Busca un propósito y regala tu vida

Cómo la pastelería El Especial cambió el rostro de la comunidad

Marco Schena aún no sabía que iba a crear la pastelería “El Especial”, pero sí estaba seguro de que regalar su propia vida a los demás era su camino. La historia de “El Especial” se inicia mucho tiempo antes con los voluntarios italianos que salen de misión invitados por el Padre Hugo de Censi a Yungay, en Perú. Uno de esos voluntarios fue Marco, que al inicio de esta historia aún no está casado y aún no conocía a su futura hija Alice.

Marco se casa con Giulia y trabajan como cualquier otra pareja joven en Italia mientras que la pastelería “El Especial” aguardaba su momento en el corazón de Marco. En su tiempo libre, la pareja ayudaba en lo que podía en la Iglesia. Más adelante, viendo el ejemplo del padre Hugo, deciden darle un sentido a sus vidas haciendo un regalo muy singular: Obsequiar su propia vida a los demás.

La pareja joven, ya casada, tiene a su primera hija. Alice es una señorita que nace discapacitada. Hoy tiene 14 años, está en una silla de ruedas, no es autónoma, no habla y no puede comer por sí misma. Junto a Alice y sus otros hijos, Marco y Giulia han seguido el sueño de regalar su vida. El Padre Hugo les pide ir a Perú, a Yungay. Al principio Alice no puede viajar y el viaje se pospone hasta que cumple tres años y ya es seguro para ella hacer el viaje. Cuando llegan a Yungay encuentran una escuela.

Para Marco y Giulia fue natural inscribir a su hija Alice y sus demás hijos en la escuela. Pagan a una profesora y una acompañante para que atiendan a Alice.  Su vida continúa hasta que una mañana Marco visita a una familia amiga. Se conmueve cuando ve que los niños toman sus mochilas y salen al colegio, mientras que uno de los hermanos se queda en casa en su silla de ruedas. En ese momento, Marco se da cuenta de que puede que existan más niños discapacitados que estén en casa solos y marginados.

Marco se pone a preguntar en la comunidad y descubre que familias que había conocido bastante de cerca tenían un hijo discapacitado en condiciones que no eran dignas y sin acceso a la educación y a la sociabilización. Hay que hacer algo pensó. Y ese algo fue llamar a todos esos niños al colegio. Pronto, empezaron a llegar y hoy el Colegio Señor de Pumallucay cuenta con 18 chicos con discapacidad entre leve y severa.

Los problemas no demoraron en llegar. Los padres le empezaron a preguntar a Marco si los niños con discapacidad eran contagiosos. Marco tuvo que hacer entender a los demás que la inclusión es esencial para la sociedad. Como promotor del colegio, le mostró todo este tiempo a la comunidad que el valor de una persona no es por los resultados que da, su valor es por ser persona. En este proceso de transformación, una tarde Marco se sorprendió al ver que uno de los estudiantes más difíciles del colegio defendió a uno de sus compañeros con discapacidad. Estaban jugando fútbol y en el arco estaba un niño discapacitado al que le hacen un gol. Los de su equipo le increparon y el alumno difícil les dijo a todos: “con él no se metan”. Lo protegió.

El Colegio Señor de Pumallucay se había­­­­ transformado. Y es aquí donde la pastelería El Especial empieza a latir en los corazones de la comunidad. Cuando los primeros alumnos especiales salían del colegio se presentó un problema. ¿Cómo devolverlos a sus casas? En ese momento se intentan muchas cosas para darles un empleo. La carpintería es muy peligrosa. La huerta no funciona y la panadería tampoco.

Marco piensa mucho en el tema y en algún momento necesita hacer unos pasteles. Le pide ayuda a uno de los niños discapacitados. Funciona. Llama a otros, les enseña. Marco se da cuenta que tienen la paciencia y la precisión que la pastelería fina requiere. Pero aún queda una brecha adicional: el mercado. Ponen a la venta los productos y todos los días se venden.

El cambio que se ha dado en la comunidad es muy profundo. Un chico discapacitado, escondido en un cuarto por su familia, ahora es un trabajador y en muchos casos se ha convertido en el único miembro de la familia que tiene un salario fijo. El cambio en la autoestima de estas personas ha sido enorme.


“El Especial” ha nacido, pero ha crecido rápido. Al subir la producción las máquinas se han quedado pequeñas, en la habitación están trabajando codo con codo y casi ni se pueden desplazar entre una estación y otra.

Marco no es amigo de la tecnología. Pero piden una reunión por Zoom. Él estuvo tentado en rechazarla, como tantas veces lo ha hecho antes, pero acepta. En la pantalla han aparecido Fernando Umemoto, Alejandro Esposito, Andrés Salcedo, Claudia Núñez y Erik Macher. Cinco jóvenes que fundan la Asociación Proyecta Perú. Entre la casualidad y la providencia, ahí está el camino de la pastelería “El Especial”.

En la reunión le preguntan a Marco qué necesita y él les habla de la pastelería. Es pequeña y poco equipada. “Te ayudamos a conseguir los fondos”. Esa pantalla de Zoom se ha traduce en una visita en la que Fernando, Alejandro, Andrés, Claudia y Erik en se involucran con los chicos discapacitados. Les llevan alegría, esperanza, se vuelven amigos y los recién llegados invitan a los alumnos discapacitados a su casa en Lima, la capital de Perú, para pasar un fin de semana.

Lo que ha pasado aquí es lo que decía el padre Hugo, encuentra tu propósito regalando tu vida. Marco como Misionero ha hablado de Dios a todos los que lo han escuchado. Ha hablado más de mil veces y esta vez lo han escuchado y ha transformado la vida de los que han querido ayudar. El sueño de marco por fin existe y al existir, la pastelería El Especial se ha convertido en un milagro. Necesitamos personas que puedan querer milagros en la vida.

A inicios del 2021, Fernando Umemoto, Alejandro Esposito, Andrés Salcedo, Claudia Núñez Travi y Erik Macher Figueroa fundan la Asociación Proyecta Perú, una asociación sin fines de lucro que busca ayudar a poblaciones vulnerables mediante proyectos sostenibles. Su  primer proyecto, “El Especial”, está en la ciudad de Yungay, en Ancash, Perú. Los jóvenes con discapacidad tienen dificultades para encontrar oportunidades que les permitan desarrollarse social y profesionalmente. La pastelería brinda trabajo a cinco jóvenes con discapacidad la oportunidad de tener un trabajo estable y aportar a sus familias. Hoy Proyecta Perú busca los fondos para comprar nuevas y mejores máquinas, y asegurar que el negocio sea sostenible.

En este momento, gracias a las donaciones canalizadas por Proyecta Perú, se está construyendo un local más amplio para poder emplear a más jóvenes con discapacidad, comprar nuevas y mejores máquinas para aumentar la capacidad de producción y asegurar que el negocio de la pastelería sea sostenible. Anthony, Jesús, Billy, Leyla y Gianfranco esperan la ayuda para tener un trabajo que les permita subsistir y valerse por sí mismos.

El presupuesto total del proyecto es de US$ 83,580 y el avance de la recaudación es del 73%. Este es un gran motivo para donar, donar a organizaciones que tengan alma y se involucren a cambiar la sociedad de un modo sostenible.

“El Especial” abre sus puertas cada día con galletas, trufas, tortas y con un trabajo digno para personas que hasta hace muy poco vivían encerrados en una habitación. El cambio está en nuestras manos.