Aborto químico: ¿seguro?

Un análisis de la seguridad y eficacia del aborto farmacológico y sus implicaciones para la salud materna

Las complicaciones asociadas a la práctica de abortos afectan no solo al embrión o feto, con el que terminan, sino también a su madre que, como han demostrado varios estudios, incrementa significativamente el riesgo de padecer trastornos mentales como ansiedad, depresión, alcoholismo o consumo de sustancias estupefacientes, entre otros.

Un estudio recién publicado en la revista New England Journal of Medicine analiza la eficacia y seguridad del aborto farmacológico, con una combinación de mifepristona y misoprostol. Aunque se refiere al aborto químico como eficaz y seguro, incluye también entre sus conclusiones que “no hay evidencia suficiente sobre su eficacia y seguridad en etapas muy tempranas de la gestación, antes de que se pueda visualizar el embarazo con ecografía.” Concluye también que el aborto con medicamentos antes de un embarazo intrauterino confirmado no fue inferior al tratamiento estándar tardío con respecto al aborto completo.

El estudio incluyó 1504 mujeres de 26 procedencias en nueve países y se las asignó aleatoriamente al grupo de inicio temprano (754 participantes) o al grupo estándar (750 participantes). En un análisis por intención de tratar, se produjo un aborto completo en 676 de 710 participantes (95,2%) en el grupo de inicio temprano y en 656 de 688 (95,3%) en el grupo estándar; la diferencia absoluta entre grupos fue de -0,1 puntos porcentuales (intervalo de confianza del 95%, -2,4 a 2,1). Se produjeron embarazos ectópicos en 10 de 741 participantes (1,3%) en el grupo de inicio temprano y en 6 de 724 (0,8%) en el grupo estándar, con una ruptura antes del diagnóstico (grupo de inicio temprano). Se produjeron eventos adversos graves en 12 de 737 participantes (1,6%) en el grupo de inicio temprano y en 5 de 718 (0,7%) en el grupo estándar (P = 0,10); la mayoría fueron hospitalizaciones sin complicaciones para el tratamiento de embarazo ectópico o aborto incompleto.

Seguridad de la técnica

La eficacia, entendida como el número total de abortos que se completaron fue del 95 %, es decir, cinco de cada cien mujeres, según este estudio, no lograron culminar el aborto y debieron recurrir a otras técnicas abortivas complementarias.

Como hemos informado previamente, las evidencias científicas disponibles sobre los riesgos del uso del abortivo mifepristona son objetivas y documentadas desde hace tiempo.

Cuando tras la ingesta de la RU-486, generalmente combinada con misoprostol, no se consuma el aborto, el feto tiene grandes posibilidades de sufrir graves deformidades, según muestran algunos estudios, que también muestran que tras su administración a la mujer embarazada puede desencadenar  contracciones dolorosas, náuseas, vómitos, diarrea y abundante hemorragia que incluso persiste hasta días después del tratamiento, y que obliga con frecuencia a ingresos hospitalarios.

Debido a estas complicaciones, que incluyen algunas muertes, la FDA obligó a que los prospectos de la RU-486 advirtieran del riesgo de infecciones y hemorragias derivadas de su consumo.


Un estudio previo, “A Post Hoc Exploratory Analysis: Induced Abortion Complications Mistaken for Miscarriage in the Emergency Room are a Risk Factor for Hospitalization”, publicado en 2022 en la revista Health Services Research and Managerial Epidemiology, que la editorial retractó, tal como hemos informado, por causas poco claras, como, entre otras, que los investigadores colaboraban con organizaciones pro-vida, mostraba los resultados de un análisis longitudinal durante 17 años de 423.000 abortos provocados y 121.283 visitas a urgencias en los 30 días posteriores a la realización del aborto entre 1999 y 2015.

Uno de los datos que se muestran en el estudio es que más del 60% de los ingresos en urgencias relacionados con la píldora abortiva se trataron erróneamente como abortos espontáneos en 2015. Estos datos advierten del peligro de ocultar al médico que ese aborto ha sido provocado tras tomar píldoras abortivas.

Las pacientes con abortos químicos cuyos abortos se clasifican erróneamente como abortos espontáneos durante una visita a urgencias, experimentan posteriormente un promedio de 3,2 ingresos hospitalarios en un plazo de 30 días. Según este estudio, y en contraste con los datos publicados ahora con una muestra más reducida, al 86% de las pacientes finalmente se les realiza la extirpación quirúrgica de los productos retenidos de la concepción (RPOC). Los abortos químicos tienen más probabilidades que los abortos quirúrgicos de dar lugar a un ingreso en RPOC (OR 1,80, CL 1,38-2,35), y los abortos químicos ocultos tienen más probabilidades de dar lugar a un ingreso posterior en RPOC que los abortos sin codificación errónea (OR 2,18, CL 1,65-2,88). Los abortos quirúrgicos mal codificados/ocultos tienen igualmente el doble de probabilidades de resultar en ingreso hospitalario que aquellos sin codificación errónea.

Valoración bioética

Es incorrecto en todo caso hablar de “aborto seguro” para referirse tanto al aborto químico como quirúrgico. Las complicaciones asociadas a la práctica de abortos afectan no solo al embrión o feto, con el que terminan, sino también a su madre que, como han demostrado varios estudios, incrementa significativamente el riesgo de padecer trastornos mentales como ansiedad, depresión, alcoholismo o consumo de sustancias estupefacientes, entre otros. Continuar con el embarazo en adolescentes es un factor protector que reduce el riesgo de suicidio en un 50 % y la muerte por otras causas en un 40 %. En las mujeres que se han sometido a un aborto provocado el riesgo de mortalidad es un 170% mayor respecto de las que han dado a luz a un hijo vivo. Además, presentan el doble de riesgo de muerte en el año posterior al aborto provocado respecto de las que han sufrido un aborto espontáneo.

Ocultar estas evidencias científicas a las mujeres que solicitan abortar es negarles su derecho de elegir con libertad, ponderando adecuadamente las consecuencias negativas asociadas al aborto.

El aborto constituye un atentado no solo contra la vida del nasciturus, sino también contra la salud de su madre. Tampoco es seguro, si tomamos en consideración las evidencias disponibles sobre sus riesgos asociados. Por lo tanto, las afirmaciones del reciente artículo mencionado denominando al aborto químico como eficaz y seguro, esconden una manipulación por parte de quienes defienden el aborto, e ignoran sus consecuencias.

Julio Tudela – Observatorio de Bioética – Instituto Ciencias de la Vida – Universidad Católica de Valencia