La Academia de Líderes Católicos de Venezuela, con sede en la Arquidiócesis de Valencia, ha estado organizando seminarios y encuentros desde 2022. Su objetivo es promover la doctrina social de la Iglesia y fomentar la participación política de los católicos en todo el país. El padre Luis Martínez, director de la escuela, comparte su experiencia y los proyectos futuros. Además, se ha anunciado que el futuro Cardenal Mons. Diego Padrón se ha unido como presidente de la Academia en dicho país.
P: ¿Cuál es su opinión sobre la situación actual en Venezuela?
LM: La situación en Venezuela ha estado en declive durante más de 25 años, con un agravamiento en los últimos años. Esta crisis se manifiesta en todos los aspectos de la sociedad, lo que yo llamo «daño antropológico». Esto implica que los venezolanos, debido a su cultura y características, han contribuido de alguna manera a esta crisis al mantenerse indiferentes y callados frente al daño que se les inflige. El «daño antropológico» no solo afecta las emociones y la psicología de las personas, sino también su capacidad de cambio personal y social, su compromiso cívico y político, y su responsabilidad ciudadana. Esta crisis no es solo política, sino también una herida en el tejido social que ha perdido la capacidad de trabajar juntos por el bien común. Esta situación se refleja en todas las instituciones del país.
A pesar de esto, los venezolanos han buscado soluciones para sobrevivir, aunque algunas de ellas puedan ser equivocadas debido a la necesidad de subsistir. Se ha desarrollado una mentalidad de «mega estado», donde los ciudadanos demandan paternalismo oficial en lugar de comprometerse activamente en la solución de los problemas. Por lo tanto, considero que la situación en Venezuela va más allá de un cambio político necesario; es un cambio en la esencia de la sociedad que requiere sanación social para construir una nueva cultura cívica, valores ciudadanos y participación política.
P: ¿Qué papel ha desempeñado la Iglesia frente a esta situación?
LM: A lo largo de los siglos, la Iglesia ha interpretado bien los momentos clave de la historia. En Venezuela, ha mantenido la valentía y cohesión del Episcopado y ha desarrollado una teología política que enfatiza el compromiso de los creyentes. En los microsistemas, la relación entre gobierno e iglesia no genera tensiones y se promueve el encuentro y la reconciliación. Sin embargo, la Iglesia ha perdido su liderazgo alternativo y no ha formado nuevos líderes políticos y sociales. Tiene la oportunidad de aprovechar su doctrina y estructura para formar a futuros líderes desde la doctrina social de la Iglesia. La Iglesia debe vincular la formación de conciencia con la resolución de problemas como el alimenticio para transmitir dignidad.
P:¿Cree que es importante formar nuevos líderes con una visión católica?
LM: El liderazgo cristiano, representado por Jesús, se caracteriza por su pedagogía de proposición en lugar de imposición. Jesús permite a sus seguidores descubrir la verdad por sí mismos, promoviendo la idea de que la verdad reside en cada individuo. Su estilo de liderazgo se basa en la confianza en aquellos a quienes elige, a pesar de sus debilidades. Este liderazgo también enfatiza la relación entre la persona humana y la trascendencia, donde la trascendencia se manifiesta en la relación con los demás y con Dios. La libertad es una parte fundamental de este liderazgo, entendida como la capacidad de elegir bien y evitar el mal, en línea con la fe cristiana.
El liderazgo cristiano proporciona respuestas a cuestiones de justicia, política y economía basadas en el evangelio y el magisterio. En un contexto como Venezuela, donde se necesitan respuestas a preguntas existenciales, el liderazgo católico puede desempolvar los valores fundamentales y contribuir al crecimiento del país, promoviendo lo bello, lo bueno, lo bondadoso y lo verdadero en lugar de lo meramente ideológico.
La Iglesia tiene la oportunidad de aprovechar su influencia a través de sus colegios y congregaciones para fomentar el compromiso evangélico en la vida ciudadana y la participación política, complementando las prácticas religiosas con virtudes cívicas y compromiso social.
P: ¿Cuáles son las razones para establecer una Academia de Líderes Católicos en el país?
LM: La Academia de Líderes Católicos en Venezuela es una propuesta que aborda varios aspectos importantes en la formación del pensamiento crítico cristiano en el país. En primer lugar, destaca por su amplia estructura, construida desde la pluralidad y la transversalidad, que se alinea con la doctrina social de la Iglesia. Esto garantiza un lenguaje común y un propósito compartido: descubrir la belleza y la verdad del Evangelio. Además, la Academia cuenta con un personal altamente calificado, en su mayoría laicos, quienes tienen experiencia tanto en el ámbito político como en el profesional y familiar. Esto demuestra que es posible vivir la vocación cristiana en el mundo político de manera auténtica y tangible.
La Academia no busca formar políticos ideológicamente, sino más bien católicos que participan en la política como discípulos de Cristo. Se enfoca en la formación integral de sus miembros, combinando el «ser» como discípulos de Jesús con el «hacer» político, lo que enriquece la capacidad de actuar en el ámbito político de acuerdo con la vocación y propuesta de Jesús.
P: ¿Cuál es su visión para el crecimiento de la Academia de Venezuela, con el Cardenal Diego Padrón como presidente?
LM: El Cardenal Diego Padrón es un querido amigo y pastor a quien conozco desde hace años. He seguido su ministerio episcopal en Cumaná, una ciudad que tiene un significado especial para mí, ya que mi madre es cumanesa. En varias ocasiones, Mons. Padrón me invitó a trabajar en Cumaná en homenaje a mi madre, aunque no concretamos la colaboración en ese momento. Sin embargo, posteriormente coincidimos en Valencia, y he tenido el privilegio de tenerlo en mi parroquia y como profesor en el Instituto y la Escuela de Líderes.
El nombramiento de Mons. Padrón como cardenal es un signo de esperanza y reconocimiento para la Iglesia venezolana, que ha enfrentado desafíos junto con los creyentes y ha comprendido la importancia de compartir las alegrías y tristezas de los discípulos de Cristo con los hombres del mundo. Mons. Padrón ha comprendido esto profundamente, y su nombramiento como cardenal potenciará aún más su influencia y liderazgo.
Este cardenalato es motivo de gran alegría para nosotros en la Arquidiócesis de Valencia, y en la Academia de Líderes Católicos lo vemos como un gran impulso para nuestra misión. Mons. Padrón es un exalumno de la Academia y es muy querido a nivel nacional e internacional. Confiamos en que Dios y el Espíritu Santo lo guiarán y cuidarán en este nuevo rol, ya que el báculo no solo guía, sino también cuida a las ovejas. Esperamos que su contribución resuene en toda la estructura de la Academia en todo el mundo.
Nuestro presidente es un hombre muy capaz, que va a ayudarnos mucho, de modo que confiamos a Dios y al Espíritu Santo la gracia de que Mons. Padrón en estos años nos impulse, nos acompañe, nos cuide también, de alguna manera, ¿no? El báculo también es para cuidar, no solamente para guiar a la oveja, sino para cuidarla. Y el que lleva el báculo en la mano, pues, pueda cuidar también a quienes formamos parte de la Academia de Líderes Católicos en Venezuela, y el aporte que pueda brindar tenga resonancia en toda la estructura de la Academia en el mundo entero.
La Academia de Líderes Católicos de Venezuela forma parte de la Academia Internacional de Líderes Católicos, cuyo origen se remonta a su fundación en Chile en 2006. Desde entonces, ha expandido sus actividades a varios países de América y Europa, incluyendo Estados Unidos, México, Colombia y España, entre otros.