El Padre Ángel Espinosa de los Monteros trae a los lectores de Exaudi en su sección Reflexiones, el tema «Apóstol de la Familia»
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En esta ocasión quiero compartir con ustedes una frase preciosa de Chesterton: «Quienes hablan contra la familia no saben lo que hacen porque no saben lo que deshacen». Esta afirmación, aunque parece un simple juego de palabras, es una realidad tan grande como una catedral. Atacar a la familia es una acción de la que muchos no comprenden las verdaderas consecuencias.
Principales ataques contra la familia
Hoy en día, los principales ataques contra la familia provienen de diversas fuentes que buscan desintegrar la estructura familiar. San Juan Pablo II, en su primera encíclica «Redemptor Hominis» y en la exhortación apostólica postsinodal «Familiaris Consortio«, subraya la importancia de la familia en la sociedad. Él nos recuerda que el futuro del mundo y de la humanidad pasa necesariamente por la familia.
El papel de la familia
En la familia, aprendemos a amar, a servir, a perdonar, a convivir, a ceder, a acompañar y a cuidar. Aunque la escuela y la universidad nos proporcionan conocimientos, es en la familia donde adquirimos los valores fundamentales. Hoy en día, el acceso a la información es más fácil que nunca, pero la educación en valores sigue siendo una responsabilidad de la familia.
Destrucción de valores
Actualmente, existen movimientos que buscan redefinir conceptos tradicionales como el matrimonio y la familia. Se promueven ideas que alejan a las personas de los valores familiares y espirituales, como la aceptación de múltiples géneros y la desvinculación del matrimonio con la procreación. Estas ideologías intentan reemplazar la importancia de los hijos con la compañía de mascotas y justifican el aborto como una solución a problemas no previstos.
La importancia de la familia
La familia es el lugar donde se conservan los valores fundamentales como la fe y el amor. Aunque la Iglesia y los grupos cristianos juegan un papel importante en la transmisión de estos valores, es en el seno de la familia donde se viven y se practican diariamente. El futuro de la humanidad depende de la familia, y los ataques hacia ella, a menudo, son fruto de la ignorancia de su importancia.
Ser defensores de la familia
No basta con no atacar a la familia; debemos ser defensores activos de ella. Te invito a que te conviertas en un apóstol de la familia, defendiendo el matrimonio, los valores familiares y la vida en todas sus etapas. La familia es un gimnasio espiritual donde ejercitamos virtudes como la fe, el amor, el perdón y la caridad. Hagamos todo el bien que podamos, defendiendo y promoviendo la familia, y que Dios los bendiga siempre.
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A continuación la reflexión completa:
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