El Espíritu Santo, a través de su Iglesia, da a los cristianos herramientas para alcanzar el Cielo. Una de ellas es la indulgencia plenaria.
Qué es la indulgencia plenaria
Los antecedentes de la indulgencia plenaria se remontan hasta el siglo III. Pero hoy en día poco tiene que ver con las prácticas realizadas en el cristianismo antiguo. Aunque sus orígenes conservan interés teológico e histórico.
Desde el año 1983 el Código de Derecho Canónico (c. 992) y el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 1471), definen así la indulgencia:
“La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos”.
Significado de la indulgencia plenaria
Cuando un cristiano comete un pecado y se arrepiente, Dios perdona sus pecados, por medio del sacramento de la confesión. Aun así, queda una responsabilidad pendiente por las consecuencias que el pecado haya tenido para la misma persona o para otras, o incluso para la sociedad en general. Esta consecuencia se llama pena temporal y es una deuda que persiste y que hay que pagar ya sea en esta vida o en el Purgatorio.
Se llama indulgencia plenaria porque suprime plenamente esta pena temporal por los pecados cometidos y confesados hasta ese momento.
¿Cuál es la diferencia entre la indulgencia plenaria y la indulgencia parcial?
Se puede reducir la pena temporal mediante la realización de buenas obras, la oración, la aceptación cristiana del sufrimiento y la recepción de la indulgencia, que puede ser parcial o plenaria.
La indulgencia plenaria le ofrece al pecador arrepentido, y confesado, el beneficio de eliminar totalmente la deuda que haya tenido durante su vida en este mundo, hasta ese momento. Esta indulgencia, o perdón, suprime plenamente la pena que se debe pagar por los pecados cometidos, y confesados, hasta ese momento. De no existir la indulgencia plenaria esta pena se pagaría sólo de dos formas. Bien con los sufrimientos y obras buenas de esta vida, o bien con un tiempo en el purgatorio.
Por otro lado, la indulgencia parcial elimina la pena temporal en forma parcial. La obtenemos muy a menudo. Al darnos la bendición; al rezar el Ángelus, el Magníficat; al visitar al Santísimo un rato; al rezar el Credo; al hacer el examen de conciencia o al pedir por los difuntos.
A lo largo del tiempo la Iglesia ha determinado distintas formas para alcanzar la indulgencia plenaria. Hay algunas que se pueden hacer en cualquier momento: media hora de adoración frente al Santísimo, rezar el Via Crucis, rezar el Rosario en familia o en comunidad, leer la Biblia, etc.
¿Diferencia entre la indulgencia plenaria y la absolución del sacramento de la confesión?
Hay que distinguir entre culpa y pena. Cuando pecamos, es decir, cuando obramos mal contra Dios, la Iglesia, contra nosotros mismos y contra los demás, la culpa es nuestra responsabilidad. La pena, en cambio, es la consecuencia que tiene ese pecado. En la Confesión Dios borra la culpa de nuestros pecados, y parte de la pena que deberíamos cumplir tras la muerte. A lo largo de la vida, y dependiendo de nuestros pecados, siempre queda una parte por expiar, esa pena que no se puede borrar con la confesión.
¿Cómo se gana la indulgencia plenaria?
Se puede recibir una indulgencia plenaria al día, y pedirla por tu alma o por un difunto.
– Tener la disposición interior de un desapego total del pecado, incluso venial.
– Recibir el sacramento de la confesión, 20 días antes o 20 veinte días después.
– Comulgar, como demostración de un renovado compromiso con Jesús, y preferentemente en Misa.
– Orar por las intenciones del Papa, rezando con devoción verdadera alguna oración preferentemente en el Credo y el Padrenuestro.
¿Cómo se gana la indulgencia para los difuntos?
La Iglesia también permite a los católicos ganar una indulgencia plenaria para las almas familiares, o seres queridos, que se encuentran en el purgatorio. Puedes ofrecerla por un difunto, siguiendo los siguientes pasos:
– El 2 de noviembre, día de Conmemoración de los fieles difuntos, se visita piadosamente una Iglesia o un oratorio. Durante esta visita se debe rezar el Credo y un Padrenuestro. A mayores, se debe formular la intención de querer evitar cualquier pecado venial o mortal.
