¿Afecta a la psique de los médicos realizar eutanasias?

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Doctor © Pexels. Jonathan Borba

Julio Tudela y Paloma Aznar, del Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia, ofrecen este artículo titulado “¿Afecta a la psique de los médicos realizar eutanasias?”.

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A principios del mes de abril se publicó en El Diario un artículo con el siguiente titular: “No es acabar con la vida de alguien, sino con su sufrimiento”. Dicha noticia relata la experiencia de uno de los primeros médicos que ejercieron la eutanasia tras su entrada en vigor en España en junio de 2021. Andreu Pallars, el seudónimo con el que se da a conocer este facultativo por respeto a sus pacientes, afirma que “tenemos que preservar la memoria de las personas. Sabiendo mi nombre, se puede saber dónde ejerzo y, como no se han realizado muchas eutanasias, eso puede ser suficiente para saber a quién asistí… Las condiciones de la muerte deben quedar en privado”.

Pallars es médico de cabecera en una pequeña población de Cataluña. Poco antes de jubilarse, uno de sus pacientes enfermo de cáncer de 75 años a quien había acompañado a lo largo de toda su enfermedad, le solicitó la práctica de la eutanasia, siendo uno de los primeros en realizarla. “Tenía una enfermedad terminal, pero todavía le quedaban unos años de vida. Aun así, decidió que no quería seguir adelante… No fue fácil, pero le ayudamos a cumplir su deseo y a acabar con su dolor antes de que fuera inhumano” explica.

El facultativo deja en evidencia las dificultades psicológicas que atraviesan los profesionales (médicos y enfermeras) antes, durante y después de la intervención. Este califica su vivencia como abrumadora y dura y, afirma: “siempre es triste ver morir a un paciente que conoces, pero en este caso, se le suma el hecho de que lo has ayudado tú. Me sentí… ¿Bien? No diría ni contento ni orgulloso, pero profesionalmente me sentí bien, porque ayudé a alguien que lo necesitaba. Es duro, pero no fue tanto acabar con su vida, sino con su sufrimiento… Todo depende de quién consideres que es propiedad la vida. Si crees que es de un ser superior, objeta, está bien. Pero si crees que la vida pertenece a uno mismo, no hay ningún argumento lógico para negarte… muchos objetan, no por cuestiones religiosas, sino para ahorrarse el papeleo o el mal trago”.

La enfermera que ayudó al doctor inyectando el fármaco letal ha relatado “la noche anterior me costó muchísimo dormir: he puesto muchas bombas para que mis pacientes mueran sin dolor, pero esto es distinto. Tenía la sensación de que lo había matado yo… El momento de la muerte fue muy difícil. Luego llamamos a la familia, que esperaba en otra habitación. Se dio una situación muy fría y extraña, que nadie sabía muy bien cómo afrontar”.

Como bien dice B. Kelly en su estudio An indelible mark publicado en 2020, entre el 30 y el 50% de los médicos describe una gran carga emocional tras realizar una eutanasia; entre el 15 y el 20% admite un impacto personal negativo que perdura con el tiempo, subrayando que «pese a la importancia de este asunto (el efecto psicológico de realizar eutanasias) en la práctica médica, es un tema desatendido por la investigación empírica».

Por otra parte, el estudio Emotional and Psychological Effects of Physician-Assisted Suicide and Euthanasia on Participating Physicians de Kenneth R. Stevens de 2006, alega que 1 de cada 4 médicos se arrepintió después de haber practicado una eutanasia, y un 16% declara que la carga emocional les afectó de manera negativa a su trabajo.

En la misma línea, en un interrogatorio realizado a los eutanasiadores holandeses de la Baronesa Finlay en la Cámara británica de los Lores en 2005, el Doctor Mensingh van Charente declaraba que “la eutanasia no es un tratamiento médico, nunca te acostumbras a ella».

Apoyo a los médicos eutanasiadores


La Generalitat de Cataluña ha solicitado a los psicólogos de la Fundación Galatea, especializados en atención a sanitarios, el apoyo a los médicos que practican la eutanasia. “La muerte siempre está presente en este oficio, pero esto es distinto. Hace aflorar miedo, ansiedad, culpa e incluso dudas” afirma Toni Calvo, presidente de la Fundación, quien explica que es necesario “prepararlos” antes de eutanasiar «si no lo hiciéramos nosotros, muchos acabarían abocados a un suicidio terrible y con muchos números de salir mal”.

Nuestra valoración

Al inicio de esta noticia, parafraseando el titular de Diario Médico, el médico que practicó la eutanasia afirma que esta no consiste en acabar con la vida de alguien, sino solo con su sufrimiento. Eso es, precisamente, lo que debiera haber hecho este médico: tratar de aliviar el sufrimiento del paciente, que es una de las funciones del ejercicio de la medicina cuando no se es capaz de curar. Pero, lamentablemente, lo que ha hecho es terminar con el paciente, que es lo que se apresura a negar. Y esto, de lo que trata de justificarse, no es un acto médico, sino el trabajo de un verdugo.

Lamentamos que la Generalitat de Cataluña esté muy preocupada por la salud psíquica de los sanitarios que participan en la práctica de eutanasias y, sin embargo, no lo estén tanto de proveer esta misma ayuda a los pacientes que sufren y necesitan atención paliativa de calidad, lo que implica el tratamiento de sus necesidades clínicas, psíquicas y espirituales.

Matar a un paciente no admite justificación. Omitir el cuidado que necesita en la atención paliativa, tampoco. Esta es la verdadera asignatura pendiente del sistema sanitario, y no la pretendida normalización de la supresión de los pacientes.

Julio Tudela

Paloma Aznar

Observatorio de Bioética

Instituto Ciencias de la Vida

Universidad Católica de Valencia