El mono del que ahora tenemos noticia es más próximo genéticamente a los humanos que los macacos, lo que hace temer que la clonación reproductiva pueda llevarse a término en humanos en un plazo de tiempo no excesivamente largo.
Aunque alguna empresa China ya ha afirmado su intención de clonar seres humanos con fines reproductivos, las dificultades técnicas para lograrlo son insalvables a día de hoy. Pero el vertiginoso progreso de las técnicas de edición genética y el más profundo conocimiento del funcionamiento de nuestro genoma y los mecanismos epigenéticos de los que depende el desarrollo del embrión permite hacernos temer que la clonación reproductiva en humanos pueda ser una realidad en no mucho tiempo.
Un nuevo experimento de clonación realizado en China en 2022 y descrito en Nature Communications, marca la primera clonación exitosa de la especie, y se logró utilizando un enfoque ligeramente diferente a la técnica de clonación convencional utilizada para clonar a la oveja Dolly y otros mamíferos, incluidos los macacos de cola larga (Macaca fascicularis), que fueron los primeros primates en ser clonados.
El experimento, que acaba de hacerse público, supone la obtención de un ejemplar de primate mono rhesus genéticamente muy próximo a la especie humana, tras un experimento de transferencia nuclear de células somáticas (SCNT, por sus siglas en inglés).
Previamente, en 2018, se informó del nacimiento de un macaco (Macaca fascicularis) generado también por clonación, aunque el caso actual presenta diferencias que explicamos más adelante.
¿Qué es la clonación?
La tecnología de transferencia nuclear de células somáticas (SCNT) consiste en producir individuos de una especie cuyo genoma procede de una célula adulta de otro, siendo introducido en un ovocito previamente enucleado. De esta forma se obtienen individuos genéticamente idénticos.
Esta técnica ha sido ampliamente utilizada para la clonación de varias especies de mamíferos, incluidas ovejas, vacas, ratones, cerdos, cabras, conejos y perros. El mencionado caso de la clonación de macacos en 2018 ha supuesto un cambio cualitativo importante en los intentos de clonación reproductiva, dada la complejidad genética de los primates y su proximidad a los humanos. Estas dificultades hasta entonces insalvables, se superaron aplicando reguladores epigenéticos en el proceso preimplantatorio. Ello permitió regular la expresión de determinados genes, permitiendo finalmente el logro del nacimiento del primer primate clonado. Durante este experimento previo de clonación con macacos, se crearon 109 embriones clonados, implantándose casi tres cuartas partes de ellos en 21 monas sustitutas, lo que resultó en seis embarazos. Solo dos de los monos sobrevivieron al nacimiento.
En humanos la clonación terapéutica, no reproductiva, se viene realizando con la intención de obtener de los embriones clonados células troncales -células madre- que puedan ser utilizadas en medicina regenerativa. Es decir, obtener embriones clonados de un individuo de los que se extraerían células troncales que, debidamente manipuladas, podrían contribuir a la regeneración de órganos o tejidos de ese mismo individuo, eliminado así los problemas asociados a los procesos de rechazo inmunológico asociados a los trasplantes.
Eficiencia de la técnica
La tasa de nacidos vivos en el caso de la clonación previa de macacos fue de un 2% de media. En los métodos de clonación convencionales, las tasas de nacidos vivos para la mayoría de las especies de mamíferos se sitúan entre el 1% y el 3%, observándose tasas ligeramente más altas para los bovinos (5%-20%). Además, debe señalarse que se dan anomalías en el desarrollo, particularmente en los linajes extraembrionarios, como los tejidos placentarios.
En el reciente caso del experimento con monos rhesus se consiguió el nacimiento de un solo ejemplar clonado vivo a partir de 113 embriones iniciales, lo que implica una eficiencia inferior al 1%.
Un paso más
El estudio ahora publicado, ha investigado las diferencias genéticas de embriones obtenidos por fecundación in vitro, concretamente mediante la técnica de inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI), con otros obtenidos mediante procesos de clonación (SCNT). Los investigadores encontraron diferencias importantes en la epigenética de ambos grupos, consistentes en una disminución generalizada en la metilación del ADN y la pérdida de la impronta materna en los genes de los embriones clonados.
Estos cambios en la información epigenética se traducen en modificaciones histológicas en las placentas de los embriones clonados, que muestran una notable hiperplasia y calcificación.
Los responsables del estudio idearon un novedoso procedimiento para “sustituir” los tejidos placentarios de los embriones clonados por aquellos otros obtenidos de los no clonados resultantes de las técnicas de fecundación in vitro, concretamente ICSI. Idearon un procedimiento denominado “método de reemplazo de trofoblastos” (ReTro), en el que combinaron células de ambos tipos de embrión: las que desarrollarían el feto procedían del embrión clonado y las que darían lugar a la placenta, del no clonado, conduciendo finalmente al nacimiento de un mono rhesus macho sano que ha sobrevivido durante más de 2 años hasta el momento de preparar esta publicación. El procedimiento consistió en la inyección de la masa celular interna (ICM) derivada de embriones clonados (SCNT) en los blastoceles (sin el ICM) derivados de embriones producidos con inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI).
