Hace exactamente un mes tuve la oportunidad de visitar Washington D.C. Esto se dio en virtud a la invitación de la Academia de Líderes Católicos de Latinoamérica, para participar en el VII Diplomado de Doctrina Social de Iglesia. En este importante evento tuve la oportunidad de conocer las distintas realidades tanto políticas como sociales y económicas de Latinoamérica, mismas que me permiten asumir una posición prospectiva de los desafíos del quehacer político en el mundo, y que para una mejor explicación las he dividido en cuatro partes que son: 1. La institucionalidad democrática, 2. La lucha contra la corrupción, 3. La justicia social y la liberad, y 4. La polarización política y social.
- La institucionalidad democrática
Si queremos sortear las adversidades que los nuevos desafíos globales nos avocan, es de suma importancia trabajar en el fortalecimiento de las instituciones democráticas. Pues ello nos llevará a que no pongamos en riesgo la institucionalidad, así las elecciones para dirigir un país las haya ganado un gobierno populista. Las instituciones democráticas deben ser sólidas, similares a las instituciones norteamericanas; pues esto es parte de lo que se pudo observar en el desarrollo del VII Diplomado de Doctrina Social de la Iglesia. La institucionalidad democrática en palabras de Luis Enrique Rodríguez, (2022). (Ex Presidente del Banco de Desarrollo de América Latina CAF), es que, un país tiene la capacidad de soportar los embates que provocan los tres peligrosos “ismos”: 1. El refundacionalismo, que pretende refundarlo todo como si la historia comenzase en ese momento, 2. El triunfalismo, que ofrece un irreal optimismo que impide ver los riesgos y 3. El pesimismo de hoy, que nos oprime y nos desalienta la forma de gestionar los recursos.
- La lucha contra la corrupción
En la Antigüedad cuando reinaba el caos, cuando la anarquía tomaba cuerpo para apoderarse de la República, o cuando los seres humanos vivían únicamente para satisfacer los apetitos del cuerpo y del alma, hubo una civilización que puso freno y dio un giro de timón a estas reprochables conductas, esa sociedad es la griega, y el método que utilizó fue la construcción de ciudadanos para las polis, es decir, hombres llenos de virtudes tanto físicas como intelectuales y espirituales. Seres humanos prestos para involucrarse en los asuntos públicos. Hombres y mujeres que pensaban en la gestión de lo público con enfoque en el bien común; es decir, los griego resolvieron los problemas del caos construyendo seres humanos armónicos, construyendo ciudadanos, construyendo políticos. Entonces, al igual que en la Antigüedad, hoy en día debemos trabajar más en la construcción de ciudadanos con responsabilidad cívica, ciudadanos de alta calidad moral, ciudadanos que estén dispuestos a luchar en contra de corrupción, que es uno de los grandes males contemporáneos que nos aqueja como sociedad y causa grabes daños a la gestión política; en palabras de Liliana Franco, (2022), (Presidenta de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas), la clave del discernimiento del líder debe realizarse ¡al interior sin tregua y al exterior sin excusa!, es decir, los cristianos frente a los desafíos globales de la política debemos esforzarnos primero en el combate interior si queremos de verdad estar seguros que combatimos con Amor, Verdad y Justicia a la corrupción en el mundo de la política.
- La justicia social y la libertad
El fin de la política vista desde la visión griega es el bien común, y vista desde la DSI también es el bien común, es decir, si hay más objetivos que nos unen como sociedad, debemos trabajar en función de ello, y para eso debemos construir liderazgos con la capacidad de influir desde el servicio, en especial en los más pobres, los excluidos, los marginados, y quienes más sufren; esa es la visión de trabajo de la política, es decir, ejercer el poder desde la justicia social. Sin embargo, es clave también la visión orientadora de la libertad, no podemos sacrificar la libertad para obtener justicia social, ni la justicia social a cambio de la libertad.
- La polarización política y social
El debate político por la obtención de la hegemonía del poder nos ha llevado a que se instaure en la convivencia humana contemporánea, una división permanente de criterios, olvidándose por completo, que vivimos en una sociedad pluralizada sinfónica de distintas realidades políticas, sociales y eclesiales. En la actualidad la polarización política es uno de los grandes males que aqueja a la sociedad. Los populistas juegan al clivaje de entre el bueno y malo, el rico y el pobre, el corrupto y el honesto; este juego deja fracturas en la sociedad. Una sociedad polarizada es intolerante a la diversidad, a la pluralidad, al dialogo. Por ello es importante trabajar en la reducción de los niveles de polarización o enfrentamiento entre ciudadanos, y a través de la DSI esto se lo puede lograr, así lo mencionó Enrique Segura, (2022). (Presidente del Directorio del Smithsonian de los Estados Unidos), quien asoció al Populismo con el relativismo de Heráclito, frente a la ciencia de Parménides; concluyendo que para vencer el populismo es importante fortalecer la cultura del encuentro, el dialogo y sobre todo la fraternidad social.
Por Cristian Molina Quinteros
@CristianMolinEc