Señor, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino: Comentario del Evangelio

Fiesta de Jesucristo, Rey del Universo

Rezar © Cathopic. Amor Santo

El padre Jorge Miró comparte con los lectores de Exaudi su comentario sobre el Evangelio de hoy, 20 de noviembre de 2022 titulado “Señor, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”.

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Celebramos hoy la fiesta de Jesucristo, Rey del Universo. Con la celebración de hoy termina el Año Litúrgico. El próximo domingo comienza el tiempo de Adviento.

Al celebrar esta fiesta queremos subrayar que Jesucristo es el Rey, el Señor. Que ¡Jesucristo vive! Es el Rey de reyes y el Señor de señores (Ap 19, 16), el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que ha de venir, el todopoderoso. Aceptar a Jesús como Rey significa poner toda tu vida bajo su Señorío.

Ser cristiano no es tener la cabeza llena de ideas, sino vivir con el estilo de vida de Jesucristo. Es proclamar a Jesucristo Rey y Señor de tu vida, de toda tu vida; siguiéndole cada día, no en solitario, sino en comunión con los demás discípulos, viviendo la fe en la Iglesia, cuerpo de Cristo; es vivir abiertos a la acción del Espíritu Santo.

Esta Palabra te invita hoy a preguntarte qué significa de verdad Jesucristo en tu vida. ¿Es de verdad el Rey de tu vida? ¿Ocupa el centro de tu corazón? ¿Hay algún rincón de tu vida en el que no dejas entrar a Jesús? ¿Te fías de Él? ¿Le obedeces por encima de las modas? ¿Estás dispuesto a seguirle cada día, a dejar que Él lleve tu vida por dónde quiera llevarla?


El trono de Cristo es la cruz y su corona no es de oro, sino de espinas. Con ello se te quiere decir que si quieres aceptar a Cristo como Rey tendrás que tomar la cruz, tendrás que vivir el combate de la fe, que soportar la incomprensión y la burla de los demás, tendrás que experimentar el rechazo del mundo… Tendrás que morir a ti mismo para heredar la gloria de la vida eterna.

El Reino de Cristo no es de este mundo, y sus valores no son el dinero, el poder, el prestigio o la dominación. El Reino de Cristo es el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz.

Esta fiesta es una invitación a no caer en la idolatría: a no pedirle la vida a los ídolos: el dinero, el poder, el placer, el éxito, la belleza… Sólo Dios basta. Sólo Él puede colmar toda la sed que tiene te corazón.

¿Con quién te identificas tú? ¿Con el mal ladrón que rechaza a Jesús y se burla de Él? ¿O con el buen ladrón que acepta a Jesús, se fía de Él y se acoge a su misericordia?

Ánimo! Pide el Espíritu Santo, pídele que te enamore de Jesucristo; que cada día puedas proclamarle Rey de tu vida, porque nadie puede decir: «¡Jesús es Señor!», sino por el Espíritu Santo (1 Cor 12, 3), entonces verás cómo Él te saca del dominio de las tinieblas, te regala el compartir la herencia del pueblo santo en la luz y también tú puedes vivir cantante vamos alegres a la casa del Señor.