El sacerdote Rafael de Mosteyrín ofrece este artículo sobre la celebración del domingo de la Palabra de Dios, el III del tiempo ordinario, como ocurre hoy.
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El Papa Francisco instituyó la jornada denominada “Domingo de la Palabra de Dios” en 2019. Desde entonces, cada año, tiene lugar el III Domingo del Tiempo Ordinario. En 2022 será el próximo 23 de enero. La finalidad es considerar expresamente la importancia de la Palabra de Dios. Podemos recordar, en este sentido, que la Sagrada Escritura es el mensaje de Dios al hombre, y que espera una respuesta personal de cada uno de los cristianos.
¿Qué quiere decir que es un mensaje? Quisiera recordar una anécdota que contaba el papa Juan Pablo I –que en septiembre será beatificado– de sus años como patriarca de Venecia. Explicaba que algunos sacerdotes ancianos, acostumbrados a predicadores notables como sus predecesores, le criticaban un poco por la sencillez e ingenuidad de los ejemplos, que desarrollaba en su predicación. Pero él contestaba a esto diciendo: “La Palabra de Dios no es más que una carta. Mi madre, cuando el cartero le traía una carta de mi padre, que trabajaba en Alemania, la abría con ansia, la leía y releía; luego, corría a contestarla y enseguida la echaba al buzón. Esto es la Palabra de Dios, la carta de una persona que se ama, que se espera; la leemos para hacerla nuestra y contestamos enseguida”. Es necesario por tanto entenderla bien, para contestar correctamente.
Por tanto, es necesario conocer bien el contexto de las palabras de la Biblia, para saber exactamente qué nos quiere decir Dios. Como explica el teólogo Francisco Varo, en su libro Sabes leer la Biblia, los relatos bíblicos no son como una fotografía de los acontecimientos de la historia, en los que Dios intervino. Son más bien como el retrato que ha realizado un gran pintor. No es lo mismo una fotografía que un retrato. La Biblia no ofrece la visión superficial que aparece a simple vista, como la que podría captar una fotografía instantánea, sino que dibuja los caracteres de las personas y resalta matices en los acontecimientos.
La Biblia es como un retrato pintado en un cuadro. Transmite, a partir de unos signos más o menos figurativos, una información real de los acontecimientos, que la que obtuvieron los testigos presenciales. Aunque a veces los detalles narrados no sean calco de la realidad, ayudan a ofrecer una imagen más auténtica de lo sucedido que si hicieran un calco minucioso de los hechos. La Biblia cuenta una interpretación autorizada, escrita bajo la inspiración del Espíritu Santo, de las intervenciones salvadoras de Dios en favor de los hombres. En definitiva, la Biblia es un libro escrito con palabras humanas, pero a través de las cuales se escucha la Palabra de Dios. Dios nos muestra que es Camino, la Verdad y la Vida. A la vez que espera de cada uno que le amemos sobre todas las cosas y que nos amemos unos a otros.