Al final de la celebración del Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor, antes de la Bendición Apostólica, el Papa Francisco dirigió el rezo de la oración del Ángelus. Antes de la oración mariana, el Papa ha tenido un recuerdo especial por “las víctimas de la violencia, especialmente por las del atentado ocurrido esta mañana en Indonesia frente a la catedral de Makassar”.
A continuación, siguen las palabras del Pontífice, según la traducción oficial ofrecida por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
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Palabras antes del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas:
Hemos entrado en la Semana Santa. Por segunda vez la vivimos en el contexto de la pandemia. El año pasado estábamos más conmocionados, este año estamos más probados. Y la crisis económica se ha hecho más pesada.
En esta situación histórica y social, ¿qué hace Dios? Toma la cruz. Jesús toma la cruz, es decir, asume el peso del mal que implica dicha realidad, el mal físico, el psicológico y sobre todo el mal espiritual, porque el Maligno aprovecha las crisis para sembrar la desconfianza, la desesperación y la cizaña.
¿Y nosotros? ¿Qué debemos hacer? Nos lo muestra la Virgen María, la Madre de Jesús, que es también su primera discípula. Ella siguió a su Hijo. Ella asumió su propia cuota de sufrimiento, de oscuridad, de desconcierto, y recorrió el camino de la pasión, manteniendo la lámpara de la fe encendida en su corazón. Con la gracia de Dios, nosotros también podemos hacer este camino. Y, a lo largo del Via Crucis cotidiano, nos encontramos con los rostros de tantos hermanos y hermanas en dificultad: no pasemos de largo, dejemos que nuestro corazón se mueva a compasión y acerquémonos. En este momento, como el Cirineo, podemos pensar: “¿Por qué justamente yo?”. Pero luego descubriremos el don que, sin merecerlo, se nos ha concedido.
Recemos por todas las víctimas de la violencia, especialmente por las del atentado ocurrido esta mañana en Indonesia frente a la catedral de Makassar.
Que nos ayude la Virgen, que siempre nos precede en el camino de la fe.