Desde mañana 28 de abril, hasta el 2 de mayo, se realizará en Ciudad del Vaticano, el encuentro mundial “Párrocos por el Sínodo”, con asistencia del santo padre.
Exaudi conversó con el padre Teo Nieto, uno de los trescientos párrocos del mundo entero, elegidos para este fin, quien llevará su voz y experiencia desde el mundo rural.
Después de procesar esta inesperada designación.. ¿Con qué sentimiento y expectativa llega al encuentro de párrocos por el Sínodo?
Llego, sobre todo, con el corazón disponible y la mente abierta, dispuesto a escuchar y a aportar desde la experiencia. A partir de aquí se mezclan el orgullo (sentimiento que no me gusta) con el miedo, temo no saber transmitir la voz del Mundo Rural. En estos días me he encontrado con que las gentes de mis pueblos están orgullosas e ilusionados y eso me asusta.
¿Cómo cree que la Sinodalidad viene dinamizando el trabajo pastoral que Ud. realiza?
Yo siento que la Sinodalidad viene, de alguna manera, a certificar aquello en lo que venimos trabajando desde hace mucho tiempo, que es un trabajo conjunto entre laicos (especialmente mujeres, y esto es importante subrayarlo), vida religiosa (con la presencia privilegiada de sor Avelina, religiosa del Amor de Dios) y un grupo de sacerdotes que ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Sin embargo, lo realmente importante es que ese trabajo conjunto se intenta hacer sintiendo que vivimos una iglesia de hermanos y hermanas y que no recurrimos a la sinodalidad, solo por la necesidad ante la escasez de clero. Mi trabajo pastoral siempre ha estado inspirado en este convencimiento.
Su elección ha sido muy comentada por los números que se manejan: 43 parroquias, 155 mil kilómetros, su edad… ¿cree que lo han convocado por esas cifras o para que comparta su fuerte apuesta por la pastoral rural?
Me parece muy triste que se haga uso de estas cifras. Primero porque las cifras no hablan del trabajo diario y segundo porque, si fuera por cifras, hay muchos más hermanos que están haciendo lo mismo (o más “kilómetros”). No sé qué ha motivado mi elección (y he dejado de preguntármelo), lo que sé es que voy a intentar aprovecharlo.
No todos saben que Ud. es asesor y promotor del Movimiento de Jóvenes Rurales Cristianos, que pertenece a la Acción Católica especializada… ¿Qué cambios en lo rural, propone este antiguo, aunque siempre vigente movimiento de la Iglesia?
Como toda la Acción Católica, tenemos el esquema base de VER-JUZGAR-ACTUAR. Y, cuando se hace un profundo análisis de la realidad se descubre que el “actuar” siempre es novedoso porque la realidad es muy cambiante. Concretamente en el Mundo Rural la presencia de los movimientos, apostando por una evangelización en clave social (de trabajo por el desarrollo de los pueblos), hoy se tiene que traducir en dos cosas básicas: ser transmisores de esperanza y crear “líderes” para el Mundo Rural. Nuestro mundo necesita referentes de otro estilo a los que propone la sociedad neoliberal, y nuestros pueblos necesitan personas que dinamicen y reconstruyan el movimiento asociativo. La Iglesia tiene mucho que aportar en este sentido.
Volviendo a las 43 parroquias… ¿Cómo divide el trabajo? ¿Tiene ayuda o lo hace todo Ud. solo…?
Somos un equipo… y esto es importante recalcarlo. Lo que llamamos el “Equipo misionero” está compuesto por un grupo de laicas y laicos, Avelina (que es la religiosa a la que antes aludía), un grupo de sacerdotes (entre los cuales hay dos en proceso de inserción en la diócesis), y un diácono en espera de la ordenación sacerdotal. La idea es que las personas de este Equipo (los laicos y laicas) sean los referentes para estas comunidades y en ese camino estamos.
Los asistentes al evento contribuirán a la redacción del Instrumentum laboris, para la Segunda Sesión de la Asamblea Sinodal de octubre de este año… ¿Qué le gustaría que se incluya en lo referido a la pastoral rural?
Hay muchas cosas que me gustaría que se incluyeran (papel de los laicos, los bienes de la Iglesia,…), pero creo que debo centrar mi mirada en el lugar en el que estoy, que es el Mundo Rural. Y esto lo quiero traducir en provocar la reflexión orante (para que nos llegue al corazón) sobre la importancia de lo pequeño, lo sencillo, lo débil. A veces en la Iglesia tenemos bellos discursos y grandes teologías sobre lo pequeño, pero eso no se ve reflejado en planes pastorales (nos lo tenemos que creer… lo tenemos que rezar). Lo cual tiene una derivada básica: el papel de la mujer. En mi realidad, en los pueblos que me han acogido, la mujer tiene un papel esencial social y eclesialmente
Retornemos a Usted… Aparte de ser un párroco multifacético 24/7 y de tener 54 años, es profesor de religión y doctorando con una tesis en ciernes… ¿Cómo hace para no agotarse, no frustrarse ni tampoco aislarse? Se lo preguntamos a modo de consejo para los «curas rurales»…
Lo de no agotarse, no frustrarse, siempre es prematuro decirlo porque en cualquier momento nos puede llegar. Aunque en realidad tendríamos que distinguir entre que “nos llegue” y que nos llegue de manera crónica. Que nos sintamos agotados en muchos momentos de nuestra vida significa, simplemente, que somos humanos y plenamente conscientes de la tensión que significa intentar construir Reino. Al menos a mí el cansancio me llega muchas veces, pero me mantengo desde la oración y las presencias que ese Dios cercanía me pone en el día a día. Creo que es muy importante que los sacerdotes diocesanos aprendamos a vivir una espiritualidad en contacto con la realidad concreta a la que estamos llamados y que sepamos crecer junto a la comunidad que servimos, dejarnos enseñar y acoger por las personas que nos rodean… Yo recibo mucho aliento de personas y familias concretas.
