El amor a Dios y a los demás estará en el centro de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2024, que tendrá como tema «Ama al Señor tu Dios… y ama a tu prójimo como a ti mismo» (Lc 10,27) y se celebrará del 18 al 25 de enero. En esta última fecha, Solemnidad de la Conversión de San Pablo, a las 17.30 horas, en la Basílica de San Pablo Extramuros, el Papa Francisco concluirá la Semana con la celebración de las Vísperas. Entre los diversos actos programados, se lee en un comunicado del Vicariato de Roma, será central la vigilia ecuménica diocesana, el viernes 19 de enero a las 19 horas en la parroquia de San Gaspare del Bufalo, en la que participarán representantes de las diversas confesiones presentes en Roma. Estará presidida por monseñor Riccardo Lamba, delegado diocesano para el Ecumenismo y el diálogo interreligioso, mientras que la homilía correrá a cargo del pastor Micheal Jonas, de la Iglesia luterana de Roma. La animación correrá a cargo de los coros ortodoxo rumano, metodista y valdense, DecimaQuinta y San Gaspare del Bufalo.
Iniciativas ecuménicas
Durante la Semana habrá varias iniciativas organizadas por parroquias y comunidades con un tema ecuménico. Entre las muchas, en la parroquia de Dios Padre Misericordioso el jueves 18 a las 20.30 tendrá lugar una vigilia de la XVI prefectura, en la que intervendrá el párroco Andrea Aprile, de la iglesia Bautista de Via del Grano. El martes 23 de enero, a las 19.00 horas, habrá una oración ecuménica parroquial en Santa María de los Ángeles y de los Mártires, en la cercana iglesia metodista de Via XX Settembre. Como es tradición, se celebrará solemnemente la misa en los diversos ritos católicos de Oriente y Occidente en el Centro Eucarístico Ecuménico de Santa María en Via Lata de las Hijas de la Iglesia, a partir de las 20 horas; participarán también los diversos Colegios Pontificios presentes en Roma.
Solidaridad con Burkina Faso
El subsidio para la Semana de oración por la unidad de los cristianos 2024 ha sido preparado por un grupo ecuménico local de Burkina Faso, coordinado por la comunidad local de Chemin Neuf (Ccn). En particular, hermanos y hermanas de la archidiócesis católica de Uagadugú, Iglesias protestantes, organismos ecuménicos y la Ccn de Burkina Faso participaron en la redacción del texto. Desde 2016, el país africano atraviesa una grave crisis que afecta a todas las comunidades confesionales. Ataques terroristas, que han causado más de tres mil muertos y casi dos millones de desplazados internos, «mientras miles de escuelas, centros de salud, ayuntamientos han sido cerrados», se lee en el subsidio, «y gran parte de las infraestructuras socioeconómicas y de transporte han sido destruidas». Las iglesias cristianas, en particular, han sido objeto de ataques armados: sacerdotes, pastores y catequistas han sido asesinados; muchos siguen en manos de secuestradores. Más del 22% del territorio del país está fuera del control de las autoridades, y en estos contextos los cristianos ya no pueden practicar su fe abiertamente.
Lamba: El amor de Dios no es un deseo, sino un mandamiento
«A la luz de los trágicos acontecimientos bélicos que tienen lugar en tantos escenarios, de los que no se salva ningún continente y que implican también a cristianos contra otros cristianos -reflexiona monseñor Lamba, delegado diocesano para el Ecumenismo y el Diálogo Interreligioso-, parece cada vez más urgente subrayar que el amor a Dios y a los hermanos no es un deseo o un proyecto utópico, sino un verdadero ‘mandamiento’, practicable sólo en la medida en que cada discípulo de Jesucristo, en un continuo camino de conversión, y cada comunidad cristiana, se dejen purificar por el Amor de Dios para ser cada vez más capaces de amar como Jesús».
Gnavi: una tradición que no se da por descontada
Monseñor Marco Gnavi, responsable de la Oficina diocesana para el Ecumenismo y el Diálogo Interreligioso, está en la misma línea: «La Semana de Oración es ya una tradición de las Iglesias y de las comunidades eclesiales -observa-, pero nunca se da por descontada, precisamente porque las presiones hacia la división, dados los contextos y los conflictos internacionales, son tales que cada gesto de oración, cada paso hacia la unidad adquiere mayor valor». El tema elegido está «en la raíz misma de nuestro ser cristianos, ya que -continuó-son los dos mandamientos del amor a Dios y al prójimo los que personifican todas nuestras opciones y se proponen de nuevo en este hoy nuestro, herido y complicado, como una vía sencilla, directa y posible».