Amor hambriento

Padre Ángel Espinosa de los Monteros

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El Padre Ángel Espinosa de los Monteros trae a los lectores de Exaudi en su sección Reflexiones, el tema «Amor hambriento»

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Dice un autor anónimo, «el amor que se alimenta de regalos siempre está hambriento».

Vamos a hablar primero para los novios, para los esposos, primero para los novios. Vas a conquistar a una mujer o un hombre con regalitos que sean el regalo de tu mirada, de tu sonrisa, de tu cariño. Dale la mano en la calle, regálale tu tiempo, regálale llamadas, regálale mensajes. Cuántas cosas por regalar. Regálale piropos honestos, sinceros, que te salgan de lo más profundo del alma.

En cambio, apenas somos novios y ya te regalé un diamante, te regalo unos zapatos de no sé qué precio, una bolsa impresionante. Sabes que estás creando expectativas maravillosas: de novia me compró una bolsa de 40-50.000 pesos, bueno, hablemos en dólares, 2.000. Y somos novios. De novios me llevó a los restaurantes más caros de la ciudad. De novios me regaló, simplemente porque cumplimos unos meses de novios, una visión espectacular. ¿Qué me espera en el matrimonio? Qué maravilla. ¿Sabes qué? Cásate, cásate seguro.

El amor que se alimenta de regalos siempre va a estar hambriento y siempre vas a estar esperando: «Y este mes qué? Ya llevamos tres meses y no me regala nada». Regala amor, regala miradas, regala cariño, regala respeto, regala pureza, regala todo eso.

Marido y mujer, ya somos una sola cosa, ya tú eres mío, yo soy tuyo, ya tenemos una vida, ya tenemos unos hijos. ¿Regalar? ¿Qué? Regalar otra vez amor, cariño, tiempo, atención, perdón, ternura. Los regalos que no pasan, los regalos que vas a recordar siempre.

Regalas un reloj, después te lo robaron. Regalas una flor, ahí está en la chimenea. Regalas muchas flores, todas se marchitan después de 5 días. Recuerda, el amor que se alimenta de regalos siempre está hambriento.

El año pasado en mi cumpleaños me regalaste un viaje, y este año nos fuimos a Europa, y este año un florero. ¿Qué te pasó? El amor que se alimenta de regalos siempre está hambriento de cosas.

Hablemos de los hijos. Regálales lo que puedas a tus hijos, y mientras más caro, mejor. Papá proveedor, papá materialista, mamá cosas. Regala atención, regala acompañar a tu hijo a ver cómo por primera vez se sube a una bicicleta. Regálale, sí, unos patines, pero patina con él. Es decir, regálale vida, regálale historia, regálale lo que le vas a poder regalar siempre.


Yo a ti siempre te podré regalar tiempo. Siempre podré ir al parque contigo, siempre me podré tomar un café a tu lado, siempre. Eso no hay ningún problema. No siempre te daré un viaje a Europa, no siempre te cambiaré el coche, no siempre te pagaré un posgrado en el exterior, no siempre. Por supuesto que no.

Entonces, cuidado porque el amor que se alimenta de regalos siempre está hambriento. Y así podríamos hablar de amigos, de empleados. Regala reconocimientos, regala afecto, regala seguridad, regala entre comillas empleo seguro. No estés regalando nada más bonos y bonos y bonos, porque entonces: «¿Y mi bono de este mes? ¿Y mi regalo de este mes? ¿Y mi cuestión de este mes?» Creo que ya nos entendimos perfectamente. El mejor regalo es el que sale del corazón. Es el tiempo, es una palabra, es gratitud, es reconocimiento, es confianza entre marido y mujer, es amor, es intimidad, es una caricia, es tiempo.

Entre novios es respeto, es seguridad, siempre fidelidad. ¡Qué belleza! El amor que se alimenta de regalos siempre está hambriento. El amor que se alimenta de detalles, de servicio, de comprensión, de caridad, de perdón, nunca estará hambriento porque eso se puede dar todos los días.

Hagamos todo el bien que podamos y que Dios los bendiga siempre.

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A continuación la reflexión completa:

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