Regina Lynch, directora del departamento de proyectos de la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) expresó que el Motu proprio Antiquum ministerium, con el que el Papa Francisco instituyó el ministerio del catequista, ha supuesto “una gran alegría” para ellos.
En una nota publicada el pasado 18 de mayo de 2021, la organización pontificia señala que apoya la labor del catequista en muchos países del mundo: “Solo en 2020, ayudamos a más de 18.000 catequistas en todos los continentes, la mayoría de ellos en Asia y África”, expuso Lynch. Y es que financiaron hasta 20 proyectos para proporcionar material técnico, pastoral y educacional al nuevo ministerio.
Columna vertebral de la Iglesia
La directora de proyectos de la fundación subraya que, “por nuestros proyectos, en más de 140 países, sabemos que los catequistas son la columna vertebral de la Iglesia en muchos lugares del mundo”. Especialmente en zonas remotas, donde un sacerdote raramente puede acudir, o en países donde la guerra y la persecución dificultan el trabajo parroquial, los catequistas son personas de contacto, ayudantes y pastores, todo en uno.
“Los catequistas que dirigen la labor pastoral en las regiones donde no hay sacerdotes, a veces pagan su valor y dedicación incluso con la muerte. Un ejemplo especialmente conmovedor es el de Philippe Yarga, de la diócesis de Dori, en Burkina Faso”. Yarga, que
era responsable de la coordinación pastoral en el este de Burkina Faso, en la frontera con Níger, fue asesinado por terroristas el 16 de febrero de 2020. Dejó siete hijos, de los cuales el más joven nació seis semanas después de su muerte.
“Los catequistas de Burkina Faso y otros países de la zona del Sahel se enfrentan a amenazas terroristas y a veces tienen que huir con sus familias de la noche a la mañana. Por eso, ACN está apoyando, por ejemplo, un proyecto de ayuda en Burkina Faso para atender a 18 catequistas y a sus familias, que han resultado desplazadas”, explica Regina.
El caso de Joseph Gazi
El comunicado de ACN muestra que detrás de estos proyectos hay personas con historias muy impresionantes. Por ejemplo, uno de los catequistas que apoya ACN es John Joseph Gazi, de Uganda. Es originario de Sudán del Sur, el estado más reciente de África. En este país, que se independizó en 2011, se libran grandes conflictos de de poder y étnicos. La familia de John no pudo escapar de la matanza. “Mi padre, mi hermana y mi hermano fueron asesinados”.
Él, sin embargo, pudo escapar al país vecino, Uganda, donde más de un millón de personas malviven en campos de refugiados. Aún peor son las cicatrices del alma, sobre todo entre los jóvenes, muchos de los cuales sufrieron abusos cuando eran niños soldado en los conflictos.
John se siente especialmente enviado a ellos: “Muchos tienen odio y pensamientos de venganza. Les hablo del perdón”. Lo ha perdido casi todo, pero no su fe en Dios. Por eso, se formó como catequista, si bien él mismo prefiere el término “evangelizador”: Llevar la Buena Nueva a los pobres y desesperados.
La nota destaca cómo ACN financió su formación en el Centro Emaús, cerca de la capital ugandesa Kampala. Allí, los jóvenes reciben formación para curar las heridas del alma de sus compatriotas y asistirles en diversas necesidades. Una “batalla” muy diferente y más prometedora que la amarga guerra en su tierra natal. John confiesa: “Ahora, soy un soldado de Jesús y lucho para devolver las almas a Dios”.
Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN)
Ayuda a la Iglesia Necesitada es una Fundación Pontificia. Como caridad católica, ACN apoya a los fieles donde quiera que sean perseguidos, oprimidos o necesitados a través de la información, la oración y la acción.
Fundada en 1947 por el P. Werenfried van Straaten, a quien el papa san Juan Pablo II nombró “un destacado apóstol de la caridad”, la organización trabaja actualmente en más de 140 países de todo el mundo.