Los obispos de la Conferencia Episcopal de Guatemala (CEG) publicaron un mensaje con motivo de la beatificación del padre José María Gran y nueve compañeros mártires de la diócesis de Quiché, que se celebrará el próximo 23 de abril de 2021.
La misiva, emitida ayer domingo 21 de marzo de 2021, parte del lema “Esos son los que vienen de la gran persecución, han lavado y blanqueado sus vestiduras con la sangre del Cordero”, cita del capítulo siete del libro del Apocalipsis.
Sangre derramada
Rostros de los 10 mártires de Quiché © CELAMAl comienzo del mensaje, los prelados guatemaltecos destacan que en diferentes épocas y contextos de la historia de la Iglesia, “hombres y mujeres, discípulos fieles del Señor, han derramado su sangre hasta la muerte. Con el sacrificio de la propia vida, sellaron las convicciones más profundas que animaron su vida: vivir como Jesús, entregar la existencia por los demás y participar en su destino. Destino de persecución y muerte”.
Con esta comunicación, prosiguen, “queremos recordarlos y proponerlos como ejemplo a seguir para todos los que creemos en el Señor (…), y, al mismo tiempo, “agradecemos a Dios por el don de su vida y el ejemplo de su fidelidad”.
Nuevos beatos
Los obispos han recordado a los cuatro mártires ya beatificados en la Iglesia de Guatemala desde el año 2017, concretamente en las diócesis de Sololá-Chimaltenango, Huehuetenango y el Vicariato Apostólico de Izabal: “Ellos, en los años del conflicto armado interno, derramaron su sangre porque estaban convencidos que no hay amor más grande que dar la vida por los demás, sobre todo cuando la Iglesia Católica se empeñaba en defender los valores del Reino, proclamados por el Señor Jesús: la defensa de la dignidad humana, el respeto a la vida, la justicia social y la defensa de los más débiles y vulnerables”.
Asimismo, señalan que la nueva beatificación de los 10 mártires fue aprobada por el Papa Francisco al inicio del año 2020, y que el próximo 23 de abril “es un día esperado con gran alegría, día de acción de gracias porque el Señor, que conoce bien los caminos de la Iglesia, nos regala a diez beatos más”, que son José María Gran, Faustino Villanueva, Juan Alonso y los laicos, Juan Barrera Méndez, niño adolescente, Domingo del Barrio Batz, Tomás Ramírez Caba, Nicolás Castro, Reyes Us Hernández, Rosalío Benito y Miguel Tiu Imul.
Testimonio de los mártires
El episcopado describe cómo los hermanos y hermanas que impulsaron la evangelización en la diócesis de Quiché en el siglo pasado “se comprometieron con Dios, la Iglesia y la sociedad” y “vivían de acuerdo a las Bienaventuranzas desde una vida sencilla de fe y caridad, animada por un profundo espíritu de oración”. La fe en la Resurrección, sigue el texto, “sostuvo su espíritu y les dio fortaleza para enfrentar el sufrimiento y la muerte”.
“Su testimonio y ejemplo nos ayuda a confirmar nuestra fe en la Resurrección de Cristo y nos ofrece la oportunidad de honrarlos porque ellos también dieron su vida por sus propios enemigos. La memoria de su vida y de sus obras reafirman la esperanza que hay que morir para vivir y que no hay amor más grande que dar la vida por los demás”, indican los pastores.
Intercesores
A modo de conclusión, la Conferencia Episcopal se une a la Iglesia peregrina en Quiché y cita el Magníficat: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su sierva” (Lc 1, 47-48a).
Y sobre los mártires, afirma que “serán desde ahora, de modo oficial, gracias a la aprobación del Papa Francisco, para nosotros y para toda la Iglesia, intercesores, cuidadores de nuestra Iglesia”.
