La palabra ánimo etimológicamente deriva del latín “animus” que a su vez proviene de un vocablo griego que significado “soplo”. Ahora, según la RAE esta palabra esta asociada a valor, energía, esfuerzo, actitud, disposición y temple entre otros significados.
En las siguientes líneas les compartiré dos historias que suceden en la cotidianidad. Ambas son muy cercanas a mi vida y las enseñanzas obtenidas tienen algunos puntos en común, desde mi punto de vista.
Mi hermano mayor en estos días está de cumpleaños, celebra 59 años y hace más de 10 años, el negocio que fundó y que dirigía, tuvo un incendio en su local administrativo y almacenes. Como se dedica a la importación de recubrimientos de pisos, en ese momento alfombras en rollo, la mayor parte de la mercadería se perdió. Los bomberos tuvieron que trabajar durante más de 6 horas para poder controlar el fuego.
Sin embargo, eso no fue todo, porque la maquinaria y equipos también fueron afectados, así como los predios colindantes (vecinos); si bien tenía contratado un seguro, no cubría al 100%. Hoy la empresa está a punto de cumplir 22 años, desde hace una década soy parte de la misma y como dice Jorge, ni el incendio y la pandemia pudo con nosotros. ¡Vamos con fe!
Mientras que la protagonista de la otra historia es Aida Caridad, hermana mayor de mi mamá y que partió a la casa del padre en febrero 2022, luego de darle una valiente batalla al cáncer (recibió un poco más de dieciocho quimioterapias) y que luego se complicó con el covid-19. Siempre mantuvo una actitud, disposición y temple que ya muchos quisiéramos tener, sin queja alguna sobre lo que estaba viviendo.
Creo esto debió a que en su juventud a través de su profesión de enfermera palpo a diario el sentir de los enfermos. Era un roble y vaya que lo era. Supo cultivar la paciencia y sobre todo su vida espiritual y tuvo la voluntad y fuerza para poder despedirse de César Augusto mi primo y sus hijos que llegaron de Europa donde viven hace varias décadas. Siempre la recuerdo con una sonrisa sincera y su saludo característico: “cómo estás mijo, como están Jessi y las chicas”
Ahora, si bien estas dos historias son personales, una con un hecho asociado a la vida profesional o de empresa y la otra asociada al tema de la salud considero que, desde mi punto de vista, tienen una característica en común, pues a través del ejercicio reiterativo de la voluntad, desarrollaron un hábito y este terminó convirtiéndose en una virtud, en este caso especifico, la virtud cristina de la Fe.
- Porque la Fe, es el contacto con una realidad no palpable.
- Porque la Fe, es creer en lo que nuestros ojos no visualizan.
- Porque la Fe, finalmente te trae la paz interior, que todos los seres humanos sin excepción de credo religioso anhelamos.
Si has llegado hasta líneas y estas pasando por algún tipo de problema sea de índole familiar, económico, laboral, empresarial o de salud (que es lo más importante) como dice mi madre, sin salud no puedes hacer nada del resto de cosas posibles, te arengo… “Ánimo, No te rindas”, no estás solo. Busca al amigo que nunca falla.
Para finalizar les comparto una cita de la madre santa Teresa de Calcuta …., sobre la fuerza espiritual.
“Siempre ten presente que la piel se arruga,
el pelo se vuelve blanco,
los días se convierten en años…
Pero lo importante no cambia;
tu fuerza y tu convicción no tiene edad.
Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña.
Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida.
Detrás de cada logro, hay otro desafío.
Mientras estés viva, siéntete viva.
Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo.
No vivas de fotos amarillas….
Sigue aunque todos esperen que abandones.
No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que, en vez de lástima, te tengan respeto.
Cuando por los años no puedas correr, trota.
Cuando no puedas trotar, camina.
Cuando no puedes caminar, usa el bastón.
¡Pero nunca te detengas!”
Qué dices, entonces: ¡Seguimos remando contra corriente…!