Nació en Savigliano del Piamonte (Cuneo, Italia) en 1326. Aunque no existen apenas datos de la primera etapa de su vida, se sabe que ingresó con los dominicos muy joven, quizá cuando estaba a punto de terminar su adolescencia, y que unos años más tarde fue ordenado sacerdote. Las regiones de Piamonte y la Liguria se hallaban en esos momentos invadidas por la herejía. Antonio era inteligente y sagaz, pero, sobre todo, era tan virtuoso que en 1365 el papa Urbano V lo designó inquisidor general de las mencionadas zonas. Indudablemente había apreciado en él las cualidades singulares que requería tan delicada misión. Combatir a los herejes suponía poner en riesgo la propia vida. Precisaba como mínimo una autoridad incuestionable, y, además, celo, piedad y madurez en la fe. Fue una época que requirió muchos inquisidores, entre los cuales Antonio debía ser uno de los que menor edad tenían, lo que da idea de la talla humana y espiritual de este dominico.
Como era previsible, durante los 14 años que desempeñó tan ardua misión, a la par que combatía a los enemigos de la fe se granjeaba numerosas hostilidades, algo que no le sorprendía. Mientras tanto, en 1368 acrecentó el patrimonio apostólico de la Orden de Predicadores a la que pertenecía. Fue elegido prior de Savigliano y renovado en su cargo en dos ocasiones. Entre otras acciones, se ocupó de erigir una nueva abadía. Si los oponentes de la fe pensaron que podrían aprovechar esta oportunidad para hundirlo hallando un resquicio para acusarle de suntuosidad, se equivocaron por completo ya que Antonio había hecho de la vida austera su baluarte. Era sobrio, sencillo, y justamente esa falta de boato era lo que se apreciaba en la abadía de cuya construcción se había ocupado, lo cual encrespó los ánimos de los herejes que no encontraban modo de hundir su prestigio. Su odio era tal que no pensaron ya en nada más que en darle muerte.
Corría el año 1374 y durante la Pascua recaló en Bricherasio, cerca del Pinerolo en la región de Piamonte. Provenía de otros lugares en los que había ido hablando en sus sermones sobre la Cuaresma por indicación del obispo de Turín. Y el 9 de abril de 1374, Domingo de Pascua, después de salir de misa donde había predicado contra los herejes, un grupo de siete de ellos le apuñalaron en la plaza. Él mismo había vaticinado su muerte. Su cuerpo fue depositado en Savigliano y en su sepulcro comenzaron a producirse milagros, convirtiéndose en lugar de peregrinación hasta el año 1827, fecha en la que sus restos fueron trasladados a Racconigi (Cuneo). Fue declarado mártir por el papa Gregorio XI en 1375, y beatificado el 4 de diciembre de 1856 por el papa Pío IX.
© Isabel Orellana Vilches, 2024
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