En esta entrevista, el psicólogo Ezio Aceti analiza la importancia de comprender el mundo de los adolescentes en la actualidad, señalando una serie de valores y sugerencias que se deben brindar a los jóvenes para ayudarlos a crecer libres, con capacidad de escucha y autorreflexión.
Ezio Aceti, casado, con dos hijos y dos nietos, se ha siempre ocupado de la educación y psicología de los niños y adolescentes. Fue director de un centro de formación profesional y coordinador científico de centros para discapacitados graves.
Ha abierto centros de escucha psicopedagógica en los jardines de infancia, en las escuelas primarias, secundarias y bachilleratos, dirigidos a padres y profesores. Con otros psicólogos fundó la asociación Parvus que se ocupa de las terapias infantiles y el apoyo a los padres en la educación de los hijos.
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El mundo de hoy privilegia las relaciones, la empatía y las emociones, facilitando así el nacimiento de un tipo de persona más abierta y sensible a todo. ¿Cómo conocer y educar a este nuevo tipo de hombre, especialmente en su niñez y adolescencia?
Este descubrimiento que ha hecho el mundo es muy hermoso porque arroja luz sobre todo nuestro mundo emocional, afectivo y relacional. Jesús era una persona apasionada, con una personalidad que no solo atraía irresistiblemente, también convivía con los demás.
Así también nuestra fe y nuestra forma de creer no solo deben ser muy racionales, sino sobre todo debe involucrar a toda la persona y a todas las personas. Debemos darnos cuenta de que está naciendo un nuevo tipo de hombre, el hombre empático y relacional.
Pero los educadores aún no son capaces de comprender a este hombre nuevo, son sobre todo los adolescentes, que viven inmersos en este mundo, los primeros en tener que lidiar con esta explosión de emociones. Las emociones hoy abundan y no son ni positivas, ni negativas, son simplemente una energía estupenda que envuelve a nuestros chicos y que bien encauzadas pueden crear hombres capaces de entablar relaciones con todos, configurando por decir así el “hombre mundo”.
Pero nos enfrentamos a un problema: las emociones son tantas que a los adolescentes les cuesta gestionarlas, manejarlas, controlarlas y así lamentablemente en muchos de los casos se doblegan a las dependencias emocionales, la adicción a las redes sociales o a las drogas. Entonces la pregunta sería ¿Qué hacer? En primer lugar no endemoniar las emociones, mejor educarlas.
Ante un cambio, la respuesta es siempre educativa. Aquí presento tres propuestas concretas:
La primera es que la educación de las emociones se trabaja a partir de la escuela de la infancia, todos los niños deben saber qué son las emociones, cómo manejarlas y cómo utilizarlas.
El segunda sugerencia es la educación relacional que debe abarcar el periodo de la escuela primaria en adelante. Necesitamos hacerles entender a los niños que el futuro apunta a la construcción de relaciones con todos, sabiendo que la verdad no está sólo de una parte sino en la relación con los demás.
La tercera propuesta educativa consiste en ayudar a nuestros adolescentes a detectar el peligro inherente a la dependencia de las emociones porque, deben ser capaces de controlarlas de lo contrario ellas toman el poder. Este hombre que adviene, si lo comprendemos bien, es una cosa maravillosa, es el hombre empático relacional.
Una cantidad inimaginable de noticias, mensajes, videojuegos, programas, chats, han aparecido abrumando las costumbres y tradiciones del pasado. Cambios que han dejado a los jóvenes con bastante frecuencia sin tiempo para otras actividades o presentan nuevos patrones o estilos de vida. Frente a estos nuevos hábitos, ¿cómo encontrar respuestas adecuadas a las apremiantes preguntas de los adolescentes sobre la libertad?
Muchas gracias por esta pregunta, porque la libertad es el valor más alto del ser humano. ¿Quién es la persona libre? La persona libre es aquella que siente algunas cosas en su interior, piensa con su inteligencia en lo que siente y luego decide con su inteligencia lo que está bien o mal hacer.