En las fiestas, los bautizos y los funerales de las zonas rurales, a los que acuden habitantes con escasa participación parroquial o comunitaria. ¿Cómo les hace sentir la cercanía de la Iglesia con el mundo rural? ¿Y a la vez, en qué los compromete?
Todos esos son momentos puntuales en los que tenemos que decidir: seguir “riñendo” a la gente por no estar o abrazarlos porque sí están (es la parábola del Hijo Pródigo). Pienso que la homilía es un instrumento privilegiado para esto y no creo que sea el momento de grandes teologías sino de sencilla ternura. El evangelio es ternura hecha palabra. Dejar que palabras con ternura lleguen al corazón acaba contrastando, cuestionando la propia vida…. Además en estos pequeños pueblos, se asista o no a misa, siempre hay oportunidad de tener un contacto cercano.
¿Le inquieta la posibilidad de llegar a una «España despoblada»?¿Cuál es la propuesta que lleva al Sínodo ante esta realidad?
No nos equivoquemos… es Occidente, con nuestro estilo de vida, quien se está “despoblando”. Estoy convencido de que la Iglesia debe ser motor de esperanza para aquellos lugares que no cuentan en nuestro paradigma cultural en el que lo “grande” y lo “eficaz” es lo que prima. Lo curioso de este mundo es que apuesta por lo grande, pero destruye las grandes utopías. Debemos seguir construyendo esa gran utopía que es el evangelio, sabiendo que es un don que pide de nuestra tarea y creyendo que en lo pequeño se da la presencia del Resucitado.
Finalizando… Sabemos también que otros temas ocupan su tiempo y desvelo. Díganos algo sobre ellas y lo que propone. Por ejemplo, la identidad rural…
El papa en Laudato sí nos habla de lo peligroso que puede ser perder una cultura… La cultura rural está en “peligro de extinción”. Debemos mantenerla, defenderla, pero no como una pieza de museo a conservar, sino como un organismo vivo que debe seguir en contacto con otras identidades culturales y así seguir creciendo y mostrándose al mundo como una alternativa real de vida para una sociedad masificada, de pensamiento único y cargada de prisas.
La economía rural y/o economía alternativa…
Ésta es la última campaña/reflexión del Movimiento de Jóvenes Rurales Cristianos, convencidos de que hay experiencias económicas en el Mundo Rural que son una verdadera alternativa. Rastrear para actualizar lo que fueron los estilos de vida económicos de los pueblos nos puede ayudar a superar ese paradigma económico actual que nos dice que “fuera del capitalismo no hay salvación”.
Apostar por el comercio local, de cercanía…
Benedicto XVI nos dijo una cosa muy bonita, nos dijo algo así como que “comprar no es solo un acto económico, es un acto ético”. La economía del comercio local es la economía de lo pequeño. Las grandes centrales de “compras” (por internet) concentran empleo (y población), dan poca calidad de vida para esos trabajadores. El comercio local alimenta familias y da servicio a las personas sencillas que se pierden en el mundo digital.
La sanidad pública…
Participo en la Plataforma en defensa de la Sanidad Pública en Aliste, convencido de que no se puede hacer negocio de algo tan importante como la salud. Es negociar con el bienestar de las personas. La sanidad pública es un buen ejemplo de un principio básico del Magisterio Social de la Iglesia: el Bien Común.
Una falta de moral en los tratados de libre comercio.
Estoy intentando analizar estos tratados. Todavía me queda mucho camino pero voy viendo que los tratados de libre comercio no buscan el bienestar de las personas. Buscan el crecimiento económico medido en torno al PIB, lo cual significa que (como suele decir el economista Enrique Lluch) se mide lo que tenemos entre todos, pero esto no quiere decir que cada uno tenga lo suficiente para una vida digna.
Como Iglesia tenemos que tener una palabra seria sobre esto para decir que el comercio tiene que ser un mecanismo para satisfacer las necesidades de todo el mundo, no un dios al que servir y del que servirme, para satisfacer caprichos, aunque eso suponga la explotación de personas y del planeta.
La desmitificación del mundo rural…
Solo se ama de verdad lo que se conoce y se reconoce en profundidad. Cuando alguien quiere tener presencia en un pueblo sin conocerlo, sin saber de sus grandezas y miserias, no va a durar mucho en ese pueblo. A mí me gusta decir que el amor no puede ocultar la verdad, pero se debe amar a pesar de la verdad.
No podemos despedirnos sin preguntarle lo que todos los lectores quieren saber… ¿Cómo está conformada su agenda de hoy y de mañana…?
Aquí, si fuera la radio, habría una carcajada… La agenda se puede configurar de muchas maneras: oración, salir a correr un poco para despejarme, clases, reuniones, estudio, preparar reuniones, etc. todo ello muy planificado. Hasta que llega una llamada, o mensaje de Whatsapp, de la funeraria (o la familia) y, entonces, se reconfigura el día y permanece la ternura para visitar el tanatorio; y la oración, para construir la homilía que sirva para transmitir esperanza y despedir con dignidad. En definitiva, quiero que mi agenda siempre esté llena de esperanza, para transmitir la presencia del Resucitado en medio de cada realidad.
José Antonio Varela Vidal