El sacerdote Gonzalo Martín comparte con los lectores de Exaudi este artículo sobre la figura de santa Catalina de Alejandría, la verdad al encuentro de la fe, cuya fiesta se celebra hoy, 25 de noviembre.
“Dios todopoderoso y eterno, que diste a tu pueblo la virgen y mártir invicta santa Catalina, concédenos, por su intercesión, ser fortalecidos en una fe constante y trabajar sin desmayo por la unidad de la Iglesia”. Así reza la Iglesia en el día de la memoria de Santa Catalina de Alejandría, cada 25 de Noviembre, para pedir por esa fortaleza que cada cristiano debemos tener, a ejemplo de la mártir, para testimoniar a nuestro Salvador.
Todo lo que rodea a esta santa supone una historia que va ensalzando las virtudes de esta joven inteligente y sabia que buscando y defendiendo la verdad, no sólo vivió la fe sino que la testimonio hasta el propio martirio, delante de los poderosos e intelectuales del momento. La tradición nos habla de una joven inteligente y bella, que había nacido en una familia noble de Alejandría. Era gran conocedora de las corrientes filosóficas de aquella época y una buscadora incansable de la verdad, que fue lo que le hizo interesarse por descubrir la fe cristiana, lo que la lleva no sólo a recibir el bautismo sino a consagrar su vida entera en virginidad a Cristo.
No conocemos la veracidad de su historia, pero todos coinciden en que en una fiesta pagana ante el emperador Majencio, se tenían que ofrecer sacrificios a los dioses a lo cual Catalina no sólo no hizo ninguna ofrenda sino que delante de todos se hizo la señal de la Cruz. Así, comenzó su ritual de martirio, ya que seguidamente dirigiéndose al emperador lo reta a conocer a Dios a través de un debate.
El emperador, envía sus sabios los cuales no pueden derrotar a Catalina, que con elocuencia habla de Dios e incluso la que iba a ser convertida al paganismo, es la que convierte a dichos debatientes a la fe cristiana. Esto hace enfadar al mismísimo emperador, crearse muchos enemigos, que ya que no la pueden vencer con la dialéctica, lo intentan con las armas con el beneplácito del emperador, que movido por la ira ordena acabar con su vida.
Su martirio se conoce como el “martirio de la rueda”, ya que fue empotrada en una rueda de pinchos que según pasaba por su cuerpo iban saltando e hiriendo, no a la santa, sino a sus verdugos. Al no conseguir su muerte pasan a decapitarla con la espada cortándole la cabeza. Aunque antes de morir, y en la cárcel no cejó en dar testimonio de la fe incluso convirtiendo a un oficial y muchos soldados.
Sus restos reposan en el monte Sinaí en el monasterio que lleva su mismo nombre. Y es considerada como patrona de filósofos, estudiantes y de las personas con oficios relacionados con las ruedas. Según nos narran algunas “actas” encontradas en referencia a la santa, se dice que desde joven se distinguía por su inteligencia y belleza, y que muchos nobles y ricos pretendían contraer matrimonio con ella, a lo que Catalina respondía a sus familiares: “si quieren que me case búsquenme alguien que me iguale en hermosura y erudición”.
A través de un anacoreta, Catalina tuco un sueño, una visión, donde descubrió quien era el Novio es era superior en todo a ella, y que iba de la mano de la Virgen María, Así la santa, virgen y mártir descubrió que su vida tenía que estar comprometida a Cristo y la única meta que la entusiasmaba y llenaba de paz era vivir para Cristo. Su vida fue un continuo conocimiento de la Verdad, y una vivencia profunda de la fe, demostrando que sólo puede existir un sabio, Creador de todo, quien con su perfecciones está muy por encima de todos esos dioses paganos que intentaban demostrar su existencia a Catalina, pero que ella con su elocuencia, verdad y fe, demostraba que sus razonamientos sobre la religión pagana no se sustentaban. Y uno tras otro los rebatía, convencía y convertía a muchos de sus interlocutores.
En el año 527, el emperador Justiniano construyó un monasterio fortificado para los ermitaños del Sinaí, donde según se dice, fueron trasladadas las presuntas reliquias de la Santa en el siglo VIII o IX. Podemos decir en este día de santa Catalina de Alejandría, que fue esa bella e inteligente mujer que buscó la Verdad que es Cristo y defendió y extendió la fe que ella misma se encontró por el camino hasta entregar su propia vida en martirio.