Los jóvenes necesitan este tipo de libertad que presenta sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Los puntos de fragilidad ¿Cuáles son?, el de la reflexión, están tan bombardeados de información e ideas que les cuesta ahondar en las cosas, las viven de forma superficial no porque no quieran ser profundos, sino porque no les hemos enseñado a profundizar.
Una vez pudimos profundizar porque no teníamos tantos estímulos. Hoy en día, nuestros niños, inmersos en este mundo excitante, tienen dificultades para profundizar. Entonces, una cosa que tenemos que hacer como adultos es enseñarles la capacidad de escuchar y auto reflexionar, esto se los tenemos que dar.
El segundo aspecto es que no se da la libertad si no tengo puntos de referencia. Aquí mirando a la educación cristiana, es importante analizar cómo viene presentada la figura de Jesús y los valores. Hoy no basta decir a los jóvenes que son imagen de Dios, esto no lo entienden. No es suficiente decir que deben portarse bien, para ellos esto no tiene sentido…
En cambio, tenemos que hacer referencia a los valores que ya están presentes dentro de ellos. ¿Cuáles son estos valores? Lo primero es recordarles que son seres relacionales, que no pueden vivir el uno sin el otro. Lo segundo es que dentro de ellos ya están programados para amar, para hacer el bien y que si siguen este programa encontrarán la libertad. El tercer valor es que son capaces de darse cuenta que las cosas reales, verdaderas, dan alegría y las cosas falsas provocan tristeza.
Cuando un adolescente está verdaderamente feliz es porque ha experimentado algo verdadero. El cuarto valor es la capacidad de recuperar, dentro de ellos existe siempre la posibilidad de volver a empezar y el quinto valor importante es avivar en ellos el deseo de “algo más grande” el deseo del trascendente, porque cuando soy libre siento el deseo de más y cada vez más.
La libertad no es estática, es la sustancia de la vida, lleva a descubrir cosas nuevas pero siempre respetando los valores que tengo dentro de mí.
La sexualidad habla de una diferencia: hombre y mujer, que condiciona a la persona en su totalidad, incluida la dimensión emocional. Tema de gran debate ante las ideologías de género y los lenguajes de inclusión. Frente a estas ofertas de felicidad, ¿Cómo acercar a los jóvenes a la belleza del amor verdadero y la sexualidad humana?
Tomemos una pauta de esta pregunta que es hermosa. En primer lugar, dejemos de ver lo negativo en todas partes. Dejemos de pensar que hablar de género es veneno puro, dejemos de pensar que la homosexualidad está en contra de quién sabe qué… Todo lo que concierne al ser humano, contiene potencialidades que deben desarrollarse bien, ciertamente junto con los riesgos de oscuridad y negatividad que conlleva.
Cuando hablamos de sexualidad, debemos tener una idea clara de lo que es la sexualidad. La sexualidad del ser humano se expresa en todas las dimensiones de su persona: cuerpo, psique y espíritu. Es principio fundamental de identidad. La educación sexual es educación para toda la persona.
El concepto del “género” nace con una razón posiblemente justa ya que el hecho de distinguir entre hombre y mujer hasta ahora se había usado mal, por ejemplo podemos citar la violencia hacia las mujeres, o el “machismo” incluso presente en esta Iglesia que yo amo, tanto que hasta el Papa Francisco lo ha evidenciado.
Sin embargo la evolución de la ideología del genero ha tomado un camino equivocado buscando la supresión de cualquier distinción entre hombre y mujer. La teoría del género dice: “pero si ser hombre y mujer crea tanta dificultad, crea diferencias, crea violencia, entonces es una cosa equivocada”. Afirmando también: “la sexualidad es solo resultado de la educación”, lo cual es cierto pero no del todo…
Ser hombre o mujer no es un accidente. Nacemos hombre y mujer no solo en lo que respecta a los órganos genitales, si miramos la formación del feto en un punto determinado se ven diferencias estructurales y funcionales del cerebro masculino y femenino. Entonces la educación debe respetar esta verdad.
