Con la vida humana 2025
Un compromiso con la vida: testimonios, desafíos y esperanza en la defensa de los más vulnerables

Hace unos días se ha celebrado en Madrid un nuevo Congreso Nacional Provida organizado por la Federación de Asociaciones Pro Vida y la Universidad San Pablo CEU con el lema «Desde las entrañas», para reflexionar sobre la defensa de la vida humana y compartir algunos testimonios.
Este Congreso ha destacado la importancia de la información y apoyo a las mujeres embarazadas así como la protección de la vida desde su concepción. Entre los testimonios el de María Ángeles, madre de cinco hijos vivos y dos fallecidos, perdidos antes de nacer. Estaba en la sala un hijo de 13 años que no habría nacido de haber seguido el consejo de un ginecólogo abortista.
También ha reivindicado el derecho de la mujer a estar informada y a tomar decisiones sin presiones. «Las consecuencias de un aborto son muy graves y te acompañan el resto de la vida», afirmó, señalando que no solo afecta a la madre y al hijo, sino a toda la sociedad.
El Congreso, con múltiples ponencias y testimonios, subrayó la importancia del acompañamiento a las mujeres embarazadas y la necesidad de promover una cultura de la vida basada en el apoyo, la información y la esperanza.
Moisés
Vine de lejos la defensa de la vida humana ante la presión de algunos poderosos. Cuenta el libro del Éxodo la opresión que sufrían los descendientes de Jacob en Egipto. Vivían en régimen de esclavitud con trabajos crueles que les amargaban la vida. Para evitar el crecimiento de los hebreos comisionaron a las parteras hebreas para que, si nacía niño lo mataran, y su fuera niña la dejaran con vida. Pero esas comadronas temían a Dios y no cumplieron las órdenes manifestando que las mujeres hebreas son más robustas que las egipcias y cuando ellas llegan ya han dado a luz. Añade el libro que «Dios premió a las comadronas y el pueblo crecía y se hacía muy fuerte. Y las comadronas como temían a Dios, también les dio familia».
Parece que el faraón prescindió de aquellas mujeres y ordenó a todo su pueblo que cuando naciera un varón hebreo lo echaran al Nilo. La historia es conocida en su desarrollo posterior pues una mujer hebrea dio a luz un varón, y lo tuvo escondido tres meses; así cuando ya no podía ocultarlo por más tiempo ideó el modo de salvarlo: lo depositó en una cesta bien preparada para flotar sobre el Nilo bajo la atenta mirada de su hija mayor. Así cuando la hija del faraón bajó a bañarse con sus sirvientas vio la cesta retenida entre los juncos y pidió que se la trajeran: quedó admirada de la criatura, decidiendo adoptar al bebé como hijo suyo. La hermana del niño que seguía atenta a la corriente presenció el suceso y se ofreció a darlo a una mujer para amamantarlo. Cuando creció este niño se lo llevó a la hija del faraón, que lo adoptó y lo llamó «Moisés», en lengua nativa, puesto que había sido sacado de las aguas. Un suceso que tiene reflejo hoy día en las madres y familias de acogida, porque todo está ya inventado y siempre es posible revivirlo a base de generosidad.
Destaca el libro sagrado que aquellas parteras hebreas tenían temor de Dios y la madre ingenio para salvar a su pequeño. Como es bien sabido Moisés creció en el ambiente de palacio, con la formación adecuada, y más tarde y en medio de sufrimientos fue elegido para liderar la marcha del pueblo hebreo saliendo de la opresión en Egipto, caminando con la protección de Dios entre penalidades hacia la tierra prometida, con tantos avatares que relata este libro del Éxodo.
Muchas familias recordarán que hace años, ante un próximo nacimiento, la cuna o el nido se denominaba popularmente como el «moisés».
Impulsando las familias de acogida
También se habló en este Congreso del apoyo a las familias de acogida, como relataba Mariló Alfonso, una mujer de 50 años, madre de dos hijos y comprometida con el acogimiento familiar. «No somos una familia convencional, sino una familia de acogida», explicó al inicio de su intervención, resaltando la diferencia fundamental entre acogimiento y adopción. «El acogimiento es temporal, ofrecemos a los menores un hogar y una familia mientras se resuelve su situación», señaló, mientras que la adopción implica una integración definitiva en la familia.
El Congreso impulsado por la Asociación Nacional de Propagandistas, ha señalado que en España, más de 17.000 menores no pueden vivir con sus padres y residen en centros de acogida. Muchos de ellos, explicó Mariló, podrían estar en hogares si más familias conocieran y apostaran por esta opción. «Cuando nos casamos, yo tenía claro que quería ayudar a niños que no tuvieran padres o que no pudieran vivir con ellos», recordó.
Y otra mujer, Clara, manifestó que el mundo de la acogida sigue siendo un gran desconocido y que su proceso de implicación ha sido muy costoso. Decía que a lo largo de los años, once niños han pasado por su casa, la mayoría de ellos bebés con síndrome de abstinencia, es decir, recién nacidos de madres con adicciones, que llegan con problemas de salud. Y como la anterior ponente, Mariló y su familia, siguen apostando por esta labor. «No es fácil, pero el amor que damos y recibimos compensa todo», aseguró.
El episodio del Éxodo muestra que las mujeres son las mejores defensoras de la vida, que el corazón rechaza la muerte de los inocentes, y que la razón prudente encuentra el modo de superar las leyes injustas contra la vida, a cargo de los enemigos de la libertad.
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