Año nuevo 2025: ¡Sabiduría para la esperanza!

La Clave para Renovar Nuestra Esperanza y Futuro

Año Nuevo
Pexels . Bent Vermeiren

Todos los pueblos, religiones y culturas celebran esperanzados el comienzo de un año nuevo. Es un tiempo propicio para un evaluar y recomenzar. Tiempo para recordar los grandes desafíos e incertidumbres que todos tenemos, que tiene la humanidad. Tiempo para hacer nuevos y mejores propósitos, renovar las intenciones y compartir buenos deseos.

En estas líneas quiero desear a todos, para este 2025 que comienza: SABIDURÍA y ESPERANZA, o mejor, sabiduría para que tengamos esperanza.

Desde siempre, la sabiduría es la virtud más deseada y anhelada por el ser humano: “Más preciosa que las perlas y nada de lo que amas se le iguala” (Prov 3,15). Es la virtud más elogiada en un ser humano por culturas, filosofías y teologías y es sinónimo de sensatez y prudencia, para acertar en lo fundamental de la existencia humana y en la tarea diaria de vivir y convivir, para encontrar la verdad en las leyes de la naturaleza, pero – especialmente – en los anhelos y tendencias más profundas y ciertas del ser humano, siempre en búsqueda de felicidad.

El hombre sabio es lámpara que guía sus pasos y nuestros pasos hacia la verdad, para construir mejores seres humanos, relaciones sanas y fraternas y un mundo mejor, mientras que si un ciego guía a otro ciego ambos caerán en el hoyo (Mt 15,14). Y la sabiduría se opone a la necedad, a la torpeza, a la insensatez. El hombre y las comunidades humanas sabias construyen su vida y destino sobre roca mientras que los seres y comunidades humanas torpes y necias construyen – o mejor, destruyen – su presente y su futuro sobre arena (Cfr. Mt 7,26).

La cultura postmoderna y “light” en la que hoy vivimos – por causas que resultaría extenso explicar en la brevedad de este artículo – nos ha ido llevando por caminos distintos a los de la sabiduría y la verdad. Vamos transitando, viviendo, compartiendo y relacionándonos con verdades a medias que – por ello – son mentiras. Todo lo cual ha derivado en vidas sin-sentido, en existencias vacías, vaciadas y sin dirección. Porque hemos ido privilegiando la astucia y la habilidad para mentir sobre la verdad y la honestidad, la corrupción, el lucro, el placer, el derroche y el poder que aplasta sobre la sensatez y la dignidad del ser humano.

Entonces, la habilidad para engañar y la capacidad para la falsedad, el mal y el perjuicio personal y social van ganando terreno. Pero, tenemos que decirlo, verdad y mentira son términos opuestos, verdad y falsedad son realidades opuestas y contradictorias. La verdad nos hace libres, la mentira, la deshonestidad y la corrupción – en cambio – nos van llevando hacia la esclavitud, hacia el despeñadero, hacia el abismo humano y social. La corrupción desangra y destruye las instituciones, genera injusticia, inequidad, violencia y muerte y es causa del fracaso de los hombres y de los pueblos.

Hablo de la sensatez y de la sabiduría porque nuestra realidad actual, nacional y mundial, está en crisis, plagada de conflictos y de mal, transida de clamores y dolores y urgida de verdad, de autoridad, de hombres y mujeres sabios, honestos y coherentes entre los hechos y las palabras y, especialmente, urgida de gobernantes, líderes y guías civiles y religiosos sabios.


Al comienzo de este año nuevo 2025, en un mundo hastiado de guerras y de injusticias, de politiqueros y oportunistas de turno y de corrupción en los organismos gubernamentales; en una sociedad que parece a la deriva, carente de lideres comprometidos con el bien común y, eso sí, afanosos por la búsqueda de intereses, caprichos y logros personales y egoístas; en medio de un mapa mundial en el que van surgiendo autocracias y dictadores y en las que los derechos humanos van siendo postergados o definitivamente pisoteados y aniquilados, nos hace falta sabiduría para construir un mundo con espacio y oportunidad para que la esperanza sea posible, para vivir con esperanza.

Porque la esperanza es el motor de la existencia humana. Es la espera en la esperanza de días mejores lo que nos impulsa cada día a vivir y a luchar. Nadie puede vivir sin motivos para esperar. Nadie puede vivir sin esperanza.

Hace pocos días celebramos la navidad como la llegada de la Luz en medio de las tinieblas, “al pueblo que caminaba en sombras de muerte una luz les brilló” (Mt 4.16). Todos necesitamos de un año nuevo y mejor, de un año nuevo y distinto. Un año en el que, sobre las amenazas y sombras de muerte y de la cultura de la muerte, triunfe la sabiduría para la esperanza, triunfe la vida sobre la muerte, sobre cualquier forma de muerte.

También el Papa Francisco, con la proclamación de un año jubilar, nos invita a celebrar este 2025 como un año para la esperanza. Esperanza que – mediante la sabiduría – será posible, si reemprendemos el camino, si nuestras relaciones, nuestra convivencia ciudadana y nuestras estructuras sociales se fundan en la amistad social, que brota del amor compasivo y solidario entre los seres humanos. Si todos empezamos a vivir cotidianamente “la mejor política”, la de pensar y obrar todos en función del bien colectivo en vez de buscar intereses sectarios, partidistas, particulares, deshonestos y mezquinos. (Cfr. Papa Francisco – Carta Encíclica Fratelli Tutti).

La tarea política no puede limitarse al juego sucio y engañoso de la publicidad, a la danza de los millones, al insulto y la descalificación o al regurgitar de promesas que nunca se cumplen. Urge – en nuestra nación y en el liderazgo que Estados Unidos tiene a nivel mundial – que la tarea política profesional, la política partidista, la de los que eligen y la de quienes son elegidos para gobernar, sea una tarea en beneficio de las mejores y más nobles causas humanas: en beneficio de la paz como abundancia de justicia y de vida abundante para todos, especialmente para los más débiles y descartados de la sociedad.

¡Feliz año nuevo 2025 para todos, feliz año nuevo con sabiduría para la esperanza!