Aborto, suicidio asistido y pena de muerte contrarios al derecho a la vida

El Observador Permanente de la Santa Sede en la ONU defiende la dignidad humana y llama al desarme nuclear

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En un reciente discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, el observador permanente de la Santa Sede subrayó la importancia de defender la dignidad humana, afirmando que «sin ella, ningún otro derecho puede ser ejercido o disfrutado». También expresó su preocupación sobre el armamento nuclear, lamentando que la comunidad internacional «haya optado por la división en lugar de abrazar un espíritu de fraternidad».

La Dignidad Humana como Pilar Fundamental

Durante su intervención en la 79ª sesión de la Asamblea General de la ONU, el arzobispo Gabriele Caccia, observador permanente de la Santa Sede, destacó que la dignidad humana es una cualidad intrínseca del individuo, no un estatus a alcanzar o conceder. «Cuando la dignidad se trata como un estatus, el valor de cada persona se subordina al poder y las conexiones», afirmó. Caccia enfatizó que la dignidad humana es esencial para los derechos humanos, y sin ella, ningún otro derecho puede ser ejercido o disfrutado.

El arzobispo hizo hincapié en que el aborto va en contra del derecho a la vida, un derecho defendido incluso dentro de las Naciones Unidas. También criticó el suicidio asistido, destacando que las historias perturbadoras abundan donde esta práctica ha sido legalizada. Además, reafirmó la postura de la Santa Sede contra la pena de muerte, considerándola una violación del principio fundamental del derecho a la vida.

Desarme Nuclear y la Necesidad de la Paz

El 22 de octubre, el arzobispo Caccia participó en otro panel de la Asamblea General, centrado en el desarme nuclear. Expresó una profunda preocupación por el creciente riesgo de conflicto nuclear, caracterizado por amenazas alarmantes y una carrera armamentista incesante. «Es deplorable que la comunidad internacional haya optado por la división en lugar de abrazar un espíritu de fraternidad», señaló Caccia, haciendo un llamado a la paz y la necesidad de un desarme efectivo, que enfrenta numerosos obstáculos.


El observador permanente destacó que la posesión y producción de armas nucleares no solo es inmoral, sino que también desvían recursos que podrían ser utilizados para alcanzar una verdadera seguridad global. Expresó su decepción por la creciente polarización y desconfianza observadas durante la segunda sesión de la Comisión Preparatoria para la 11ª Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear, lo que podría impedir el progreso hacia un consenso en la próxima Conferencia de Revisión de 2026.