Rosa Fité, fundadora de Verbideas, ofrece esta recensión sobre el libro Valor humano y cristiano del trabajo. Enseñanzas de S. Juan Pablo II (Eunsa. Pamplona, 2020, 384 páginas) de Domènec Melé, doctor en Teología y en Ingeniería Industrial.
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El autor de este libro, Domènec Melé, doctor en Teología y en Ingeniería Industrial, es fundador y director de la Revisa Temes d’avui y titular de la Cátedra de Ética Empresarial del IESE. Durante los últimos 30 años ha investigado y escrito ampliamente sobre ética empresarial y económica, siendo autor de 15 libros y más de 50 artículos científicos.
En esta ocasión, el profesor Melé retoma el tema de su tesis doctoral relativa al trabajo en Juan Pablo II. Es un tema oportuno ya que los problemas que plantean el trabajo y el desempleo, su impacto en las personas, en la familia y en la sociedad, son de tal magnitud que aun siendo urgentes parece imposible encontrar soluciones. Este libro, sin embargo, va más allá y, siguiendo a este Papa pone de relieve que el trabajo encierra un valor extraordinario.
Se trata de una magnifica síntesis sistemática de enseñanzas de san Juan Pablo II, en dialogo con la doctrina social de la Iglesia anterior a él y con diversas ideologías. Con un lenguaje accesible y un planteamiento que hace interesante su lectura, el libro está estructurado en tres partes.
La primera parte profundiza en la fundamentación y antropología del trabajo. Juan Pablo II, que fue trabajador, recurre a la fe y a la razón. Profundiza en la Revelación de Dios Creador, Dios Redentor y Dios Santificador entroncándolo con la filosofía del ser de corte personalista El trabajo del hombre, dominio sobre la tierra para multiplicar el patrimonio de la familia humana y progresar, es actividad de la persona que lo realizan con su entendimiento, memoria y voluntad. El trabajo es causa eficiente de los frutos que produce, y no lo son ni el capital ni los demás instrumentos de producción.
La segunda parte aborda la dimensión ética del trabajo. Juan Pablo II destacó la primacía del sentido subjetivo del trabajo, es decir, la acción personal, sobre su sentido objetivo, el dominio sobre la tierra. La ética tiene primacía sobre la técnica y el progreso que dejan de ser aliados del hombre si van en su contra. Pide un cambio cultural, dar primacía a la persona, pasar de una civilización material a una civilización de valores espirituales. Insiste repetidamente en superioridad del trabajo sobre los medios de producción y de la persona sobre las leyes económicas. El trabajo, verdadera vocación, es llamada de Dios a construir un mundo mejor, ordenado a los demás y a la familia, que en parte es soberana gracias a él. El trabajo es un bien del hombre y para el hombre que sirve al bien común y se realiza en la sociedad. El papa reclama un sistema socioeconómico al servicio del hombre apuntando a la competencia como motor frente al interés, a la solidaridad y al reconocimiento del valor del trabajo vinculado a la maternidad en la familia. Posiciona la iniciativa emprendedora como expresión de la libertad y la sociabilidad del hombre y sitúa el trabajo como vínculo de unión en la empresa, que es comunidad de personas.
La tercera parte del libro trata la espiritualidad cristiana del trabajo. El trabajo es encuentro de la persona con Dios Creador, Dios Redentor y Dios Santificador. Para con Dios Creador propone la contemplación de la creación, ver en el hombre la imagen de Dios que también trabajó. Resalta que el trabajo es un querer de Dios no afectado en sus elementos esenciales por el castigo del pecado, el cual sigue llamando al hombre y a la mujer a colaborar con Él, a participar en la obra de la creación y a darle gloria. Con Dios Redentor la verdad del Génesis sobre el trabajo encuentra confirmación en Cristo, quien trabajó con sus manos, uniéndose al trabajo de todo hombre y elevándolo a la trascendencia divina. Con el trabajo, se participa de la realeza de Cristo. Por último, el trabajo es vivificado por Dios Santificador, el Espíritu Santo, que une el trabajo de los hombres y mujeres a Cristo dando vida, actuando en él y santificando, con frutos de amor, alegría, paz… El amor, que es el principio de la vida nueva en Cristo, se manifiesta en el trabajo hasta llevarnos a la misericordia.
El libro concluye reclamando la necesidad de revalorizar a las personas y a su trabajo en los umbrales de la Cuarta Revolución Industrial, en la que debe mantenerse la primacía de la persona. En el prólogo de este libre y en esta misma línea, el Dr. José Luis Illanes, profesor emérito de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarro, estima necesario recordar que en nuestros tiempos y pese a todas las tecnologías, el sujeto del trabajo sigue siendo el hombre.
Esta primacía de la persona exige considerar la dimensión ética del trabajo, la cual no destruye valor, sino que lo crea. El libro presenta criterios relevantes para que profesionales, empresarios, políticos, economistas, docentes e investigadores con sentido cristiano o humanista puedan desarrollar fórmulas y acciones que mejoren el crecimiento y desarrollo del potencial creativo de las personas. En estas mismas claves se encuentran los secretos de la innovación, de la aceleración del crecimiento empresarial, de la creación de empleo, de encontrar modelos económicos que contribuyan al bien de todos y cada uno, en definitiva, del progreso.