Concluida la fase de Escucha para la preparación de la I Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, Mons. Miguel Cabrejos Vidarte, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), publica un mensaje en el que subraya que la escucha debe ser “una constante en nuestra misión pastoral”.
Esta primera Asamblea “es inédita en la historia de la Iglesia Latinoamericana y constituirá un verdadero puente en medio de los más importantes ‘parte-aguas’ de esta generación y en medio de la crisis provocada por el COVID-19 y de otras tantas pandemias e ideologías que afectan a la humanidad”, apunta el también presidente de la Conferencia Episcopal Peruana.
La Asamblea Eclesial “es expresión de un ‘kairos’ de Dios, esto es, un tiempo propicio para llevar adelante los sueños discernidos por la Iglesia, por el Pueblo de Dios y las llamadas del Espíritu Santo en el Concilio Vaticano II que se hacen cada vez más urgentes en este momento, los cuales tuvieron eco en la Conferencia de Aparecida de la que hacemos memoria agradecida y actualizamos sus desafíos”.
Esta fase de Escucha, indica el prelado, “ha puesto en ‘movimiento’ a todas las Iglesias particulares de las 22 conferencias episcopales de América Latina y el Caribe donde la amplia participación del pueblo de Dios ha sido a través de muchísimos aportes individuales y comunitarios, así como gran cantidad de Foros Temáticos interdisciplinarios desarrollados de manera sincrónica y asincrónica que nos permite acoger múltiples miradas e iniciativas como muestra de un deseo genuino de ser escuchados, de participar de caminar como Iglesia a pesar de las dificultades y de las diferencias”.
“El Pueblo de Dios se ha pronunciado, nos corresponde dejarnos interpelar por sus voces para hacerlas nuestras y asumir el llamado que Dios nos hace para la conversión pastoral”, señala también.
A continuación, sigue el mensaje completo.
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Mons. Miguel Cabrejos Vidarte, presidente del CELAM
Estimados hermanos y hermanas:
Hemos concluido la fase de Escucha en preparación de la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe que se realizará del 21 al 28 de noviembre del presente año en modalidad mixta (presencial y telemática), cuya parte presencial tendrá lugar en la Casa Lago, sede de la Conferencia Episcopal Mexicana, y cuyo acto inaugural y de clausura tendrán lugar en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe.
Esta primera Asamblea es inédita en la historia de la Iglesia Latinoamericana y constituirá un verdadero puente en medio de los más importantes “parte-aguas” de esta generación y en medio de la crisis provocada por el COVID-19 y de otras tantas pandemias e ideologías que afectan a la humanidad.
La Asamblea Eclesial es expresión de un “kairos” de Dios, esto es, un tiempo propicio para llevar adelante los sueños discernidos por la Iglesia, por el Pueblo de Dios y las llamadas del Espíritu Santo en el Concilio Vaticano II que se hacen cada vez más urgentes en este momento, los cuales tuvieron eco en la Conferencia de Aparecida de la que hacemos memoria agradecida y actualizamos sus desafíos.
Hemos vivido una primera etapa del tiempo de Escucha, de preparación para la Asamblea, la cual forma parte del camino que el propio Santo Padre ha marcado para toda la Iglesia, el camino sinodal, de la Iglesia en el Tercer milenio y conectado con los procesos que van “desde las periferias” hacia el Centro, para descubrir la voluntad de Dios.
El Papa Francisco en su mensaje de lanzamiento de esta Asamblea eclesial subraya la novedad de esta reunión del pueblo de Dios con la participación de laicos (as), consagrados (as), sacerdotes, obispos e incluso miembros de las periferias en un camino donde se reza, se piensa, se habla, se discute, se busca y se discierne la voluntad de Dios.
La Escucha ha de ser una constante en nuestra misión pastoral, y en esta primera etapa es la fuente para la elaboración del Documento de Discernimiento para la Asamblea que nos ofrecerá importantes claves para la renovación y revitalización de nuestro modo de ser Iglesia en América Latina y El Caribe, pues hoy como ayer “los Gozos y las esperanzas, las tristezas y angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo” (GS 1); por eso, debemos seguir privilegiando la Escucha mutua en cada una de nuestras instancias pastorales e iglesias particulares.
