La palabra “virtud” proviene del latín virtus, que significa  “poder”, “potencialidad”, “coraje”.  Para Sócrates, filósofo griego del Siglo V a.C, la virtud es un tipo de conocimiento práctico, y se va adquiriendo o afinando en la reflexión constante sobre nuestras acciones y decisiones.

Debo mencionar, que en Google encontré una definición simple pero potente, desde mi punto de vista. Virtud es la cualidad de hacer lo correcto y evitar lo incorrecto.

Ahora, imagínate que existe “el genio de la lámpara de Aladino” y está dispuesto a concederte un deseo. Sabes que responderías, si te preguntara: ¿Qué virtud, te gustaría cultivar?

Desde mi punto de vista, un buen líder, en cualquier faceta de su vida es humilde. Así, que paso a responder la pregunta del título del presente artículo en primera persona, le pediría al genio de la botella o lámpara: “Ayúdame a cultivar la humildad, para erradicar así la soberbia en mi vida personal y laboral.

• El creer que siempre tengo la razón.
• Ese tufillo, que se me cuela muchas veces de creerme superior.
• El no saber escuchar un consejo o una corrección buena y sincera.
• El cultivar más mi autoconocimiento y vida interior.
• El ser ejemplo de laboriosidad y dejar de procrastinar.

Como habrán notado, esta vez no he compartido una historia, sea esta en el ámbito personal, familiar, laboral o social. Ahora he compartido conclusiones reales a partir de la virtud que necesito seguir cultivando.

Al respecto, estamos en fechas FIFA para las eliminatorias del Mundial 2026 y los equipos están en la recta final jugándose el objetivo de llegar a este acontecimiento. Y en tu caso ¿qué te estás jugando? Eso solo lo sabes tú. No esperes más y ponte manos a la obra y a trabajar duro en eso, recuerda.

• ¿Quieres ser líder?, se humilde.
• ¿Quieres ser un buen líder?, se más humilde.
• ¿Quieres ser un super líder y trascender?, se muy humilde.

(Parafraseo de una frase de San Agustín de Hipona)

Así que sigamos remando contra corriente. Como dice la arenga de los amigos argentinos: ¡Vamos! y como decimos los peruanos: ¡Si se puede!