Tras el rezo del Ángelus de hoy, 4 de septiembre de 2021, el Papa Francisco ha señalado que, en estos “tiempos difíciles” para las personas de Afganistán, ora “para que muchos países acojan y protejan a quienes buscan una nueva vida”.
“Rezo también por los desplazados internos, para que tengan la asistencia y la protección que necesitan. Que los jóvenes afganos reciban educación, un bien esencial para el desarrollo humano. Y que todos los afganos, ya sea en su patria, en tránsito o en los países de acogida, vivan con dignidad, en paz y fraternidad con sus vecinos”, expresó el Santo Padre.
Igualmente, Francisco se refirió a la beatificación en Argentina de fray Mamerto Esquí, fraile menor y obispo de Córdoba, y aseguró sus oraciones por el pueblo de Estados Unidos “que ha sido golpeado en los últimos días por un fuerte huracán. Que el Señor reciba las almas de los difuntos y apoye a los que sufren por esta calamidad”.
Después, el Papa habló sobre su próximo viaje a Budapest y a Eslovaquia y se dirigió “a todos mis hermanos y hermanas de la religión judía”, pues en los próximos días se celebrará el Año Nuevo judío, Rosh Hashaná y luego las dos fiestas de Yom Kippur y Sukkot: “que el Año Nuevo sea rico en frutos de paz y bondad para todos los que caminan fielmente en la Ley del Señor”, deseó.
Finalmente, el Pontífice saludó a los romanos y los peregrinos presentes y recordó que hoy se conmemora a santa Teresa de Calcuta: “Un gran aplauso. Saludo a todas las Misioneras de la Caridad, comprometidas en todo el mundo en un servicio a menudo heroico, y pienso en particular en las Hermanas del ‘Don de María’, aquí en el Vaticano”, concluyó.
A continuación, sigue el texto completo de las palabras del Santo Padre ofrecido por la Santa Sede.
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Ayer, en Catamarca, (Argentina), fue beatificado Mamerto Esquiú, Fraile Menor y Obispo de Córdoba. ¡Por fin un beato argentino! Fue un celoso anunciador de la Palabra de Dios para la edificación de la comunidad eclesial y también de la civil. Que su ejemplo nos ayude a unir siempre la oración y el apostolado y a servir a la paz y a la fraternidad. ¡Un aplauso para el nuevo beato!
En estos tiempos agitados en los que los afganos buscan refugio, rezo por los más vulnerables entre ellos. Rezo para que muchos países acojan y protejan a quienes buscan una nueva vida. Rezo también por los desplazados internos, para que tengan la asistencia y la protección necesarias. Que los jóvenes afganos puedan recibir instrucción, un bien esencial para el desarrollo humano, y que todos los afganos, ya sea en su patria, en tránsito o en los países de acogida, puedan vivir con dignidad, en paz y fraternidad con sus vecinos.
Aseguro mi oración por las poblaciones de los Estados Unidos de América que han sido afectadas en los últimos días por un fuerte huracán. Que el Señor reciba las almas de los difuntos y sostenga a los que sufren esta calamidad.
En los próximos días, se celebrará el Año Nuevo judío Rosh Hashanah. Y a continuación las dos fiestas de Yom Kippur y Sukkot. Extiendo de corazón mis buenos deseos a todos los hermanos y hermanas de religión judía. Que el nuevo año sea rico en frutos de paz y de bondad para todos los que caminan fielmente en la Ley del Señor.
El próximo domingo iré a Budapest para la conclusión del Congreso Eucarístico Internacional. Después de la misa, mi peregrinación continuará durante unos días en Eslovaquia y concluirá el miércoles siguiente con la gran celebración popular de Nuestra Señora de los Dolores, Patrona de ese país. Serán días marcados por la adoración y la oración en el corazón de Europa. A la vez que saludo con afecto a los que han preparado este viaje —y os doy las gracias—, y saludo a los que me esperan y que de corazón deseo encontrar, pido a todos que me acompañen con la oración y confío las visitas que realizaré a la intercesión de tantos heroicos confesores de la Fe, que dieron testimonio del Evangelio en aquellos lugares en medio hostilidades y persecuciones. Que ayuden a Europa a dar testimonio, también hoy, no tanto con palabras, sino sobre todo con hechos, con obras de misericordia y de acogida, de la Buena Noticia del Señor, que nos ama y nos salva. ¡Gracias!
¡Y ahora dirijo mi saludo a ustedes, queridos romanos y peregrinos! En particular, expreso mis mejores deseos a la Legión de María, que celebra su centenario. Que Dios los bendiga y que la Virgen los cuide. Saludo a los jóvenes de la Opera della Chiesa, a los chicos de Faenza y a los de Castenedolo que han recibido la Confirmación y la Primera Comunión, al grupo de Arta Terme y a los fieles polacos y lituanos, acompañados por los amigos de los Abruzos.
Hoy se conmemora a Santa Teresa de Calcuta, conocida por todos como Madre Teresa. ¡Un gran aplauso! Saludo a todas las Misioneras de la Caridad, comprometidas en todo el mundo en un servicio a menudo heroico, y pienso en particular en las Hermanas del “Don de María”, aquí en el Vaticano.
A todos les deseo un buen domingo. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!