El nacimiento de un mono rhesus clonado con células somáticas mediante reemplazo de trofoblastos
Consecuencias de este nuevo descubrimiento
Estos hallazgos proporcionan información valiosa sobre el mecanismo de reprogramación genética que se produce tras la clonación de monos y abren el camino a la extensión de la clonación de primates, ofreciendo nuevas posibilidades a la alarmante posibilidad de una clonación reproductiva en humanos.
Mu-ming Poo, director del Instituto de Neurociencia de la Academia China de Ciencias en Shanghai afirmó que «podemos producir un gran número de monos genéticamente idénticos que se pueden utilizar para pruebas de eficacia de medicamentos», eliminando las diferencias en las respuestas atribuibles a la variabilidad genética de los ejemplares del estudio.
Valoración bioética
Obtener individuos de una especie mediante la técnica de transferencia nuclear de células somáticas (clonación) cuyo genoma es una copia idéntica del de otro individuo, constituye una alternativa que infringe el procedimiento natural por el que los seres vivos que utilizan la reproducción sexual perpetúan su especie. Mediante la reproducción sexual la naturaleza ha asegurado la variabilidad genética, haciendo que la descendencia herede el material genético de sus progenitores combinado de forma original e irrepetible. Esta variabilidad genética es la que asegura la evolución de las especies que conocemos hoy. Por otra parte, las técnicas de clonación con fines reproductivos, como la que se ha empleado en el caso del mono rhesus recientemente publicado, poseen un bajo porcentaje de éxito, lo que requiere la creación de numerosos embriones y la utilización de muchas hembras gestantes, y en la mayoría de los casos el proceso fracasa debido a las anomalías genéticas que se acumulan durante la manipulación a la que se someten estos embriones. En los métodos de clonación convencionales, las tasas de nacidos vivos para la mayoría de las especies de mamíferos son extremadamente bajas, oscilando entre el 1% y el 3%, observándose tasas ligeramente más altas para los bovinos (5%-20%). Ello implica enormes esfuerzos con pobres resultados y pérdida de numerosos embriones en el proceso. Como ya se ha comentado, el nacimiento de un macaco en 2018 supuso un primer paso en la carrera hacia la superación de las dificultades que presenta lograr el nacimiento de un ser humano clonado vivo.
El mono del que ahora tenemos noticia es más próximo genéticamente a los humanos que los macacos, lo que hace temer que la clonación reproductiva pueda llevarse a término en humanos en un plazo de tiempo no excesivamente largo. La obtención por manipulación de individuos humanos clonados ofrece dificultades éticas difícilmente superables, pues implica el prediseño genético del individuo y las posibilidades de su instrumentalización, que suponen una violación de su dignidad como ser humano único e irrepetible.
Actualmente, a diferencia de lo que ocurre en China, en la Unión Europea no están permitidas las experiencias de clonación reproductiva con primates, por su proximidad genética a la especie humana, a no ser que el experimento esté encaminado a investigar una enfermedad grave, mortal, que afecte a los seres humanos o a la propia especie de primates, que no es el caso de este experimento.
Pero debe matizarse que la clonación de seres humanos se lleva realizando desde hace más de una década, comenzando con las experiencias de Mitalipov, pero no con intenciones reproductivas sino de investigación. Las legislaciones de los países que regulan este tipo de ensayos permiten obtener embriones humanos por clonación para ser utilizados en investigación, pero con limitaciones, debiendo destruirse en un momento temprano de su evolución, cuando contienen hasta unas 200 células. Estos embriones tempranos son también individuos de la especie humana, producidos artificialmente para ser destruidos. Tampoco resulta sencillo justificarlo éticamente, máxime cuando la cantidad de embriones generados y destruidos es ingente, y los resultados escasos.
La aplicación clínica de terapias regenerativas que partan de células troncales obtenidas de embriones clonados está muy lejos de ser una realidad en medicina. El actual desarrollo de la investigación de terapias con células pluripotentes inducidas, conocidas como iPS, hace innecesario el costoso y poco eficaz proceso de clonación y la creación y destrucción de embriones humanos inaceptable bioéticamente que conlleva.
Aunque alguna empresa China ya ha afirmado su intención de clonar seres humanos con fines reproductivos, las dificultades técnicas para lograrlo son insalvables a día de hoy. Pero el vertiginoso progreso de las técnicas de edición genética y el más profundo conocimiento del funcionamiento de nuestro genoma y los mecanismos epigenéticos de los que depende el desarrollo del embrión permite hacernos temer que la clonación reproductiva en humanos pueda ser una realidad en no mucho tiempo.
No todo lo que puede hacerse en investigación debe hacerse. Revertir la reproducción sexual mediante el recurso a las técnicas de clonación no constituye un avance evolutivo, sino una regresión. Los científicos utilitaristas para los que el fin justifica los medios obvian con frecuencia que algunos fines presentados como avances científicos no lo son en realidad, sino más bien retrocesos. Un análisis riguroso de las consecuencias de estos experimentos, su utilidad y sus riesgos, debe inspirar la necesaria regulación de estas prácticas de investigación, en defensa de nuestra especie, nuestro ecosistema y nuestra dignidad como personas.
Julio Tudela – Observatorio de Bioética – Instituto Ciencias de la Vida – Universidad Católica de Valencia