– Es necesario confesarse, recibir la Santa Comunión y rezar un Padrenuestro y un Avemaría por las intenciones del Papa.
– Estas condiciones pueden cumplirse unos días antes, o después, de la fiesta de los Difuntos. Pero es conveniente que la Comunión, y la oración por las intenciones del Papa, se realicen el mismo día.
No puedes ofrecer tu indulgencia por alguien que aún vive, aún estando enfermo, pues su tiempo no ha acabado.
Oraciones especiales que señala el Papa
También hay indulgencias plenarias para momentos específicos, como sucedió en el año de la fe, donde se podía visitar una Basílica Papal, y visitar un Baptisterio o el año jubilar de la Misericordia, donde al realizar obras de piedad, misericordia o penitencia se ganaba una indulgencia.
Hoy en día, y durante la pandemia del coronavirus, el Santo Padre anunció el 20 de marzo –del pasado año- tres indulgencias plenarias especiales para las personas infectadas con COVID-19, y para quienes les cuidan, incluidos los familiares y el personal médico, y para todos los que rezan por ellos.
¿Cómo se gana la indulgencia plenaria durante la epidemia del coronavirus?
La Penitenciaría Apostólica también recuerda a los fieles la posibilidad de la absolución colectiva, en este momento de emergencia sanitaria.
– Primera Indulgencia Plenaria
Puede ser obtenida por:
– Los enfermos que sufren la enfermedad del coronavirus
– Las autoridades de salud, o las personas que están en cuarentena, ya sea en los hospitales o en sus propias casas.
– Los trabajadores de la salud, los familiares y todos aquéllos que en cualquier calidad, siguiendo el ejemplo del Buen Samaritano, se exponen al riesgo del contagio, cuidan de los enfermos del Coronavirus, según las palabras del Divino Redentor: “Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos” (Jn 15, 13).
Esta primera indulgencia plenaria puede ser obtenida por los mencionados anteriormente que, con un espíritu desprendido de todo pecado, ofrecen esta prueba en un espíritu de fe en Dios y caridad, hacia sus hermanos y sus hermanas, y con la voluntad de cumplir las condiciones habituales (confesión sacramental, Comunión eucarística y oración por las intenciones del Santo Padre). Esto debe ser lo antes posible. Pueden unirse espiritualmente a la celebración de la Santa Misa a través de los medios de comunicación. También con el rezo del Santo Rosario, el Via Crucis, el Credo, el Padrenuestro y hacer una invocación piadosa a la Santísima Virgen María.
– Segunda indulgencia plenaria
Una segunda indulgencia plenaria está disponible, para todos los fieles, durante la pandemia actual y bajo las mismas condiciones. Es decir, con la voluntad de querer obtener una absolución sacramental, recibir la Sagrada Comunión y rezar por las intenciones del Santo Padre, tan pronto como sea posible.
Esta segunda indulgencia plenaria se puede obtener por:
– Los que piden a Dios Todopoderoso por el fin de la pandemia, el alivio para los que están afligidos y la salvación eterna, para los que el Señor ha llamado a su presencia.
– Ofrecen una visita al Santísimo Sacramento
– Asisten a la Adoración Eucarística
– Leen las Sagradas Escrituras, durante al menos media hora
– Rezan el Santo Rosario, hacen el ejercicio piadoso del Via Crucis o recitan la Coronilla de la Divina Misericordia
– Tercera Indulgencia Plenaria
Una tercera indulgencia plenaria está disponible para los fieles al borde de la muerte. Los fieles moribundos pueden recibir la indulgencia si están debidamente dispuestos. Es decir, deben tener un espíritu desprendido de todo pecado. En este caso la Iglesia suple las tres condiciones habituales requeridas: la Confesión, la Santa Comunión y el rezo por las intenciones del Santo Padre. Se recomienda el uso del crucifijo, o de la cruz, para alcanzar esta indulgencia.
Como vemos es fácil alcanzar la indulgencia plenaria, y ésta es la llave del Cielo. Ponte en marcha y busca conseguir la tuya cuanto antes.