“Esto no tiene vuelta atrás”, dijo Mons. Cabrejos, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) sobre las Asambleas Eclesiales. La última rueda de prensa de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe fue momento para hacer un primer balance de lo vivido en esta semana, sabiendo que en los próximos días esos balances, en diferentes ámbitos y de diferentes modos se deben repetir, informa una nota del CELAM.
En la conferencia de prensa han participado cada día en torno de 50 periodistas, Mons. Miguel Cabrejos; Mons. Rogelio Cabrera, presidente del Episcopado Mexicano; la Hna. Liliana Franco, presidenta de la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR); el padre Pedro Brassesco, secretario adjunto del CELAM; y Mauricio López, coordinador del Centro de Redes y Acción Pastoral del CELAM.
Visión profética del Papa Francisco
La primera palabra fue para el presidente del CELAM, que comenzó destacando la visión profética del Papa Francisco al convocar la Asamblea Eclesial, algo en lo que insistió que “esto no tiene vuelta atrás”, dando a entender que las Conferencias Generales del Episcopado pueden ser cosas del pasado. Mons.Cabrejos no dudó en decir que “hemos hecho un ejercicio sinodal”, reconociendo que no ha sido fácil “poner en movimiento un continente durante un año”.
El arzobispo peruano destacó la importancia de la tecnología al servicio de la comunicación y de la comunión. También resaltó que la gran riqueza de esta Asamblea ha sido la gran escucha. Por eso llamó a seguir escuchando al Espíritu de Dios que nos alimenta y nos guía.
Protagonismo del Espíritu
Mons. Rogelio Cabrera, manifestó su alegría por haber sido en México está Asamblea, agradeciendo por ello al Papa Francisco, lo que dijo no ser mérito de los mexicanos y sí de Nuestra Señora de Guadalupe. El presidente del episcopado mexicano reflexionó sobre la tragedia y dificultades de la pandemia del COVID-19, que ha mostrado nuestros límites, provocando dolor, lágrimas y problemas, en el campo de la salud, miseria, violencia. Pero también esperanza, pues ha evidenciado la grandeza del corazón humano y la generosidad del pueblo.
“Si el corazón es limpio, no puede atraparnos nunca la noche intransitable”. Son palabras de Pedro Casaldáliga con las que la presidenta de la CLAR comenzaba una intervención en la que se aferró a la certeza de que el protagonista de este proceso ha sido el Espíritu. En una Asamblea poblada de nombres, de historias, de relatos, de realidades, de heridas y de esperanza. La religiosa hizo ver la necesidad de situarse desde la pertenencia, participación y paciencia, mostrando lo que eso implica.
La hermana Liliana dijo que “los religiosos y las religiosas del continente hacemos un acto de fe de que queremos seguir remando en esta Iglesia sinodalmente”, para lo cual ha dicho ser animados por tres palabras: profetismo, mística y comunión. También insistió en que en esta Asamblea “la acción profética vino en los jóvenes y en las mujeres”.
Una sola asamblea
Mauricio López comenzó haciéndose preguntas sobre cómo fuimos transformados por la experiencia, dónde respondí a Dios y los nuevos caminos que se están abriendo. El coordinador del Centro de Redes y Acción Pastoral del CELAM dice quedarse con la posibilidad de volver a las personas que participaron del proceso de escucha y decirles “llevamos con honradez y con valentía esas palabras vivas y volvemos a ustedes para seguir caminando juntos”. También insistía que una asamblea tan diferente y novedosa ha tenido la sensación de una sola asamblea.
Con el corazón lleno de alegría, de gratitud y también de desafíos ha llegado al final de la Asamblea el padre Pedro Brassesco, un punto de llegada y de partida. El secretario adjunto del CELAM ha hecho una lectura del proceso desde lo vivido en su pequeña parroquia de Ibicuy, en la Conferencia Episcopal Argentina y en esta semana en la comisión de síntesis, que le permitió ver que lo escuchado resonó en la Asamblea Eclesial. Esta Asamblea ha reafirmado la sinodalidad como modo esencial de la Iglesia, recordando que Aparecida nos impulsa a la misión.
Las mujeres no somos objetos para tener
Liliana Franco afirmó que “las mujeres no somos objetos para tener, somos hermanas con las cuales caminar”, citando el nombre de mujeres presentes en la Asamblea, tanto presencial como virtualmente, situó a la mujer en el lugar de la espiritualidad, allí donde se encarna de una manera nueva, creativa, simbólica y actualizada la manera de Jesús. También en las periferias, entre los migrantes, los afrodescendientes, en el lugar de la misericordia y de la transformación, en el lugar de la reflexión teológica, desde nuevas hermenéuticas, y en la línea de la resistencia y del profetismo.
El coordinador del Centro de Redes y Acción Pastoral hizo ver la necesidad del CELAM ser escuela de sinodalidad, aunque sea con limitaciones, preguntándose si la Asamblea fue momento de proyección de nuevos dinamismos sinodales, a lo que respondía que sí. También recordó los rostros periféricos y el modo de acercarse a ellos como CELAM, en lo cual se van dando pasos. Al mismo tiempo habló de novedades explícitas, como el método tradicional latinoamericano, ver, juzgar y actuar, que se ha enriquecido, ampliado con el escuchar, encontrarnos para poder ver, del discernimiento para poder juzgar, y un actuar que no puede ser autónomo o de grupos cerrados, sino sinodal.
Lo aprendido
Ante la pregunta por lo aprendido en la Asamblea, Mons. Cabrejos destacó el espíritu de oración, comunión y fraternidad, y eclesialmente. La Hna. Liliana aprendió y conformó que “la escucha conduce a la conversión”. Mons. Rogelio señaló que todos tienen derecho a hablar y todos tienen el deber de escuchar, viendo el caminar sinodal como un trabajo que a todos nos cuesta, con la comunión como resultado.
El padre Brassesco dijo haber aprendido cuanto necesitamos “el entusiasmo como presencia de Dios en nuestro interior”. Finalmente, Mauricio López habló del momento decisivo que vivimos para transformar la eclesiología conciliar del Pueblo de Dios y que la sinodalidad sin escucha se queda en un concepto hermoso y la escucha sin nuevos caminos se queda retenida.
Los errores
También hubo oportunidad de responder en relación con los errores cometidos. En ese punto, Mauricio López dijo creer haber quedado “con una gran deuda en cuanto al alcance”, pues no se llegó como debería a las periferias y los improbables, quienes tampoco estuvieron presentes en el grupo presencial. En ese punto, Mons. Miguel Cabrejos dijo ver los fallos como motivo para dar gracias a Dios.
Para la Hna. Liliana Franco, los fallos son consecuencia de que “no estamos situados en el lugar de la perfección, sino en el de la vulnerabilidad”. Igualmente llamó a todas las Conferencias Episcopales a asumir que son ellos los encargados de ayudar en esta movilización del espíritu sinodal. También sintió falta de un mayor impacto en las bases, en los movimientos populares, en las parroquias, en los pastores. Finalmente, Pedro Brassesco, desde la comisión de síntesis, reconoció que talvez por un uso del lenguaje muy cuidado no vieron representados todas las instancias y problemáticas recogidas en los grupos.