El proceso metodológico del Sínodo Panamazónico de octubre de 2019 ha sido fuente de este proceso de escucha de la Asamblea Eclesial que proyecta a toda la Iglesia latinoamericana y caribeña, formando parte también del proceso del Sínodo sobre la Sinodalidad que se inaugura el 09 y 10 de octubre próximo hasta el 2023.
Para el CELAM, lo aportado en la Escucha es un gran tesoro pastoral que sin duda alimentará no solo la I Asamblea Eclesial, sino también el proceso de Renovación y Reestructuración que ya lleva más de 2 años de discernimiento y de aplicación, para caminar en sinodalidad y eclesialidad en las acciones y las estructuras organizativas del CELAM, así como en sus procesos de decisión y acciones pastorales, pero también en el servicio de cada Iglesia particular en la Misión Común de ser discípulos misioneros en salida.
No cabe duda que “necesitamos que cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro de irradiación de la vida en Cristo” (DAp 362) y está invitada a mirar con mayor profundidad (Cfr TMI) reconociendo en este proceso de escucha y en la Asamblea un instrumento que debe ser apropiado, abrazado y llevado adelante en cada lugar, en cada Iglesia específica, incluso más allá de la experiencia de la Asamblea Eclesial como tal, para que rinda sus frutos.
Esta fase de Escucha ha puesto en “movimiento” a todas las Iglesias particulares de las 22 conferencias episcopales de América Latina y el Caribe donde la amplia participación del pueblo de Dios ha sido a través de muchísimos aportes individuales y comunitarios, así como gran cantidad de Foros Temáticos interdisciplinarios desarrollados de manera sincrónica y asincrónica que nos permite acoger múltiples miradas e iniciativas como muestra de un deseo genuino de ser escuchados, de participar de caminar como Iglesia a pesar de las dificultades y de las diferencias.
El Pueblo de Dios se ha pronunciado, nos corresponde dejarnos interpelar por sus voces para hacerlas nuestras y asumir el llamado que Dios nos hace para la conversión pastoral. Por ello es necesario que nos sigamos comprometiendo con el proceso de la Asamblea Eclesial:
1.- Asumiendo los compromisos concretos a partir de la Escucha, llamados a acompañar a las Iglesias particulares y a quienes, desde las periferias, muchas veces no han sido escuchados.
2.- Invitando a quienes sean elegidos delegados/as a participar con entusiasmo y esperanza, así como también a quienes no sean delegados, a seguir el proceso de la Asamblea Eclesial desde sus comunidades, la cual como hemos manifestado anteriormente será en modalidad mixta (presencial y telemática).
3.- Como Pueblo de Dios, acompañando todos los procesos de reflexión, de discernimiento en las respectivas estructuras para poder “apropiarnos” de este camino, alimentarnos de él y dar frutos, proyectándonos también a la fase post-Asamblea.
Como nos recuerda Episcopalis Communio, “todo proceso sinodal comienza en el pueblo de Dios, pero necesariamente termina en el pueblo de Dios”; por tanto, este proceso compromete al CELAM a acompañar los procesos sinodales y eclesiales en América latina y El Caribe, tanto en sus contenidos como en sus estructuras renovadas para el anuncio del Evangelio.
Queridos hermanos y hermanas, queremos animar a todos y todas a que sigan siendo parte esencial de este proceso, que sigamos siendo esa Iglesia encarnada que se va tejiendo paulatinamente, donde la sinodalidad es un medio, donde el Santo Pueblo de Dios es el Sujeto, donde la Iglesia es Madre y Maestra que abraza, que impulsa y acompaña, y donde el horizonte es el Evangelio del Señor y la construcción de su Reino.
Paz y Bien.
Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte OFM
Arzobispo Metropolitano de Trujillo
Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana
Presidente del CELAM