Todos en algún momento de nuestra vida ejercemos de manera accidental, temporal o permanente un papel de liderazgo. No se sorprenderán si les comento que al colocar esta palabra en el buscador de internet aparecen más de 144 millones de link asociados al mismo.
Por ello, hoy el liderazgo se le conoce como una capacidad o habilidad “soft” y lo buscan todas las instituciones de nuestra sociedad (familia, empresas públicas o privadas, estados, etc.).
En ese sentido, todos sabemos que el liderazgo es ejercido por una persona que debe inspirar, motivar e influir (entre otros verbos de acción) en el comportamiento de otras personas.
En relación a ello, hace casi cuatro años, el papá de mi esposa falleció producto de una larga enfermedad. Ya estando postrado en cama, la última vez que conversé con el (exactamente cuatro días antes de su partida) me dijo unas palabras sencillas pero que siempre resuenan en mi cabeza: «Hugo, recuerda, tú eres el capitán de este barco y lo debes llevar a buen puerto»
Al respecto, deseo recordar el adagio popular que nos indica que a nadie se le enseña a ser padre.
A raíz de lo comentado en las líneas anteriores, les comparto las etapas por las que he pasado como capitán para con mis hijas, con hierros, errores y batallas ganadas:
- Me seguían por miedo: Miedo a la represalia o al castigo no físico obviamente.
- Me seguían por interés: Les resolvía los diferentes problemas que afrontaban.
- Me seguían por respeto: Es mayor, por algo nos dice o aconseja.
- Me siguen por amor: Ha sido un proceso largo. Es más aún seguimos en él, tanto ellas como yo hemos aprendido a dar sin esperar nada a cambio, a estar en las malas, regulares y las buenas cosas que la vida nos va regalando.
Esto que he compartido de mi plano personal y familiar, quisiera les sirva de reflexión a ustedes, para que se pregunten:
¿En mi caso particular, en mi casa, en la oficina, en el club, en la institución donde estoy, por qué me siguen realmente las personas?
Y luego de haberlo meditado profundamente tomen acción y pongan manos a la obra. Les aseguro que se puede dar vuelta a la situación particular en las que nos encontremos. Esto con buena actitud, preparación y ayuda de libros y personas expertas.
Por que el fin es seguir o que te sigan por amor, no importa el campo, en el cual desempeñas tu liderazgo.
Finalmente, les comparto dos frases diferentes, pero convergentes:
- All you need is love (The Beatles 1967)
- Para ser santo, se necesita una sola cosa, Quererlo (San Tomás de Aquino, Siglo XII)
Querido lector, te invito a buscar y querer conscientemente que tus acciones de liderazgo reflejen amor. Te aseguro que nuestro mundo cambiará para bien.
¿Qué dices, estás listo para seguir remando contra corriente?