¿Oís eso? Es la felicidad. Y efectivamente Rafa V., tienes toda la razón. Hoy ha sido un día ESPECTACULAR, de principio a fin.
Y un huracán volvió a romper, esta vez, la puerta de nuestra habitación, anunciando la llegada de un nuevo día que sin duda ha sido de los mejores del viaje. Esto de levantarnos pronto y con alegría nos lo está pegando a más de uno nuestra querida Larra. Cada día somos más los inquietos que madrugamos con ganas de ver el amanecer y pasear.
Mazzu, María, Larra y yo tuvimos la oportunidad de acompañar a nuestro Boss, digo al Father Mapendo, a visitar una de sus parroquias. Pudimos celebrar Misa con ellos, entre bailes, muchos cantos y varios gritos a lo papagallo. Father Mapendo habló de la sencillez de la felicidad y de lo que nos puede ayudar que nos reafirmen nuestra alegría desde fuera. Nosotros, los «musungus», nos quedamos boquiabiertos al ver las sonrisas y la contagiosa alegría de los tanzanos. Tanto, que no paramos de decírselo. Pero ellos también tienen sus problemas, sus tristezas y miedos. Father Mapendo nos animó a creernos la felicidad que dibujamos en nuestras sonrisas, a ser conscientes de lo felices que realmente somos y a compartirlo con los otros, porque realmente sólo tenemos motivos para dar gracias a Dios. Fue también muy emocionante ver la cantidad de jóvenes que participaron con nosotros en la Misa. ¡Aquí la Iglesia sí que está viva! Finalmente, como regalito final, nos ofrecieron 3 gallinas vivas, que tuvimos que sujetar entre lágrimas en los ojos, muchas risas y más de una cara de poema al enterarnos que las teníamos que matar nosotros mismos. Es impactante ver cómo nos reciben, lo queridos que nos hacen sentir y el tiempo que nos dedican. Ya os contaremos mañana si nuestras queridas pitas pitas acabaron en un buen manjar. Al terminar, nos reunimos con el resto del equipo que habían pegado un buen adelanto al colegio que estamos pintando. ¡Está quedando de miedo!
Corriendo de vuelta a casa, nos esperaba otra sorpresa al estilo TUMAINI: ¡Nos vamos en barco! Surcando las olas del Lago Victoria, con las melenas al viento y quizá algún que otro tambaleo de más, nos acercamos a conocer un pueblo de pescadores, protegidos por nuestros nuevos amigos intocables, los pájaros del diablo (tucanes) e incluso averiguamos que las luces que veíamos a lo lejos en el horizonte no eran casitas sino luces para pescar. Y así, de vuelta al barco, y con la desgracia (¿o quizá suerte?) de no tener batería en los altavoces, nos fuimos cantando a pleno pulmón quedándonos mudos ante un atardecer espectacular que nos hizo recordar a más de uno, con una sonrisa de oreja a oreja, que la vida es un regalo, que la felicidad sabe mejor si es compartida y que TUMAINI supera con creces todo lo esperado. Muchas gracias organisers por todo el cariño que estáis poniendo en este proyectazo, por hacernos partícipes de él y sorprendernos siempre con estos planes que no son ni de 6 ni de 7,5 sino siempre de 10.
La noche terminó con un bañito bajo la luz de una luna llena, de color naranja, con nuestros habituales encuentros junto a la hoguera. Esta vez el Masai decidió enseñarnos a tirar con arco, encabezando la lista nuestro “champi” Santi M. que acertó a la primera y con la inesperada revelación de Natalia, que acertó de lleno. Aunque el resto no tuvimos tan buena puntería, sin duda hemos dado en el blanco con TUMAINI.
¿Habéis oído? Esto sí que es la felicidad.
Un abrazo a todos y simplemente gracias.
Bea G. del Y. V. de A.
