¡Ese no es mi problema!
Transformando la indiferencia en acción: El poder de la caridad y la misericordia en nuestra vida diaria

De un tiempo a esta parte es más frecuente escuchar, en diferentes ámbitos de nuestra sociedad y quehacer diario, la expresión: ¡Ese no es mi problema!
Esta expresión denota apatía y más aún indiferencia, en el extremo opuesto, está la caridad.
Caridad, proviene del latín caritas, que significa «amor», «afecto» o «compasión». Si bien, está asociada a una virtud teologal, que se expresa a través del amor desinteresado a los demás, también es una actitud solidaria con el sufrimiento ajeno, que se pone en acción cuando actuamos con altruismo, desinterés y sobre todo con misericordia.
A propósito de esto, una definición de la religión católica simple pero muy potente de misericordia, es el trato compasivo que se da a una persona más allá de sus méritos.
En ese sentido, te imaginas cuanto bien haríamos, si nuestra actitud en todas nuestras interacciones y en cualquier faceta de nuestra vida personal, escolar, laboral, amical, etc. fuera partiendo de una mirada amorosa, compasiva, misericordiosa. Me atrevo a decir inclusive que esa debería ser la actitud adecuada y no la políticamente correcta.
Ahora que todos sin excepción desde pequeños queremos ser líderes en el ámbito que nos desempeñamos, los invito a poner en práctica la virtud de la caridad.
- Si en nuestra casa, hace falta comunicación, poner los medios para que todos los miembros expresemos nuestra opinión y lleguemos a tener reglas claras.
- Si en el colegio veo un acto de bullying a un compañero, debo intervenir.
- Si entre amigos existe una desavenencia, debo intervenir.
- Si en la calle, soy testigo de una falta de urbanidad, debo intervenir.
- Si en la oficina presencio un acto injusto o deshonesto, debo intervenir.
- Si quiero que nuestro país cambie, debemos participar activamente desde nuestro quehacer para que esto se logre.
Los Invito a cada uno de ustedes a reconocer que tenemos “una posición de privilegio plasmada en el nivel educativo, el trabajo, la vivienda, el acceso a la salud, etc.”
Por tanto, creo que nos corresponde ser agentes de cambio, en serio y de verdad, desde el lugar que ocupamos en nuestra sociedad, No nos conformemos con decir: “Yo pago mis impuestos, el resto es responsabilidad de otros”.
Algunas frases que nos caen como anillo al dedo, para reflexionar, sobre este tema.
- La fe y la esperanza son dos buenas amigas, pero mayor que ellas es la caridad. San Agustín de Hipona.
- No hay bien alguno que nos deleite si no lo compartimos. Séneca.
Tomemos conciencia del bien que hacemos, desplegando la virtud de la caridad y que se plasme en acciones de misericordia, en el sentido más amplio de la palabra, no solo desde el asistencialismo o entrega de una limosna.
Rememos contra corriente, hagamos que la expresión del título cambie y sea ¡Ese, si es mi problema y voy a poner todos los medios a mi alcance, para ser parte de la solución!
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