La verdadera educación sexual ocurre del quinto al séptimo año con la identidad sexual cuando yo, como hombre, soy feliz conmigo como hombre y la mujer como mujer está feliz con ella como mujer. Esta es la primera preocupación que debemos tener como padres, como educadores: que los niños sean felices por ser quienes son, un niño o una niña.
La orientación sexual es diferente, generalmente ocurre en la pre adolescencia y en la adolescencia donde en algún momento un niño puede, invadido por todos los impulsos adolescentes, sentir atracción por un niño del mismo sexo pero esto no significa que sea un homosexuales o una lesbiana; Significa que estas emociones todavía necesitan ser encausadas y gobernadas.
Mi experiencia clínica me dice que si esperamos los momentos oportunos y no catalogamos a un chico o una chica que siente atracción homosexual, pero les ayudamos poco a poco a conocer y gobernar sus emociones, esta experiencia aparente homosexualidad se vuelve heterosexual, es decir camina hacia su verdadera identidad. Lo más importante en los adolescentes es ayudarlo a convertirse en el dueño de sus propias emociones.
Podría suceder que alguien en edad adulta y patrón de sus propias emociones sienta atracción por personas de su mismo sexo…Y entonces ¿qué sucede? No iremos al cielo por la orientación sexual que sentimos, iremos al cielo porque le hemos pasado el vaso con agua al otro.
En el Evangelio nunca encontré escrito que voy al cielo porque creo en Dios, Jesús no me pide esto, ni siquiera me pregunta si yo soy musulmán, cristiano o si tengo tendencias heterosexuales. Me pregunta si he alimentado al hambriento, sí he vestido al desnudo… es decir, si he amado a la persona. Vamos al cielo porque amamos al hombre. Es amando al hombre como yo llego a Dios. Este Papa, que es brillante, dice que debo tocar la carne de Cristo, que es la carne de mi hermano, para tocar a Dios.
Debemos educar a nuestros jóvenes en la belleza del afecto y la sexualidad humana. La ideología del genero elimina la diversidad, un terrible error. Nosotros esta diversidad debemos usarla mejor, dejando ver que la unidad y complementariedad tan hermosa entre el hombre y la mujer evidencia la belleza de Dios. La iglesia finalmente se está abriendo…
¿Cómo puede el educador, padre o catequista presentar la moralidad a los jóvenes no como una carga sino como una ayuda en el camino?
Pienso que se debe hacer lo contrario de lo que se ha hecho hasta ahora, no porque los que nos precedieron hayan equivocado, sino porque no tuvieron la suficiente luz. El primero que inspira la evolución del hombre es quien lo creó, Dios. Dios nos está dando las luces para comprender toda la evolución del hombre.
Nos está haciendo entender que la moral sirve para liberar a la persona, no es una carga, no hay ninguna prohibición. Dios no es el Dios del temor, es el Dios del amor, de la apertura, del coraje. Hablar de moral aterrorizando al hombre es hacer uso del moralismo, que es una moral degenerada.
La verdadera moral es mirar al hombre y mostrar tanto la belleza que hay dentro del ser humano: la belleza que hay en el cariño, en la sexualidad, en el amor…que el joven enamorado de esta belleza se convierta en patrón y dueño de todos sus instintos y de todas sus emociones. Un catequista, un educador debe estar enamorado del hombre, enamorado de Dios, tener una relación personal con Jesús e imponerse a los jóvenes presentando la belleza de Dios.
Siempre hemos pensado que pecar es ofender a Dios, pero cuando uno peca, el hombre se ofende así mismo porque Dios en su esencia es exclusivamente amor y luz. Dios está aquí para apoyarnos, sobre todo, cuando presentamos situaciones graves, Él es la belleza de todo.
Entonces la verdadera moralidad es encaminarse hacia esta altura humana que Dios nos pide. Debemos traducir las grandes verdades de Dios en palabras sencillas para que nuestros niños y jóvenes vayan a la iglesia porque se sienten atraídos por Jesús, por su amor.