajo es sólo una dimensión más en nuestra existencia. Una de las grandes tentaciones del empresario y directivo es la de idolatrar el trabajo, la de pretender encontrar en la actividad laboral el sentido último y definitivo de la vida.

El periodo vacacional es un momento privilegiado para tomar decisiones sobre el destino y el objeto de nuestra actividad profesional. “¿Dónde halla esta vida nuestra su verdadera y plena expresión? Las vacaciones de hoy nos dicen que todo lo que hacemos y poseemos tiene razón de medio, no de fin”. Con estas palabras animaba Pablo VI a recuperar el verdadero sentido de las vacaciones en el Ángelus del 15 de agosto de 1963.

Pero también las vacaciones son el momento de dar voz al silencio, un tiempo privilegiado para el espíritu, tal y como sugería Pablo VI en su audiencia general de 12 de julio de 1978: “Las vacaciones deberían servir no solamente para el descanso físico, sino también para una tarea espiritual. Y cuanto más nos llevan a concedernos una distracción, una ausencia y fuga de nosotros mismos, tanto más deberían proporcionarnos momentos de interioridad, de reflexión personal, de conciencia operante, de voz del silencio, a la escucha de todo el desenvolvimiento de nuestra vida”.

Descansar implica estar cansado. El cansancio del ruido, de la rutina, de las dificultades, del pecado… Por eso, para el directivo y empresario cristiano, acudir a la fuente es un imperativo. Ya la Sagrada Escritura nos ofrece pistas. Descansar supone:

  • Descansar en el Señor: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré” (Mt 11,28)
  • Descansar de los enemigos, también los del corazón, simbolizado por Amalec en la Biblia: “Por eso, cuando el Señor, tu Dios, te conceda descanso de tus enemigos de alrededor, en la tierra que el Señor, tu Dios, te da en herencia para que la poseas, borrarás la memoria de Amalec bajo el cielo. No lo olvides” (Dt 25,19).
  • Descansar para gozar de Dios: “La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma” (Salmo 19).
  • Descansar con los seres queridos: “Y sé que, cuando vaya a vosotros, lo haré con todas las bendiciones de Cristo (…) de modo que vaya a vosotros con alegría y, si Dios lo quiere, pueda disfrutar de algún descanso en compañía vuestra” (Rom 15,29.32).

Y una vez descansados volver a la noble tarea de transformar el mundo en Reino de Dios a través de nuestras responsabilidades como empresarios y directivos. Por eso, las vacaciones en el directivo y empresario cristiano no sólo son un tiempo necesario para reponer fuerzas, sino que forman parte de la consideración de la actividad empresarial y directiva como acción eclesial, como acción social.


Que nuestra Madre y la Madre de Dios, la Virgen María, nos ayude a vivir las vacaciones en sintonía con el Evangelio.

¡Feliz y merecido descanso!

Dionisio Blasco España es Delegado Territorial en la Diócesis de Málaga y miembro del Comité Ejecutivo de Acción Social Empresarial

Spotify