Después del rezo del Ángelus de este domingo 28 de febrero de 2021, el Papa Francisco condenó “el vil secuestro” de 317 niñas, ”alumnas arrancadas de su escuela, en Jangebe”, Nigeria.
A continuación, el Santo Padre recordó que es el Día Mundial de las Enfermedades Raras, y saludó a miembros de algunas asociaciones comprometidas en este campo presentes en la Plaza de San Pedro
Dirigiendo su saludo a los fieles de Roma y peregrinos de varios países, Francisco aconsejó ayunar de chismes y murmuraciones, no cotillear sobre los otros y leer un pequeño pasaje del Evangelio cada día.
A continuación, siguen las palabras del Papa, según la traducción oficial ofrecida por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
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Palabras después del Ángelus
¡Queridos hermanos y hermanas!
Uno mi voz a la de los obispos de Nigeria para condenar el vil secuestro de 317 alumnas, arrancadas de su escuela, en Jangebe, en el noroeste del país. Rezo por estas muchachas, para que pronto puedan volver a casa. Estoy cerca de sus familias y de ellas. Recemos a Nuestra Señora para que las proteja. Dios te salve María…
Hoy es el Día Mundial de las Enfermedades Raras… —[mira la Plaza] estáis aquí—. Saludo a los miembros de algunas asociaciones comprometidas en este campo, que han venido a la Plaza. En el caso de las enfermedades raras, la red de solidaridad entre familiares, impulsada por estas asociaciones, es más importante que nunca. Ayuda a no sentirse solos y a intercambiar experiencias y consejos. Animo las iniciativas que apoyan la investigación y el tratamiento, y expreso mi cercanía a los enfermos, a las familias, pero especialmente a los niños. Estar cerca de los niños enfermos, de los niños que están sufriendo, rezar por ellos, hacerles sentir la caricia del amor de Dios, la ternura… Curar a los niños con la oración, también… Cuando aparecen estas enfermedades que no se sabe qué son, o hay un diagnóstico no bueno. Recemos por todas las personas que padecen estas enfermedades raras, especialmente por los niños que sufren.
Os saludo cordialmente a todos, fieles de Roma y peregrinos de varios países. Os deseo a todos un buen camino en este tiempo de Cuaresma. Y os aconsejo un ayuno, un ayuno que no os dará hambre: ayunar de los chismes y las murmuraciones. Es una forma especial. En esta Cuaresma no voy a cotillear de los otros, no voy a chismorrear… Y todos podemos hacer esto, todos. Este es un buen ayuno. Y no olvidéis que también servirá cada día leer un pasaje del Evangelio, llevar el pequeño Evangelio en el bolsillo, en el bolso, y tomarlo cuando se pueda, cualquier pasaje. Esto abre el corazón al Señor.
Y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Feliz domingo, buen almuerzo y hasta pronto!