El pasado 10 de mayo, ante las restricciones provocadas por la pandemia de COVID-19 que prohíben toda actividad religiosa en lugares cerrados, los obispos de la Provincia de Santa Fe, Argentina, manifestaron su “desconcierto y convencida disconformidad”.
Argentina afronta la segunda ola de coronavirus con un aumento continuo contagios. Según los datos de la Sala de Situación Coronavirus online del Ministerio de Salud, desde el inicio de la pandemia ha habido 3.215.572 casos la cifra y de fallecimientos llega a los 68.807.
La campaña de vacunación comenzó a finales de diciembre, pero el Gobierno ha tenido que extender las restricciones en la capital, Buenos Aires y sus zonas periféricas que concentran mayoría de casos de COVID-19. Por su parte, los gobiernos provinciales de Santa Fe o Córdoba han endurecido los protocolos para detener el avance de la pandemia.
Reunión del arzobispo de La Plata
El 12 de mayo, según informa la agencia de noticias católica AICA, el arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, mantuvo una conversación con el jefe de Gabinete de Buenos Aires, Carlos Bianco. El prelado transmitió que consideraba “desproporcionadas” las restricciones a las celebraciones religiosas en el contexto de las medidas para prevenir los contagios de coronavirus y solicitaba ampliar el límite de 10 personas para la Misa al aire libre.
Posteriormente, el 12 de mayo, monseñor Fernández informó a la comunidad que la Jefatura de Gabinete de la provincia de Buenos Aires publicó en el Boletín Oficial la ampliación que ahora permite 20 personas en los actos de culto al aire libre (en la fase actual), y 100 personas a partir de la fase 4.
“Han aceptado analizar por separado los actos de culto, con criterios distintos a los de actos deportivos o de esparcimiento”, señaló el arzobispo. De esta manera, continuó, «se abre la puerta para seguir conversando a partir de la evolución de la situación sanitaria”.
Palabras de los obispos
En el citado comunicado de los obispos de la Provincia de Santa Fe estos remarcan que “en todo este tiempo, nuestras comunidades cristianas han aprendido a cuidarse cumpliendo con todos los protocolos sanitarios, siendo muy respetuosas de los mismos”. De este modo, a lo largo de la nota exponen las medidas preventivas que se han tomado en los templos, desde la reducción del aforo hasta la higienización y cambios en los gestos litúrgicos para evitar el contacto entre las personas.
Asimismo, el texto de los obispos insiste en la necesidad de un diálogo y un trabajo conjunto entre las autoridades y todos los actores de la sociedad para para estudiar y encontrar las mejores alternativas que ayuden “a salvaguardar la vida humana en su integralidad”.
“La religiosidad es el alma de los pueblos latinoamericanos, por eso la dimensión religiosa de la persona humana es un aspecto esencial del bienestar integral de la población y el fortalecimiento espiritual de las personas; por lo cual las medidas y disposiciones que tomen las autoridades deberían atender siempre a su resguardo”, concluyen.
