El día de hoy, he visto el nuevo documental ‘Amén: Francisco responde’ en el que el Papa Francisco se encuentra con 10 jóvenes hispanoparlantes de entre 20 y 25 años, procedentes de España, Senegal, Argentina, Estados Unidos, Perú y Colombia, que reflejan la realidad de heridas y dolores de la juventud de nuestro tiempo. Debo decir, que me acerque a este documental, provocado por una columna infame de un medio “supuestamente católico” que ataca la participación del Santo Padre en esta producción sembrando desconfianzas y atacándolo sutilmente.
Después de mirar los 83 minutos del programa, debo decir que una vez más el Papa Francisco me ha sacado de mi comodidad, conmoviéndome profundamente por su valentía y audacia pero sobre todo por su decisión firme de abrazar las heridas de todos, sin miedo a las críticas e incomprensiones, sin temor a mancharse las manos con tal de ir tras de quien sufre para vendar sus heridas. Me parece que esta producción quedará como una lección real y viva de como dialogar con las nuevas generaciones.
El lugar: saliendo del Vaticano
En primer lugar, la conversación entre el Papa y estos jóvenes se hace fuera del Vaticano. Para ello, el Papa no teme salir de la comodidad o la protección que le podría dar, hacer un ejercicio cómo éste, pero controlado o supervisado, desde alguno de los organismos del Vaticano. ¡No! No tuvo miedo a salir del Vaticano y presentarse -como lo hizo Cristo- frágil, descubierto y sin ninguna protección o precaución para encontrarse con jóvenes que no selecciono, que no conocía antes la historia de vida de cada uno de los jóvenes y un encuentro que fue organizado por un director cinematográfico que se autocalifica de agnóstico. Y lo hizo, no en un lugar religioso como podría ser un templo, lo hizo en medio del mundo, en el cruce de caminos, en medio de una tarde lluviosa italiana, en un departamento en el cual para subir debió usar el ascensor de servicio.
Desde la primera toma del documental, se muestra a un Papa anciano, que cojea, con dificultades para caminar, cansado pero que eso no le impide para salir de su comodidad e ir a donde hay jóvenes que quieren hablar con él. ¡No tiene miedo a jugarse desde sus fragilidades físicas para ir a un encuentro que no controla con la tranquilidad y la certeza de que no va solo! ¡Porque sabe que hay alguien más que lo está acompañando y lo sostiene!
Los jóvenes: un retrato de los dolores y sufrimientos de nuestro tiempo
El director es quien seleccionó a los jóvenes que participarían en este diálogo. Si miramos desde la desconfianza, podríamos pensar que se le puso una trampa al Papa al sentarlo con jóvenes que en su mayoría tienen conflictos, peleas, discrepancias con la Iglesia Católica. Entre ellos, hay una chica binaria, otra chica lesbiana, un muchacho ateo, un chico que fue abusado en la Iglesia, una feminista activista del aborto, una joven que produce material pornográfico, una chica que intento suicidarse, o un muchacho africano que sufre del drama de la migración, entre otros.
Sin embargo, es otra la lectura que podemos hacer. El director hizo un ejercicio excelente al sentar cara a cara, al vicario de Cristo con los distintos dramas y sufrimientos que tiene nuestra juventud hoy día. Y es aquí donde comienza a producirse la chispa divina: Cristo que no tiene miedo de mirar cara a cara, las heridas que ha producido la cultura mediática actual. El Papa que nos muestra que para sanar las heridas primero hay que escucharlas y tocarlas, con profunda simpatía, reconociendo inclusive en las situaciones mas conflictivas el núcleo de verdad que hay en ellas. Por ejemplo, cuando se aborda el drama del aborto, el Papa para iniciar un diálogo con ellos, reconoce la sensibilidad que tienen por los sufrimientos humanos.
