El Papa Francisco ha manifestado sus buenos deseos para el comienzo del nuevo año, y ha invitado a huir de la “mentalidad fatalista o mágica”. Lo ha hecho tras la oración del Ángelus de este domingo 3 de enero de 2021 desde la biblioteca del Palacio Apostólico Vaticano.
A continuación, sigue las palabras del Papa, ofrecidas por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
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Palabras de Francisco después del Ángelus.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Os renuevo a todos mis buenos deseos para el año que acaba de empezar. Como cristianos huyamos de la mentalidad fatalista o mágica: sabemos que las cosas mejorarán en la medida en que, con la ayuda de Dios, trabajemos juntos por el bien común, poniendo en el centro a los más débiles y desfavorecidos. No sabemos lo que nos traerá el 2021, pero lo que cada uno de nosotros y todos juntos podemos hacer es esforzarnos un poco más en cuidarnos los unos a los otros y a la creación, nuestra casa común.
Es verdad, existe la tentación de ocuparse sólo de los propios intereses, de seguir haciendo la guerra, por ejemplo, de concentrarse sólo en el perfil económico, de vivir de forma hedonista, es decir, buscando sólo satisfacer el propio placer… Existe, esa tentación. He leído en los periódicos algo que me ha entristecido: en un país, no recuerdo cuál, para escapar del confinamiento e irse de vacaciones, esta tarde han salido más de 40 aviones. Pero esa gente, que es buena gente, ¿no ha pensado en los que se quedaban en casa, en los problemas económicos de tanta gente que el confinamiento ha dejado por los suelos, en los enfermos? Solamente en irse de vacaciones y hacer lo que les apetece. Me ha entristecido tanto.
Dirijo un saludo especial a los que empiezan el año nuevo con mayores dificultades, a los enfermos, a los desempleados, a los que viven situaciones de opresión o explotación. Y con afecto deseo saludar a todas las familias, especialmente a aquellas en las que hay niños pequeños o que esperan un nacimiento. Un nacimiento es siempre una promesa de esperanza. Estoy cerca de estas familias: ¡que el Señor os bendiga!
Os deseo a todos un buen domingo, pensando siempre en Jesús que se hizo carne precisamente para habitar con nosotros, en las cosas buenas y en las malas, siempre. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!
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