Con motivo de la reciente fiesta de la Sagrada Familia, el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), a través de su presidente, monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, ha compartido un mensaje de cercanía y agradecimiento a las familias de América Latina y el Caribe en la misión evangelizadora de la Iglesia. Así ha informado ADN CELAM, órgano informativo del Consejo Episcopal Latinoamericano.
“Queridas familias, en nombre de mis hermanos obispos del CELAM les agradezco su apoyo y protagonismo en la misión evangelizadora de la Iglesia en nuestro continente”, han sido las palabras del organismo episcopal, en el que también se recuerda la vocación de las familias como discípulas misioneras, comprometidas con la construcción de la civilización del amor.
En su mensaje, el presidente del CELAM también se dirige a las familias del continente “que atraviesan por distintas dificultades, a quienes han perdido a alguno de sus miembros, a quienes viven el drama de la enfermedad, la pobreza, la violencia intrafamiliar, la trata, los abusos, la migración, el desplazamiento forzado, y tantas otras situaciones de dolor”. A ella no solamente expresa sus oraciones sino que también manifiesta el deseo del episcopado latinoamericano de responder a estas realidades: “queremos fortalecer acciones pastorales que nos permitan acompañarlas adecuadamente y ser presencia de una Iglesia samaritana, en salida misionera, para que la alegría del Evangelio prevalezca aún en medio de las dificultades.
La Iglesia: familia de familias
Al recordar la exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia, el CELAM reconoce que “la Iglesia es familia de familias, constantemente enriquecida por la vida de todas las iglesias domésticas”. Justamente por ello, y con el recuerdo reciente de la 1.ª Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, el CELAM sabe que cuenta con las familias del continente “para responder a los desafíos y a las orientaciones pastorales que han brotado” de este acontecimiento inédito e histórico.
“Contemplar la alegría y el esplendor del amor de Dios presente en el seno del hogar”, a través de la Sagrada Familia, ha de motivar a las familias de continente a “cultivar y poner en práctica la paciencia, la solidaridad, la actitud de servicio, la amabilidad, la protección de los más vulnerables, la comprensión –poniéndose en el lugar del otro–, el darse a los demás con generosidad, alegría y sencillez, y tantos otros valores evangélicos”. “Encomendamos a la Sagrada Familia la vida de las familias de nuestro continente. Imploramos a Jesús, María y José que haga de nuestras familias lugar de comunión y cenáculo de oración, auténticas escuelas del Evangelio y pequeñas Iglesias domésticas”, concluye el mensaje firmado por monseñor Miguel Cabrejos.