¡No se trata de una clase de apologética! ¡Mucho menos un debate entre posiciones! Lo que Francisco nos está mostrando es como ir al encuentro del hombre: tanto en lo que habla con ellos, como en las formas en que se dirige a los jóvenes, hasta en sus miradas y gestos. Todo esto queda muy bien registrado en el documental, ciertamente el director no nos permite escuchar toda la argumentación o respuesta que da el Papa con respecto a cada problema (como cuando el Papa empieza la argumentación para responder sobre el aborto o las acciones que ha tomado la Iglesia para prevenir el abuso), pero es que el documental no tiene la pretensión de enseñar la doctrina (¡lo dirige un director que no es católico!) sino el acierto del documental está en mostrar la decisión firme de salir a encontrarse con esos jóvenes, escucharlos y dialogar con ellos.
Me parece que ciertamente el destinatario principal de este documental no es para adolescentes que se están formando en la fe (¡Insisto, no se trata de un documental católico!) sino que el destinatario principal es para quienes adultos en la fe, tenemos que aprender a sanar las heridas de nuestro tiempo, aprender lo que significa ser un “hospital de campaña”, una Iglesia en salida, que le pone rostro a los problemas concretos y reales, que toca la realidad doliente, confusa y palpitante.
Como señala el P. José Luis Amarza de la arquidiócesis de Madrid: “Frente a tantas heridas de nuestro tiempo, frente a tantas ovejas sin pastor, ¡cuánta necesidad de encuentros positivos sanantes como el que ha mostrado Francisco! Francisco nos enseña una vez más que el desafío de la Iglesia no está en su cantidad numérica sino en mostrar que la Iglesia y la experiencia cristiana es significativa por su propia y mera existencia”
Su diálogo con la chica del camino Neocatecumenal
Entre los 10 jóvenes, solo hay una que visiblemente tiene una pertenencia cordial a la Iglesia, se trata de una jovencita que proviene de una familia del camino Neocatecumenal. Es significativo que se encuentra “en minoría” en este diálogo, pero ¿Qué acaso no es la realidad que vivimos, donde los cristianos somos minoría? Y no por ello, no podemos dejar de proponer valentía nuestra mirada sobre el hombre, dialogando y tratando de convencer con nuestra propia vida. ¡Eso es lo que podemos ver en este documental con esta joven española!
Pero me quiero detener, en el mensaje que le dirige el Papa Francisco, el cual nos ha conmovido a mi esposa y a mí. Después de que esta chica ha dado su testimonio de todo lo que creemos sobre la vida o la sexualidad a sus compañeros, el Papa Francisco la mira con ternura (¡y ojo que con la misma ternura miro a cada uno de los jóvenes, independientemente si fueran creyentes o no, independientemente de sus contradicciones o posiciones, Francisco siempre los miro con ternura!).
El Papa Francisco mirándola con ternura, le dice “¡Que valiente eres al hablar como lo has hecho aquí!”. El Papa reconoce que hay que ser valiente tanto para ir al encuentro de todos nuestros hermanos pero también para no renunciar a anunciar a tiempo y destiempo en lo que creemos.
Y después el Santo Padre, compara a esta chica con San Pedro, y le anuncia que en el futuro será zarandeada por el demonio, que no será fácil, que habrá tiempos de prueba y dolor. Pero también le dice a ella -como si también se lo dijera a él mismo-, le dice “¡Pero vale la pena!… porque descubrirás que alguien te acompaña al lado tuyo”.
En fin, deseo recomendar que vean este documental. Ciertamente para quien vive encapsulado por las gafas de la desconfianza de una ideología (sea de derecha o de izquierda, conservadora o liberal) no entenderá la riqueza de este documental. Pero si miramos, con los ojos de la fe, reconociendo a Cristo que camina en medio de las contradicciones de nuestras vidas, no habrá quien no se conmueva -como nosotros lo vivimos- mirando a Francisco, con esa paz profunda de un hombre que quiere ser hombre de paz y no de guerras, ese buen samaritano que todos estamos llamados a ser, para mirar, tocar y sanar las heridas de nuestro tiempo desde el encuentro y la fraternidad.
¡Gracias Señor por el magnífico Pastor que nos sigue educando en nuestra fe!
Te pedimos que lo sostengas
p.d. deseo recomendar antes o después de mirar el documental, que vean el extraordinario análisis que ha hecho el P. José Luis Almarza
José Antonio Rosas A, director fundador de la Academia Internacional de Líderes Católicos